Para la próxima década, “no va a haber recursos”, predijo la demógrafa y excatedrática del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (RUM), Judith Rodríguez Figueroa.

Y es que ya la crisis tocó tierra. El silencio y presunto desinterés en atender la baja natalidad en Puerto Rico ha sido el propulsor de ella, fortalecida de manera latente por la evolución humana a destiempo con las creaciones de políticas públicas, alertaron todos los expertos que conversaron con Primera Hora sobre el tema.

“Este problema no lo vemos de ahora. Llevamos más de 20 años diciendo que la tasa de puertorriqueños va a disminuir, va a disminuir, va a disminuir, pero ¿hasta cuándo vamos a trabajarlo? ¿Cuándo el gobierno, de veras, va a hacer política pública para darse cuenta que esto es un problema grande que tenemos en este momento?”, apostilló Félix Ramos, el sociólogo, doctor y profesor en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR).

El descenso vertiginoso de la cantidad de nacimientos en Puerto Rico que, en contraste con el número de decesos que año tras año aumenta, continuaría minimizando excesivamente la población local y serviría de estiércol para una población futura incapaz de mantener un desarrollo social y económico establece.

“Literalmente, no es una reducción. Es un colapso, un desplome total en la cantidad de nacimientos. El declive de la población por los próximos, por lo menos, 30, 40 años es irreversible. Lo que puede variar es cuán grande va a ser ese declive. Por otro lado, esto tiene implicaciones económicas bien grandes, porque, por ejemplo, un aumento tan grande de envejecientes normalmente puede tener consecuencias económicas negativas”, puntualizó Hernando Mattei, demógrafo y catedrático de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

Esta realidad ya ha llegado a los oídos de los funcionarios del Gobierno, específicamente al Primer Ejecutivo Pedro Pierluisi. El 30 de marzo, el Buró del Censo de Estados Unidos publicó los datos más recientes de los Estimados Anuales Poblacionales para los municipios puertorriqueños, los cuales revelaron que en el 99% de los municipios se estimó un decrecimiento poblacional. Incluido en esto, se demostró la baja de natalidad, asunto que Pierluisi confesó ser el dato que “más resalta”.

Sin embargo, la reacción inmediata de Pierluisi fue, simplemente, que los jóvenes “se motiven” a tener hijos, pero cuando se le cuestionó si haría campañas para promover esto, solamente dijo que es algo que “se puede hacer y se deben hacer y yo lo debo verbalizar cada vez que tenga la oportunidad de hacerlo”, mientras celebró que personas mayores de 60 años “quieren trabajar”, aunque sea a tiempo parcial.

“Mano, esto es una cuestión de motivar a las parejas, la gente joven de que no pierdan confianza en el futuro, de que sí, es positivo en Puerto Rico aumentar nuestra población”, comentó a los medios de comunicación.

De otra parte, el secretario de Salud, Carlos Mellado López, no tan solo aceptó la realidad, sino que confesó estar en una disyuntiva, pues confesó no saber qué proponer para atajar el problema.

“El índice de natalidad está bajando, pero no sé qué decir, es algo complicado”, admitió. “Es duro, tenemos que trabajar y ciertamente el Departamento de Salud, como parte de su promoción y prevención de la salud, promovemos el embarazo, promovemos la lactancia y promovemos todo lo que es salud dentro de un embarazo saludable”, agregó.

Más, no basta con decirle a las mujeres y personas gestantes que tengan hijos, sino actualizar la política pública atemperada a la evolución de pensamiento, considerando el progreso y cambios en visión de mundo que viven las sociedades modernas. Los cambios a la política pública, también, tienen que garantizarles a los puertorriqueños una vida digna, con suficientes recursos y trabajos con salarios suficientes para subsistir, entre otros elementos más, reincidieron los expertos.

