En el suroeste, una zona favorita de muchos por sus playas y paisajes, hay un espacio con hermosas vistas y unas inusuales formaciones rocosas que muchos comparan con un paisaje de otro planeta.

Se trata de la Reserva Natural Punta Guaniquilla, en Cabo Rojo, junto al mar, en el lado norte de la Bahía de Boquerón.

Para llegar allí, según explicó Meritzi Pagán Orengo, superintendente de la Región Sur de la organización Para La Naturaleza, se hace a través de la ruta que conduce a la conocida Playa Buyé, aunque también hay otra entrada en el área de Villa Taína, más cerca del pueblo de Boquerón.

Punta Guaniquilla es un espacio familiar con el que puedes conectar con la naturaleza y disfrutar de los hermosos paisajes que tiene Puerto Rico.

Al final del camino de la Playa Buyé “se encuentran unos portones verdes, y allí está el rótulo” que da la bienvenida a la Reserva, un espacio protegido que se fundó en 1999.

“Es un área considerada crítica para especies de vida silvestre, tienes muchas aves migratorias y también es buena para especies endémicas, nativas, y otras que coinciden dentro del espacio”, indicó. “Y Punta Guaniquilla es bien reconocida por los paisajes que tiene”.

Una vez el visitante pasa los portones y avanza por el camino va a poder disfrutar de “paisajes del área de la playa a la derecha, y después cuando llegas a una parte que es como una planicie, vas a llegar a las ruinas de la Hacienda La Romana”, testigo de los tiempos en que se cultivaba la caña de azúcar.

Desde las ruinas, “puedes mirar hacia abajo y ves la Laguna Guaniquilla y algo que es bien llamativo de esa área son los promontorios calizos que sobresalen de las aguas”.

Desde este punto hay una vereda, “autoguiada” y con rotulaciones, que desciende hacia las formaciones rocosas en la laguna.

Los promontorios

Los promontorios son quizás uno de los elementos más distintivos de la Reserva, pues “ahí te sientes como si estuvieses en otro planeta”. Sus colores, mayormente en tonos de grises, sobresalen en medio de los verdes, azules y blancos de la vegetación, las aguas y las arenas, mientras que su superficie se caracteriza por filosos y espinosos contornos resultantes de muchísimos años de continua erosión, que algunos llaman “dientes de perro”.

“Mucha gente las describe, dicen, yo me lo imagino como el planeta marte. Son estas ideas que a veces la gente tira. Pero sí, esas rocas particularmente se componen de gris medio oscuro a pardo, se describe como densa, maciza, y es una piedra caliza con muchos compuestos de fragmentos de moluscos”, describió. “No es una roca común, y como se ve dentro del espacio de la laguna, ese tipo de vista tampoco es común”.

“En este caso, desde que tú entras y llegas a esa parte arriba del mirador, y tú ves esa laguna con esas piedras, esa vista nada más te invita a que llegues abajo y quieras ver más. Y de hecho, cuando llegas abajo, hay una parte de la vereda que son como unas piedras bastante grandes, que cuando te paras sobre ellas, que subes un poco sobre ellas, y te permite poder apreciar la laguna con esas piedras particulares. Y esa parte de ahí, de verdad que es superlinda”, insistió.

¿Qué más hay?

En un punto, la vereda se divide, y usted puede o bien dirigirse hacia la costa, o continuar hacia el tablado y la zona de las cuevas. El camino sigue hacia otras partes de la reserva que también dan acceso a laguna.

Eventualmente, el camino llega a un área “donde comienzas a ver los manglares. Y a través de los manglares llegas a un punto donde puedes ver entonces la playa, que yo la describiría como una zona totalmente calmada, que cuando tú estás en esos momentos donde tú lo que quieres es buscar un espacio donde puedas tener paz, yo diría que esa área costera es hermosa en ese aspecto”.

En esta playa, aquellos que así lo deseen pueden darse un chapuzón. Sin embargo, la laguna “no es área para bañarse”, pues es parte de las áreas naturales protegidas.

En cuanto a las cuevas, la principal se conoce como la Cueva del Pirata Cofresí, en honor a ese legendario personaje natural de Cabo Rojo. Como ocurre con muchas cuevas a través de Puerto Rico, allí también hay evidencia de la presencia taína. Sin embargo, como toda esa zona del suroeste continúa experimentando actividad sísmica, en estos momentos no se recomienda a las personas adentrarse en las cuevas para evitar situaciones peligrosas.

“Pero sí, las veredas son bien bonitas. Algo que se puede apreciar dentro de ellas son los cangrejos. Según tú vas caminando, por los bordes te van saliendo los cangrejitos cuando el área de humedal está activa”, comentó Pagán Orengo. “Y cuando continúas por la orillita de la playa pues vas a ver esas áreas que son super tranquilas. Si la gente tiene calor, pues puede mojarse en esa área, hidratarse, sentarse un rato, si quieres meditar, reflexionar, lo puedes hacer ahí en ese espacio”.

Alternativas para terminar el recorrido

Para salir, hay dos opciones. Puede tomar el camino de regreso hacia el lugar por el cual entró, cerca de la Playa Buyé, o puede continuar la vereda que lo lleva al área de la playa de Villa Taína, aunque es una ruta “para aquellos que tal vez quieren caminar mucho más”.

Cabe destacar que, aunque en la Reserva conviven un sinnúmero de especies animales, el lugar sobresale por ser un punto de encuentro de muchas aves, como el pato chorizo, el pelícano pardo, la chiriría o yaguasa, la reinita, el san pedrito o el canario de mangle.

