El ponceño Ricardo Correa Ramos está ansioso de ver lo que le traerán los meses venideros. Y es que él y su familia recibieron un derroche de ayudas de compañías y de ángeles comunitarios para la reconstrucción de su casa, la cual se derribó con los sismos de enero del 2020.

Además de perder su hogar en el barrio Anón Carmelita, sector Hogares Seguros, en Ponce, Correa Ramos también sufre de una afección cardiaca extraña que ha hecho que rosara el umbral de la muerte en dos ocasiones.

Al darse a conocer sus luchas interminables para asegurarle una casa a sus hijas adolescentes Emmy y Maira y su esposa Reyna en “Revive la Esperanza”, el segmento que transmite el programa “Día a día” de Telemundo en alianza con Primera Hora, el público reaccionó, no solamente con ayudas monetarias, sino con cartas repletas de palabras de aliento y fortaleza.

“Oh my God!”, exclamó Correa Ramos al hablar con Primera Hora. “Tengo más de 50 cartas en casa de personas que no pudieron donar dinero, pero sacaron (de) su tiempo y su momento para escribirnos unas palabras que tú no puedes imaginar. Wao, las personas que han llegado a mi corazón ha sido bárbaro, bárbaro”, comentó al indicar que algunas provienen de residentes de Miami y Texas.

Correa Ramos y sus dos hijas adolescentes, Emmy y Maira.
Correa Ramos y sus dos hijas adolescentes, Emmy y Maira. (Captura)

Para ayudar a erigir las paredes de su hogar se unió la ferretería La Puerta, en Aguadilla, que donó 300 bloques de cemento. Mientras, la organización Alerta Puerto Rico, que inicialmente dio a conocer su historia mediante las redes sociales, le entregó $2,000.

A esto se sumó el respaldo de MCS Foundation en apoyo a la iniciativa de “Revive la Esperanza” y un mar de donaciones anónimas; entre estas personas está también un alcalde que le prometió a Correa Ramos ayudarlo a reconstruir su hogar.

“(El) alcalde es de lejos, no de Ponce. Otros alcaldes han tocado más el corazón que el mismo mío. Pero nada, Dios utiliza y va a utilizar las personas correctas, aunque sean de la distancia”, se limitó a decir Correa Ramos, pues este funcionario municipal optó por el anonimato.

De la misma manera, la joven Maira aseguró, sin poder contener las lágrimas, que se sentía, “muy agradecida por ustedes ayudarnos a mí y a mi papá y a mi mamá. Les doy gracias porque pronto vamos a tener nuestra casita. Aunque no tenemos todas las cosas que queremos, mi papá lucha para poder darnos algo”.

“Todos nos queremos enfocar en la reconstrucción del hogar. La meta (es) dejarles un futuro a mis hijas. Antes de que esto (sucediera) yo tuve una visión (de dejarle una casa a mis hijas) que eso es lo que yo he querido lograr para mis hijas y aún con esta experiencia lo tengo mucho más certero que va a suceder”, recalcó Correa Ramos, prometiendo que se mantendrá activo en las redes sociales para informarle al pueblo cómo va la reconstrucción.

Las luchas que enfrenta Correa Ramos iniciaron a finales del 2019, cuando fue recluido en tres ocasiones en el hospital Dr. Pila en Ponce, por cuanto su condición cardiaca le provocaba constantes desmayos y fatiga extrema. Su estadía en el hospital fue interrumpida cuando fue desalojado de la institución por los daños que los temblores del 2020 provocaron en la estructura. En ese entonces también su casa derribó, forzando a su familia a trasladarse a un vagón.

Tras múltiples evaluaciones por diversos especialistas, ningún otro médico en la Isla se atrevía atenderlo, ya que “tenía una válvula torcida, una cosa que nací de esa forma, y no lo entendían”. Por lo tanto, buscó tratamiento en los Estados Unidos, específicamente en el hospital Cleveland Clinic, en Ohio, donde “murió dos veces” y se le implantó una válvula mecánica.

Justamente durante estos procedimientos se implementó el cierre obligatorio a nivel mundial de todos los sectores por la pandemia del COVID-19. A un día de que prohibieran la llegada de vuelos comerciales a Puerto Rico, Correa Ramos regresó a Ponce y a su familia. Desde aquel entonces, poco a poco ha desmontado las ruinas de su casa, intentando rescatar y reusar lo más posible. Así, y con dinero donado de familiares y amistades, ya construyó el piso de la casa nueva y la armazón para las columnas.

A todo esto, la familia sigue luchando, lo que es evidente con el ejemplo del hijo mayor de Correa Ramos, Ricardo, quien cursa su cuarto año en ingeniería computarizada en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez y trabaja desde hace más de un año en la Red Sísmica de Puerto Rico.

“Es un proceso fuerte, pero uno en familia siempre lucha y sale adelante, no importando qué”, manifestó Emmy.

Si usted quiere ayudar a esta familia, puede llamar al 787-234-5923, o puede hacer un donativo a través de ATH Móvil al mismo número. Igualmente, puede escribir a revivelaesperanzapr@gmail.com o a través deWhatsApp al número: 787-505-7575.