“La arquitectura tiene que cambiar, la construcción tiene que cambiar, la educación superior, media (y) primaria tiene que cambiar e irse mucho más por la calidad que la cantidad, por ejemplo. Inclusive, el propio urbanismo de los pueblos en todo Puerto Rico tiene que cambiar. Es una revolución lo que estamos viviendo. Es una revolución que tiene que ser atendida. Tenemos que enfrentar este problema. No podemos seguir como el avestruz”, recalcó Luis Pericchi, doctor en estadísticas, matemático de la UPR.

Los catedráticos concurrieron que el modelo de desarrollo económico y las políticas públicas se tienen que adaptar a nuestra realidad, por lo que los legisladores y quienes tienen la plataforma para hacer los cambios deben otorgarle más seriedad.

“En realidad, el gobierno (tiene que tomar) consciencia de la problemática que tenemos. Mientras ellos no lo vean como una problemática social, no van a hacer nada. No debemos esperar al 2030 para que el Censo nos diga cuánto vamos a disminuir”, consideró Ramos.

Empero, estos cambios no se pueden hacer a ciegas, afirmó Pericchi, quien repitió que es imprescindible estudiar la sociedad, en particular la juventud y a las mujeres en edad reproductiva con respecto a la maternidad, para conocer sus idiosincrasias, quien ya tiene una visión de mundo única, sobre todo tras sobrevivir las recientes emergencias y enfrentar las innovaciones constantes tecnológicas.

“Cuando tú no haces esa pregunta, tú puedes hacer especulaciones, pero no tiene ninguna base nula para decir qué es lo que está ocurriendo. Lo que está ocurriendo es que ha habido un desinterés del Estado en estudiar esta situación y eso tiene que ser cambiado rápidamente. Hay que ir a una encuesta sobre estas actitudes y tratar de incidir en, precisamente, en los constructos culturales y económicos que están afectando esto”, instó.

“Hay una cantidad de aspectos que hay que realizar. Por ejemplo, en el regreso de la mujer al mercado del trabajo, ¿cómo estamos ayudando para que esa mujer, aun así, pueda tener sus hijos (estando) en el mercado de trabajo, etcétera? ¿Cómo está ayudando el Estado, cómo está ayudando la empresa privada, cómo está ayudando en que eso no se deduzca aún más? ¿Qué escenarios hay con respecto a posible inmigración ordenada cuando vemos que en Puerto Rico están faltando trabajadores prácticamente en todos los sectores? En todos los sectores y en todo nivel educativo faltan trabajadores. ¿Y qué se está haciendo con respecto a eso? Esa es la gran angustia que estamos sintiendo. ¿Qué se está haciendo para tratar de contrarrestar esta situación?”, cuestionó.

Resaltaron, además, que se deben crear políticas públicas que motiven a las personas, tanto hombres como mujeres, a procrear. Uno de los primeros pasos debería ser actualizar las licencias de paternidad y maternidad atemperadas a la realidad social que vivimos.

Actualmente, los padres que son empleados públicos se les otorga 15 días laborales con paga y a las madres dos meses. Se les otorgaría más tiempo, pero es sin paga.

No obstante, la evolución del comportamiento humano y los roles de género no se rigen de la misma manera que hace 60 años. Por lo tanto, las licencias de maternidad y paternidad deben ser equitativas, favoreciendo tanto al padre como a la madre para que ambos tengan la oportunidad de solicitar el tiempo que necesiten, con paga, para estar con el recién nacido y que la transición al regresar al campo laboral sea más cómoda. Tampoco se debe limitar al estatus marital de los padres o si la pareja cohabita, como lo exige la licencia de paternidad.

“¿Quién, en este momento- con la economía como está- va a poder irse sin ningún beneficio, sabiendo que la economía también es uno de los problemas mayores? No tenemos el incentivo para mover esto de alguna manera, buscar la forma de aumentar en que los jóvenes quieran tener hijos, igual en otros países hasta le pagan para tener hijos, de alguna manera”, indicó Ramos al reiterar que la equidad entre los géneros también se debe reflejarse en estas enmiendas, para que tanto los padres y madres sean incentivados para procrear.

