¿Cómo maneja el estrés un emergenciólogo que trabaja día a día con la crisis del coronavirus? No existen claves. En este panorama de incertidumbre, no las hay. Sobretodo, cuando se está batallando contra un “problema invisible”; contra un enemigo poco conocido.

Al menos, así lo percibe el médico puertorriqueño Giuliano De Portu, quien labora hace 10 años para un hospital universitario en Gainesville, Florida (Estados Unidos), y quien por primera vez en su carrera ha sentido preocupación por lo que pudiera avecinarse en su ambiente de trabajo luego de la aceleración de casos positivos que se han registrado en el país.

De hecho, datos publicados por la Universidad de John Hopkins, ubican a Estados Unidos como el país con el mayor números de casos de COVID-19 en el mundo. Las últimas cifras reportaban más de 121,000 casos y 2,000 muertes, siendo Nueva York el estado con más decesos. El número de casos registrados en Florida es de 3,763 contagios, según la página del Departamento de Salud del estado.

“¡Algunos médicos y profesionales de la salud tienen miedo por primera vez en sus carreras de ir a trabajar! Tenemos miedo a que se nos acaben nuestras medidas de protección y de que el gobierno haya pedido que usemos bandanas en vez de mascarillas si fuera necesario. ¿Enviaría a usted a un soldado a la guerra sin un chaleco o sin armas?”, escribió recientemente De Portu en una columna publicada en el portal esmental.com

¿Qué es lo más que te preocupa de todo el escenario? , le preguntó Primera Hora al galeno boricua.

“Tenemos mucha incertidumbre. Estamos viendo mucha data del resto del mundo y, obviamente, llama la atención lo que ha ocurrido en Italia o España o ver cómo la cosa ha empeorado en Nueva York que se ha convertido en un foco grande de contagio… el movimiento de la curva indica que no se puede prevenir el hecho de que mucha gente va a enfermar. El virus se está dispersando en la comunidad. Ya no se trata del que viajó a Italia o a China. De alguna manera este virus -totalmente desconocido- llegó a nuestra comunidad… y lo más peligroso de todo es que cualquiera puede tener el virus, no tener el síntoma, pero sí contagiar a otros. Por eso es importante que la gente se quede en sus casas. En mi caso yo quisiera quedarme, pero tengo el compromiso de ir a trabajar. Y cada vez que salgo a trabajar espero no traer nada para la casa. Ese es el temor mío y de muchos médicos: enfermar a la familia”, detalla el médico.

“Lo que se está viendo es terrible… en Nueva York empiezan a llevar camiones refrigerados para empezar a poner los muertos. La cosa está bien difícil… estamos oyendo de casos, incluso, de gente joven sin ningún problema médico y llegan enfermos y en dos días se mueren…”, agregó.

Dijo que en la institución en la que trabaja están “preparados para lo peor y esperando que ocurra lo mejor”. Aseguró que se han tomado las medidas para atajar cualquier brote que ocurra, pero aun así hay mucha pesadumbre.

"En este momento en la sala de emergencias en la que yo trabajo se atienden hasta 200 personas por día y en un momento dado pueden haber 40 a 50 personas en la sala de espera… y algo que estamos viendo es que, en este momento, la gente no está viniendo. Creo que están cogiendo en serio lo de quedarse en sus casas y sienten miedo de ir a una sala de emergencias por miedo a contagios… pero siento que la ola va a venir y que esto es una calma pasajera y que puede venir la tormenta”, detalló.

Mientras tanto, dice, le toca a cada individuo -ya sea residente de la Florida o de Puerto Rico- asumir su responsabilidad de distanciamiento social y de higiene con as medidas expuestas por las organizaciones de salud y que incluyen lavado constante de manos, desinfectar las superficies y utilizar “hand sanitizer”.

“En mi caso, como muchos médicos, tengo una rutina al llegar del trabajo. Llego y dejo la ropa y los zapatos en el garaje dentro de una bolsa. Allí también he dejado antes de irme a trabajar una ropa que me pongo y es con la que corro para el baño… voy directo al baño a bañarme. También estoy durmiendo en otro cuarto”, destaca.

“Emocionalmente, es difícil porque tengo que estar alejado. Tengo un hijo de 8 años y quisiera darle un abrazo y un beso, pero debemos mantener distancia porque ha habido reportes de gente que no tiene síntomas hasta por dos semanas… el miedo de llevar el virus a casa y enfermar a mi familia es real”, sostiene quien le suplica a la ciudadanía a que guarde cuarentena hasta nuevo aviso pues esa es la única forma de tratar de ganar la batalla al coronavirus y de que en un futuro cercano las familias puedan reunirse, abrazarse y besarse como siempre.