El emergenciólogo e internista Carlos Muñoz Torres recuerda como si fuera hoy su primer contacto con el COVID-19, pero jamás pensó enfrentarse a este enemigo invisible cuando solo eran rumores su llegada a la Isla.

“De los primeros casos que llegaron en Puerto Rico, sino me equivoco el segundo, lo atendí yo. Me acuerdo que nos estaban diciendo que ya había sospecha y se rumoraba de casos en Puerto Rico. Ese momento lo tengo grabado en mi mente, cuando los paramédicos llegaron y me dijeron que el paciente venía con tal síntoma, ahí dije: ‘¡Aquí fue! Este es el primero. ¡Aquí llegó!’ Esa sensación de saber que eso ya te está tocando la puerta, lo comparo como cuando vino el huracán, que tú estás pendiente a las noticias y de momento te asomas afuera y ya estás sintiendo las ráfagas”, explicó el joven médico de 33 años de edad.

Según el doctor Muñoz, esa instancia fue fuerte por la dinámica que se vivió en la sala de emergencia, ante la falta de experiencia con el novel virus.

“Me chocó porque estábamos listos en los papeles, pero no en la práctica. Fue como un revolú, buscar la ropa… ¿será o no será? Protéjanse, porque de momento a todo el mundo se le olvida el protocolo y lo que quieren es atender a ese paciente, que llegó malísimo. Incluso, fue una de las primeras muertes aquí. Así fue como todo comenzó. Ese fue mi primer contacto con el virus”, relató el emergenciólogo, quien funge como director en una Sala de Emergencias del País.

En cuanto a cómo ha cambiado la dinámica de las salas de emergencia desde ese día cero hasta hoy, cuando la isla ya alcanza las mil muertes, el también internista asegura que es evidente el alcance del virus.

“Ha cambiado mucho el día a día. Las personas que más tenemos contacto, somos los de medicina de emergencia. Hay mucho volumen de pacientes. Hemos tenido que ajustar las salas de emergencia, crear protocolos y estar en constantes cambios. Uno se prepara para una cantidad de personas, pero la realidad es que son más. Tienes que hacer ajustes y reajustes. Ha cambiado nuestra practica”, afirmó Muñoz.

En cuanto a sus miedos por estar tan en contacto con este letal enemigo, el doctor asegura que intenta no sentir ese temor de contagiarse cuando labora, pero su mayor preocupación es proteger a su personal hospitalario, ya que muchos de ellos son personas mayores de edad.

“Yo, particularmente, trato de no tener miedo, pero mucho de mi personal, especialmente de enfermería, son personas mayores, que tienen ese miedo de contagiarse. Le cogen miedo y el día a día tiende a ser un poquito tenso para todo el mundo a la hora de trabajar porque no sabemos a quién de nosotros le va a tocar hoy. Ya a un personal cercano mío le tocó, se enfermó y estuvo hospitalizado. Hay días que se sobresatura el sistema y, en estas últimas semanas han llegado muchos casos. Eso cansa, sobre satura y fatiga al personal”, confesó el médico.

De todos los casos que le ha tocado atender, el emergenciólogo lamentó cuando, recientemente recibió dos personas mayores que eran encamados y que llegaron por diferentes escenarios que no parecían estar relacionados con el COVID-19, pero resultaron ser positivos al virus.

“Se les estaba atendiendo por una cosa y cuando uno hace toda la investigación y los laboratorios, los familiares se enteran que además de que estaban bien enfermas, también tenían el virus. La única manera de contagiarse era por algún familiar porque eran personas encamadas. Una de ellas falleció y la otra está bien enferma. Entonces, bregar con la psicología del familiar que estaba en shock y su sentido de culpa, pues me tocó bregar con eso y fue bien impactante para mí”.

“Me puse en su lugar, yo que estoy a riesgo, me hago la prueba semanal o cada dos semanas para visitar a mis papás. ¿Cómo yo me voy a sentir cuando fui yo el que le pegué ese virus a mi papá? Eso es lo que deben estar pensando ellos. Y no solo que se lo pegaron, sino que esa fue su causa de muerte”, relató el doctor Muñoz.

Con todas las experiencias vividas, al director de sala de emergencia, lo que más le preocupa es “desde el punto de vista administrativo, es que se sobresature el sistema de salud que es lo que desde un principio se estaba tratando de evitar. Porque el espacio que tengo de poner la sospecha si se me llena, tengo que poner gente en los pasillos y aumenta el riesgo de yo contagiarme y que se contagie el personal, sobre todo las personas mayores. Estaríamos más vulnerables… Esa es mi mayor preocupación”, indicó el médico, quien también le preocupa la falta de consciencia de algunas personas.

“La gente no se toma esto en serio, veo la gente en San Juan caminando sin las máscaras. No es mucho lo que se les está pidiendo, la distancia, lavarse las manos, la mascarilla y evitar las conglomeraciones. Me preocupa en lo personal como nosotros como pueblo no estamos colaborando con la causa”, concluyó Muñoz.