Otra recomendación que lanzaron los expertos es que Puerto Rico debe invitar a las personas a formar familias, con comunidades y escuelas seguras, entre otros elementos. Esto, según Rodríguez Figueroa, empieza con proteger los recursos naturales de la Isla e invertir correctamente los fondos federales que llegan.

“Que se viva, que la gente pueda vivir de una manera tranquila, en paz. Esto sería un paraíso si lograríamos tener todo eso. Se hubiese podido con todo el dinero que se recibe. La gente estaría más a gusto”, insistió.

“No hay ningún compromiso con el pueblo. Ellos (los políticos solo) hablan. (No hacen) algo concreto. Y entonces, ¿dónde se va el dinero? En propuestas, en eso, (pero) ¿qué produce? ¿Dónde están los trabajos? Lo importante debe ser la gente, la población, que para eso existen los gobierno, pero ellos andan por un lado y el pueblo tiene unas necesidades por otro lado”, estimó al recordar que, de no haber algún interés gubernamental, en el futuro “no va a haber recursos”.

“Es catastrófico”

Tal como expuso el doctor Mattei, revertir la cantidad poblacional es prácticamente imposible, por lo que las próximas décadas significarán cambios inevitables en todos los sectores, tanto gubernamentales, de salud y la empresa privada.

Aunque Pierluisi se aferró al presunto deseo de personas de mayor edad deseosos de trabajar a tiempo parcial, el futuro no contará con un banco de talento joven disponible para atender un envejecimiento colectivo que no dará tregua. Por lo tanto, cada sector, por más diverso que sea, indudablemente será trastocado. Simultáneamente, las necesidades de una población continuamente envejeciente pasarán desatendidas.

“Estamos hablando de una transformación en las implicaciones sociales y económicas. Esto va a ser un Puerto Rico totalmente distinto al Puerto Rico que estamos acostumbrado. Ahora lo que hay que pensar es en el ‘downsizing’ de muchas instituciones, de muchos sectores. No podemos hacer más de lo mismo, tratar de hacer lo que hacíamos en el pasado. Es un escenario totalmente distinto”, señaló Mattei.

De acuerdo a las estadísticas provistas a este diario por el demógrafo Norberto Santana Náter de la División de Calidad y Estadísticas Vitales del Registro Demográfico del Departamento de Salud, la cantidad de nacimientos que, hasta ahora- pues todos los números correspondientes al año pasado aún son preliminares y están sujetos a cambio-, se han atribuido al 2022 suman a 18,672. En tan solo ocho años, esta cifra reflejó una reducción de 12,573 nacimientos, pues en el 2015 se registraron 31,245.

“Esto es algo, realmente, que es catastrófico (que) en menos de 10 años la reducción de los nacimientos sea mayor a la mitad. Es que es brutal lo que ha ocurrido. A menos que se haga algo realmente radical estas tasas van a seguir siendo sumamente bajas durante un larguísimo periodo”, comentó Pericchi.

“El bajón es extraordinario”, convino Rodríguez Figueroa.

El fenómeno no se limita a una sola región o pueblo, sino se refleja a través de todos los 78 municipios, desde los más urbanos y poblados hasta los más desolados y rurales. Máxime, es un asunto global que se “ha adelantado en Puerto Rico”, afirmó Rodríguez Figueroa.

“Lo de (la baja en) las natalidades es un fenómeno (mundial). Lo que pasa es que, en el caso de nosotros, se nos adelantó. Puerto Rico es un país que no es desarrollado, pero su comportamiento en términos de la natalidad (sí y) entonces está afectada por el movimiento migratorio, porque se nos fue gente joven”, acotó la experta.

En San Juan- capital y municipio con la mayor cantidad de nacimientos atribuidos según la residencia de la madre del infante- es evidente el declive de nacimientos, pues la reducción fue de 1,319 nacimientos entre el 2015 (3,339 nacimientos registrados) y el 2022 (2,020 registrados).

