Todos los países de América tienen un escudo que los identifica, es considerado uno de los emblemas nacionales más importantes y de más uso para cualquier nación. En este tema, Puerto Rico no tiene competencia alguna. Nuestro país tiene el escudo más antiguo en continuo uso en todo el hemisferio, desde Canadá hasta Argentina. Es el único en uso oficial desde la época de la conquista española hasta el sol de hoy.

Su historia se remonta al 8 de noviembre de 1511, cuando el rey Fernando “el Católico” de España y su hija, la princesa Juana le otorgaron a la Isla un escudo de armas, después de reconocer “los buenos y leales servicios de los vecinos y moradores de la Isla”. Con muy pocas alteraciones, éste es el emblema con el que se identificó al país por muchos siglos.

Este escudo está lleno de simbolismos: flechas, torres, yugo, coronas e iniciales; pero se destacan dos elementos principales: una cinta con una inscripción en latín que se traduce a: “Juan es su nombre”, en relación con el nombre original con el que los españoles identificaron al país: San Juan, y un cordero acostado sobre una Biblia. Este cordero no tiene otro simbolismo que uno de profundo origen cristiano, el cordero en la Biblia representa a Cristo. Uno de los pocos países (sino el único) que en su escudo tiene como símbolo principal a Jesucristo es Puerto Rico.

El cambio de soberanía entre España y EE.UU. en 1898 hizo eso mismo, cambiar muchas cosas. Pocos puertorriqueños conocen o recuerdan que el Gobierno de EE.UU. en Puerto Rico eliminó el antiguo escudo del cordero. Esto se debió a que querían cambiarlo para crear uno que reflejara la nueva realidad sobre la situación política del país, o sea, la presencia norteamericana en nuestra isla.

Para tales efectos se formó un grupo presidido por el gobernador estadounidense de turno William H. Hunt. Sin prestar atención a las múltiples críticas y opositores, el 1 de marzo de 1902 se aprobó y se oficializó el nuevo escudo de armas que sustituía al más antiguo de todas las Américas. El diseño de este “nuevo” emblema estuvo a cargo de la prestigiosa joyería Tiffany de la ciudad de Nueva York.

Inmediatamente el pueblo lo bautizó como el “escudo intruso”, por haber sido impuesto y por entenderse que era una forma exagerada de glorificar la presencia norteamericana en Puerto Rico. Durante los tres años que duró el escudo intruso como sello oficial, el pueblo no se detuvo en su reclamo por la reinstalación del escudo antiguo. El malestar general llegó a todos los niveles, tanto así que el aguadillano José de Diego, “el Caballero de la Raza”, lo llamó públicamente “disparate artístico”.

El natimuerto escudo no duró de forma oficial ni tres años. El 9 de marzo de 1905, otro gobernador estadounidense de turno, Regis H. Post, firmó el documento que oficializaba nuevamente el escudo de armas antiguo del cordero.

En el año 2011, el antiguo escudo del país cumplirá sus primeros 500 años. A los boricuas nos llena, nos gusta y nos luce que nuestra patria sea reconocida en el mundo entero como la “Isla del Cordero”. Los puertorriqueños somos un pueblo privilegiado y Puerto Rico es una tierra bendecida por Dios.