“Hay muchas especies de aves, que para gente que le guste hacer observación, es un paraíso temprano en la mañana, o más en la tarde cuando empieza a caer el sol”, recomendó.

Hermosos atardeceres

Y hablando de la caída del sol, Punta Guaniquilla también suele ofrecer unas puestas del sol espectaculares. Para este fin, sin embargo, Pagán Orengo recomendó entrar por el área de Villa Taína, donde se encontrará las antiguas vías del ferrocarril. En ese camino se topará con “unas paredes en piedras que también son bien llamativas. Eran zonas por donde pasaba el tren, y por eso están esas piedras de esta manera. Pero cuando tú te adentras, ahí también tienes la oportunidad de vivir una aventura, yo diría, a otro nivel, porque tienes que cruzar por un área de humedal, que, literal, tienes que ir listo para empacharte, con zapato adecuado para empacharte. Y esa vereda te lleva por el área de la costa, a diferentes zonas, con unas áreas para mirar que son espectaculares, y ahí es donde se ven las mejores puestas de sol”.

También hay una vereda que conduce a un mirador en la montaña, donde igualmente “se puede observar bien la puesta del sol y tomar fotos espectaculares”.

¿Qué debo llevar?

Pagán Orengo fue enfática en recomendar a las personas que vayan a visitar la Reserva que lleven consigo suficiente agua para beber, así como meriendas, particularmente si es una persona con alguna condición que requiera la ingestión periódica de algún alimento.

“La caminata es bastante larga, o sea que cargar como neveritas y cosas así no es viable. Lo que sí se les recomienda a las personas es que lleven tal vez un ‘camel pack’ o una botella bien grande con agua, porque la vereda tiende a ser calurosa, la temperatura sube bastante, y hay unas áreas que son como zonas de humedad que cuando le da el sol pues se levanta el vapor de agua y se siente la humedad mucho más fuerte. Así que es importante mantenerse hidratado. Y meriendas, porque si hay alguien que padezca, le baje el azúcar o algo por el estilo, es importante que vayan con sus meriendas”, insistió, recordando que no va a encontrar fuentes de agua para beber o alimentos en la Reserva.

De igual manera, recomendó dar conocimiento a familiares o amistades de que estará paseando algunas horas en la Reserva, de manera que, si ocurre algún inconveniente, como una caída accidental, se pueda alertar con tiempo a las autoridades. Recuerde que en esa área natural hay muchas zonas en las que no va a tener señal en su teléfono celular.

Otra recomendación importante es llevar zapatos cerrados aptos para caminatas en terreno difícil. No se recomienda ir en chanclas, sandalias o tenis frágiles, pues en el camino, además de áreas donde se puede mojar los pies, hay partes con piedras filosas que de no estar el pie debidamente protegido pueden causarle cortaduras.

También se exhorta a llevar protección contra el sol, especialmente a personas con la piel más sensible, y evitar exponerse en horas cercanas al mediodía.

El tiempo promedio que toma la caminata, si hacen el recorrido circular en la parte de Buyé, es de una hora y media a dos horas. Si hace el recorrido de Buyé y Villa Taína también, pueden ser de tres a cuatro horas.

Tomando en cuenta las altas temperaturas que se registran alrededor del mediodía, se recomienda comenzar el recorrido temprano, a eso de las 7:00 a.m. “para que ya a las 11:00 a.m. ya puedan ir caminando como que fuera de la vereda”, o a partir de las 3:00 de la tarde “para que ya a las 6:00 p.m., que todavía hay luz, ya puedan estar fuera de la vereda”. Si va a pasar el mediodía en la Reserva, se exhorta a hacerlo a la sombra, refrescándose, quizás en la playa.

Está permitido y, de hecho, hay personas que usan bicicletas para recorrer las veredas.

No está permitido hacer fogatas ni cocinar en la Reserva. Tampoco se permite acampar, ni arrojar basura, ni sacar especies de plantas o animales.

Hay áreas de estacionamiento en Villa Taína, cerca del portón, y en Buyé, en un lote cerca de la playa, más alejado del portón.

Por las condiciones antes descritas, los recorridos por Punta Guaniquilla no son recomendados para niños pequeños. En todo caso, si se trata de visitas con menores, se recomienda que sea de 10 a 12 años en adelante, acompañados de adultos, “con mucha hidratación, con sus meriendas, así como protección contra el sol, incluyendo gorras, gafas, así como las camisas de mangas largas frescas que se usan para ir a la playa”.

Tampoco es un recorrido recomendable para personas con dificultades para caminar. En ese caso, podrían “tal vez llegar desde el área del portón hasta el mirador, y regresar. Pero adentrarse a la vereda podría ser un gran reto para la persona”.

De igual forma, al correr a través de un área natural, las veredas no son accesibles para personas en sillas de ruedas.

Por último, Pagán Orengo recordó que “es altamente recomendado” que “no deje sus cámaras, binoculares”, pues “las cosas que van a ver allí definitivamente son dignas de que las puedan tener como parte de sus memorias”.

“Es un espacio que se presta para que la gente esté en contacto con la naturaleza, respiren aire puro, aprecien la belleza natural tanto de la laguna, como de la playa, de las cuevas. Es un espacio bien familiar, para conectar con la naturaleza y disfrutar de una forma responsable”, insistió.

Para reservaciones o alguna información adicional, se puede comunicar con Para la Naturaleza al 787-722-5882 o escribiendo a reservaciones@pln.org.

El costo del recorrido es de $30 por persona.