Asimismo, esta realidad mantuvo a la isla municipio de Culebra y a Maricao, respectivamente, como los pueblos con la menor cantidad de nacimientos atribuidos por ocho años consecutivos. Mattei pronosticó que la baja de nacimientos en estos municipios ocasionaría “otras implicaciones”, por cuanto la mediana de edad aumentaría en estos pueblos, creando una población más vieja en general.

En el caso de Culebra, se le atribuyeron 17 nacimientos en el 2015, mientras que en el 2022 se le adjudicaron 10.

“(Para) los jóvenes hoy en día en Culebra, (tener hijos) no es prioridad. Tú los ves trabajando, estudiando y no es como el tiempo de mis padres, que había cinco, tres muchachos por familia y hasta nueve. (También se suma) la problemática de que no hay residencias para tú tener tu familia, para crear una familia Claro que me preocupa, porque ¿entonces qué va a pasar con Culebra si no tenemos sucesores?”, reaccionó el alcalde culebrense Edilberto Romero Llovet.

En Maricao, el segundo municipio con la menor cantidad de nacimientos atribuidos desde el 2015, un total de 45 madres reportaron que su dirección residencial ubicaba en ese pueblo. Ya para el 2022, este número cambió a 33 nacimientos, una reducción de 12.

“Nos preocupa, obviamente, porque Maricao- siendo un pueblo cuya población era (de edad) promedio-, está sobre los 75 años o más- o sea es una población longeva. Es necesario que haya nacimientos. Ahora, hay que ver cuáles son las razones o factores que han contribuido que no haya los nacimientos esperados en la última década”, expresó el alcalde Wilfredo Ruiz, quien confesó que los jóvenes abandonan el municipio en búsqueda de educación y empleos “ante la escasez de ofertas de trabajo” en los limítrofes del ayuntamiento.

Cabe destacar que las regiones con el mayor decrecimiento incluyeron las únicas dos subregiones de Salud: la de Fajardo (que incluye a Ceiba, Culebra, Fajardo, Luquillo, Río Grande y Vieques) y Aguadilla (Aguadilla, Aguada, Aguadilla, Isabela, Moca y San Sebastián), destacó Rodríguez Figueroa.

“Todas, todas las regiones registraron una reducción en la cantidad de nacimientos vivos. Sin embargo, se (destacan)…las dos subregiones (de Fajardo y Aguadilla) como las que tienen el porciento mayor de reducción de nacimientos. En la de Aguadilla, fue de un 84.1%. Negativo. O sea, una reducción negativa. La de Fajardo, un 79%. Negativo. Todas son negativas”, explicó.

A estas dos subregiones le prosigue la región de Bayamón con una reducción de 72%; Ponce con 45%; y Arecibo con 44%. Luego, le sigue Caguas con una reducción de 38% y Mayagüez con un 27%.

“Estamos hablando que es algo que se distribuye, más o menos, de una manera negativa (en) todas las regiones”, dijo Rodríguez Figueroa.

Entre los tres países del mundo con la menor tasa de fecundidad

El envejecimiento de la población va de la mano con la baja en la tasa de fecundidad o fertilidad, que se refiere a la cantidad de hijos por mujer. A nivel mundial, la tasa de fecundidad para el 2020 era 2.3, el porcentaje más bajo desde el 1960, cuando el promedio era 4.7, reportó el Banco Mundial.

Específicamente en Puerto Rico, este porcentaje era de 0.9 en el 2020, por lo que la tasa de fecundidad en Puerto Rico se ubicó entre las tres más bajas del mundo, superada solamente por Corea del Sur, que registró un porcentaje de 0.8. Además de la Isla, la tasa de fertilidad de Hong Kong también es de 0.9.

