La sesión de la Cámara de Representantes de ayer estuvo marcada por la emotividad del regreso al hemiciclo del representante José Luis Rivera Guerra, todavía convaleciente del accidente que lo dejó vivo de milagro cuando fue atropellado hace dos semanas mientras se ejercitaba en su bicicleta en Aguada.

Más delgado, caminando con dificultad, con una cuellera y la mano derecha vendada, Rivera Guerra fue recibido con aplausos y muestras de cariño de los legisladores penepés y populares, quienes le rindieron homenaje.

La presidenta del cuerpo legislativo, Jenniffer González, lo declaró “Iron Man de la Cámara”.

Rivera Guerra es ciclista y cuando fue arrollado entrenaba para el triatlón Ironman, que se celebra este sábado en San Juan y en el que también participará el portavoz de la minoría popular, Héctor Ferrer.

“Todos los compañeros de mayoría y minoría nos sentimos orgullosos de tenerlo de vuelta aquí. Verlo hoy (ayer) todavía abatido por los efectos de ese accidente, tenemos que darle gracias a Dios y reconocer que su condición física lo ayudó a mantenerse con vida. Si la bicicleta me hubiera llevado a mí o a algún otro compañero, quizás las consecuencias hubieran sido otras”, dijo la líder legislativa.

González le colocó a Rivera Guerra una medalla en el cuello y le entregó, junto a legisladores de los dos partidos, que se arremolinaron alrededor de la banca del legislador estadista, un afiche que leía “Iron Life”.

El representante por el distrito 17 de Aguadilla y Moca, se emocionó al tomar un turno en el que agradeció las muestras de solidaridad y abogó por la construcción de un Centro de Traumas en Mayagüez, cuya necesidad se hizo patente cuando quedó en estado de cuidado al ser atropellado por la conductora de una Toyota Highlander el 2 de marzo pasado. Por la gravedad de las heridas que sufrió tuvo que ser transportado de emergencia en ambulancia aérea hasta el Centro de Traumas del Centro Médico de Río Piedras.

“Héctor y yo íbamos a ser los representantes de la Asamblea Legislativa en el Ironman… Tengo que darle gracias a Dios que me ha mantenido en pie y a mi familia unida, y por la oportunidad de ir recuperando. También agradezco a los miembros de esta Cámara tanto legisladores como empleados que hicieron gestiones para que me atendieran, desde la Presidenta que empezó a llamar tempranito al Centro Médico”, dijo.

“Gracias a todos por las oraciones porque de la manera que han podido me han ayudado y eso yo lo llevo en el corazón”, sostuvo.

“El Centro de Traumas de Mayagüez se ha trabajado en el pasado mucho y quiero que por favor no lo tomemos ahora a la ligera y mucho menos como balón político. Hay que hacer un trabajo bien hecho”, sostuvo Rivera Guerra.

El legislador, quien por momentos lucía fatigado, no pudo seguir hablando cuando de forma indirecta aludió a los escándalos que han estremecido al Capitolio y que han obligado las renuncias de tres legisladores y la expulsión de otro, en un período de sólo cuatro meses.

“No es el mármol, no son los escritorios lo que hace al Capitolio, es su gente… y su gente, pase lo que pase, digan lo que digan, ésta es la casa del pueblo y su gente es la que le da su valor”, dijo llorando el legislador.

Después de que habló desde su banca tuvo que ser ayudado por varios legisladores a sentarse y tomó agua en un vaso de cristal con un sorbeto.

El portavoz de la mayoría, Johnny Méndez presentó una moción para que Rivera Guerra pudiera entrar al hemiciclo porque vestía mahón azul y una sudadera gris.

“Es un milagro de Dios que el compañero esté aquí con nosotros… aunque esté golpeado, Dios nos lo ha regalado para que esté nuevamente aquí”, dijo Méndez. “Ésta es su casa, nos alegra muchísimo tenerlo otra vez con nosotros”, sostuvo el portavoz del PNP.

“Ver a José Luis en el cuadro en que estaba fue algo fuerte para nosotros”, dijo Ferrer, quien calificó a Rivera Guerra como “mi amigo y hermano”.