Un grupo de enfermeros del Hospital Menonita en Caguas ha extendido sus labores de servicio a los pacientes uniéndose a una iniciativa que a través de la música buscar aliviar las penas y tensión que viven los ciudadanos que se ven obligados a buscar ayuda médica a su institución.

Se trata de un pequeño coro que llega los cubículos o cuartos donde están los convalecientes y les ofrecen una cantata/alabanza con el fin de fortalecer sus emociones.

El hospital ve al paciente holísticamente… no sólo es su condición física, sino su condición emocional y espiritual. Procuramos siempre dar ese servicio con amor cristiano, como nos caracteriza el eslogan que tenemos. Los enfermeros somos parte clave e identificamos más allá de las necesidades físicas”, explica el enfermero Samuel Ramos.

La misión de los Sistema de Salud Menonita –una institución hospitalaria con base cristiana– es proveer servicios de salud integrados a la comunidad en un ambiente lleno de calor humano sin discriminar.

La selección de pacientes se hace a través del servicio de capellanía y es uno totalmente voluntario.

La enfermera Kyara Gómez –vocalista del coro– reconoció que su equipo de trabajo, particularmente en el área de Sala de Emergencias, se distingue por ser unidos.

“Somos de los que antes de iniciar el turno hacemos una oración para que todo transcurra bien”, precisó al señalar que fue una compañera de nombre Gisselle Pérez quien propuso la idea de las cantatas.

“En esta situación que estamos atravesando (con el coronavirus) el ambiente está un poquito tenso y a ella se le ocurrió entonar alabanzas para llevar un mensaje de paz… son mensajes de amor para dejarles saber a los pacientes que sabemos que no importa lo que pase, Dios nos ama y estará con nosotros dándonos las fuerzas para poder trabajar y dar lo mejor”, sostuvo.

Pero quien mejor describe el impacto que tiene sobre los enfermos recibir un momento de reflexión mediante melodías es Isaac Pérez, cuya esposa Maricruz Chévere recibió un bálsamo de alegría en el momento en que más decaída se sentía.

Básicamente, uno está con la preocupación de lo que está sucediendo y enfocado en los servicios que se está recibiendo en el hospital… sabemos que el ajetreo que también tienen los muchachos y que sacaran ese momento para estar con el ella, ese regalo hacia los pacientes, da ese impulso que uno necesita. La emoción ayuda mucho dentro de la recuperación del paciente porque necesitan ese impulso de alegría”, manifestó.

Esta dinámica de solidaridad es cónsona con las raíces del sistema de hospitales, pues según se detalla en la página web de la organización, en el 1944 en el barrio La Plata de Aibonito, unos misioneros menonitas fundaron un humilde dispensario respondiendo a su vocación de servirle con amor cristiano a una comunidad que vivía en extrema pobreza y que tenía grandes problemas de salud.

Hoy, allí ubica el Hospital Menonita de Aibonito y ese servicio se extendió a otras instituciones en Caguas, Guayama y Cayey.

“Quisiera finalizar esta entrevista diciendo que en Menonita de Caguas estamos dispuestos y disponibles para servirles y darles las fuerzas que necesitan… y como dice en Isaías 40:29 : ‘Él da fuerza al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna’”, reflexionó Samuel.