“Es un descenso estrepitoso a nivel de crisis. Estos son niveles que son literalmente a nivel de crisis. Muchos países que tienen tasas de fecundidad por encima de Puerto Rico, 1.4, 1.5, entienden que es una situación de crisis. Puerto Rico está en una tasa que es impresionantemente baja. Sencillamente, no se le está haciendo caso. La gente mira para el lado y esto tiene unas consecuencias bien grandes”, reiteró Mattei.

“La baja extraordinaria de la natalidad en un periodo tan corto de tiempo ha afectado la estructura de edad. Ya tenemos menos gente joven. Por lo tanto, vamos a tener menos mujeres que van a tener la potencial de procrear, que entren a ser parte de esa edad de posible procreación, que es la de 15 a 44 años, más o menos. Cada vez más vamos a tener menos, menos, menos”, avisó Rodríguez Figueroa.

“Esto tiene otras consecuencias, porque estamos en una espera negativa que, al ver esta reducción tan grande en el número de nacimientos, también está viendo una reducción en el número de mujeres en edad reproductiva. Eso quiere decir que, aunque el promedio de hijos por mujer aumente, al haber menos mujeres en edades reproductivas, el total de nacimientos puede seguir reduciendo. O sea, esto es un espiral que se va retroalimentando, unas fuerzas negativas bien grandes. Es muy difícil de revertir”, continuó al mencionar que una de las consecuencias inmediatas se manifiesta en las escuelas.

Menos nacimientos, más muertes

Pese a que, por años, se ha achacado el problema de merma poblacional mayor o únicamente al éxodo de boricuas, esto es solamente una de las causas que ha contribuido a esta problemática.

Así como lo detalló Rodríguez Figueroa, una población en crecimiento está determinado por dos factores: que la cantidad de personas que lleguen a residir y establecerse en un país supere las que inmigren y, también, que exista un crecimiento natural positivo de la población. Es decir, que nazcan más personas que las que fallezcan.

No obstante, el 2015 fue el último año en que los nacimientos superaron las defunciones, pues en ese año fallecieron 28,424 personas y nacieron 31,245. Ya para el 2022, murieron 35,384 mientras que nacieron 18,672, totalizando una suma negativa en el crecimiento natural de 16,712 personas.

El Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, a través del State Data Center de Puerto Rico (SDC-PR), reportó que, desde el 1888, el mayor crecimiento natural se vivió en el 1947, dos años después de que finalizara la Segunda Guerra Mundial. En el 1947, el incremento natural de la población sumó a 66,085, con el nacimiento de 91,496 infantes ante 25,411 fallecimientos. El año con el menor incremento natural fue el 2020, año que coincidió con la pandemia del COVID-19 que provocó miles de muertes y paralizó actividades sociales y económicas. El decrecimiento natural fue de negativo 13,258, porque nacieron 19,050 bebés y murieron 32,308 personas.

“Hay más decesos que nacimientos. Por lo tanto, la población está disminuyendo, aparte del efecto que tiene la migración. Esto a lo que lleva es a un rápido envejecimiento de la población. Lo que tenemos hoy día en Puerto Rico es que la población total está envejeciendo, pero la población de 65 años y más está aumentando. O sea, que esto crea un desequilibro en términos de la estructura de edad dramático”, manifestó Mattei al proyectar que la población mermará un 2.8% en los próximos tres años y que pronto las muertes sumarán 40,000 mientras que los nacimientos pudieran estabilizarse en aproximadamente 19,000.

“Hay que tomar medidas ante eso que estamos viendo, que cada vez vemos más a nuestros ancianos abandonados, en hospitales, etcétera. Que esto se mantenga va a significar una población mayor cada vez más vulnerable con también una necesidad mucho más pobre, porque el sector trabajo mano de obra va a estar fuertemente reducido. Entonces, aquí se discute de todo, se discute una (gran) cantidad de leyes, cantidad de ataques unos contra otras y ¿en dónde está la política pública para contrarrestar lo que se pueda contrarrestar y palear lo que se pueda pelear de lo que consideramos el problema más serio de Puerto Rico?”, planteó Pericchi.