“En Ponce, en Ponce nació la plena, la danza música buena, himno de Borinquen. En Ponce, en Ponce están los leones, cinco veces campeones y algunos más por ser. En Ponce, en Ponce nació la plena, mujeres lindas de veras…”.

Ya lo dijo el maestro César Concepción en 1948 con la canción Plena en Ponce, pieza musical que se ha convertido en el segundo himno de la Ciudad Señorial y la reafirmación del consabido ‘ponceñismo’ que caracteriza a los nacidos en la Perla del Sur y aquellos que llegaron para quedarse.

Sin embargo, el orgullo ponceño, que a veces incomoda a otros habitantes del archipiélago borincano, está fundamentado en la riqueza histórica de este pueblo fundado en 1692. Sin contar la belleza arquitectónica y natural que atrae a cientos de visitantes, y la cantera de talentos que han elevado el rojinegro hasta en la China.

Aunque parezca insólito, en esta zona se defiende la manera de nombrar ciertos productos, entre estos, la sabrosa empanadilla. Sí, porque aquí el pastelillo está hecho de hojaldre y generalmente se rellena con guayaba carne o pollo y se adquiere principalmente en las panaderías.

Así que, cuando el visitante pide un “pastelillo” en La Guancha, por ejemplo, se sabe que la persona no es de aquí.

En Ponce, también se comen viandas como el ñame y la yautía. Si pide verduras, probablemente le sirvan vegetales.

Igualmente, el domplín es otra delicia culinaria representativa de la región, a donde se consume ya sea, mojado en la salsita de las habichuelas, o se confeccionan con jamón, queso, pollo, pernil, entre otras carnes o aves. De hecho, cuando se le antoje un “estrella’o”, sepa que está pidiendo un domplín con jamón, queso y huevo frito. No lo confunda con la arepa venezolana.

Asimismo, en la Ciudad Señorial se dice mapén, no es panapén ni pana. También se comen guanimos y no guanimes, sobre todo, con bacalao.

Otra característica de la jerga ponceña es que aquí se cocina en olla y no en caldero porque los calderos son para las sopas.

De otra parte, al visitar el colmado procure pedir bolsas para echar la compra, porque si solicita fundas, probablemente lo miren un poco raro. Esto, ya que, en Ponce, las fundas se usan para ponérselas a las almohadas.

Y cuando vaya a pagar, recuerde que en Ponce se le llama ficha a la moneda de cinco centavos y vellón, a la moneda de diez centavos. No deje que le peguen el vellón si se confunde.

Eso de copiarse en los exámenes es una conducta reprochable; sin embargo, a la hora de anotar estos pormenores, sepa que el término correcto en Ponce es bate. No se dice droguita.

Finalmente, los ponceños llaman helado a lo que comúnmente en otra zona le dicen mantecado. En Ponce, se comen helados de mantecado, vainilla o el sabor que le apetezca.