Culebra.- Detrás del paradisíaco escenario de Culebra hay también un ambiente de desesperanza y miseria que muchos miran de reojo, como tratando de invisibilizar el infortunio al que sobreviven día a día decenas de residentes de esta isla

En unas parcelas, ubicadas en una montaña con una privilegiada vista al mar, la mayoría de las personas residen en estrechos vagones o guaguas “pisa y corre” que en algún momento dejaron de ser útiles para sus dueños pero, se transformaron en el hogar de ciudadanos menos privilegiados.

En la comunidad conocida como Extensión Parcelas Nuevas de Villa Muñeco también abundan pequeñas casitas de madera, algunas edificadas con pedazos de troncos que fueron desechados en el vertedero y ahora están sostenidas por bloques de cemento, sin ningún tipo de anclaje.

Mientras, servicios básicos como el agua y la luz son inaccesibles para algunas de las familias, que hacen de tripas corazones para sobrevivir.

Ángela y Kike

 Frustración y coraje, eso fue lo que expresaron Ángela Rosa y su compañero Juan Enrique Rivera. La pareja llegó a la comunidad hace casi dos años con la ilusión de “poco a poco” construir una casita en una parcela que le fue otorgada a Ángela hace muchos años por el fenecido ex alcalde de Culebra, Abraham Peña Nieves. 

Anteriormente, vivían con parientes de Ángela, pero tras unas disputas familiares tuvieron que irse del lugar, relataron a Primera Hora.

Aunque ambos trabajan -ella a tiempo parcial, en un puesto ambulante de venta de comida y él en un negocio de alquiler de autos-, lo cierto es que el dinero les da apenas para comer. En su caso, aquella casita de ensueño que tenían en agenda se redujo a una vieja guagua que transportaba a turistas en Culebra. La compraron en $400.

“Era de $800, pero nos la bajaron y mi esposo la fue pagando poco a poco”, suelta Ángela, como quien consigue un buena venta de liquidación.

“Un amigo nos ayudó poco a poco a convertir la guagua en un camping. Desmontamos el motor y la transmisión y ahí hice la cocina”, expresó, por su parte, Juan Enrique.

La cocina a la que hace referencia está lejos de lo imaginable. Colocó un panel de madera en lo que serían los asientos delanteros de la guagua. Encima de la tabla hay un horno de microondas que no funciona, pero sirve para proteger de las moscas y sabandijas la comida confeccionada. Además, tienen un cooler amarillo que hace la función de nevera para mantener frescos productos como las carnes y la leche. 

Debajo del tablón está lo que la pareja llama el fregadero, que realmente son dos baldecitos de agua donde se colocan los trastes sucios y se enjuagan. 

Justo al lado tienen una estufita de gas de dos hornillas.

“Diariamente vamos a buscar agua en cacharros en casa de un amigo y con eso cocinamos y nos bañamos”, dice Ángela al destacar que el aseo personal lo hacen en una esquina del transporte bañándose a cubito.

“Aquí somos muchos los que vivimos en guaguas y en estas condiciones. Esto empezó después del huracán Hugo. Ahí fue que Culebra se destruyó. La gente se ha ido levantado poco a poco... y el que ha ido construyendo es porque tiene torta y muchos ni son de aquí”, manifestó, por su parte Ángela, quien dice haberse “tomado las lágrimas” en su lucha por subsistir a la pobreza.

“Aquí vienen por política a ofrecer villas y castillas, pero después del voto, ¿nosotros qué? En el olvido. Volviendo otra vez al pasado”, señaló.

“Igual con las iglesias. Vienen con un Dios te bendiga, traen compra y después se olvidan de Culebra. Yo solo quiero que no se olviden de nosotros. Necesitamos ayuda”, agregó la mujer de 36 años.

El caso de Rafael

El escenario de extrema pobreza de la gente de Villa Muñeco también es ejemplificado por don Rafael Soto, quien llegó a la comunidad hace poco más de un año y ocupó un terreno baldío. 

“La verdad es que esto no es mío, pero yo fui donde el alcalde (William I. Solis) y le expliqué mi situación y me dijo que estaba bien. Y aquí estoy viviendo con mi esposa, mis dos hijos y mi yerna”, contó el hombre.

Inicialmente, narró que los cinco pernoctaban en una guagua destartalada, de esas tipo partybus, que intercambió con un amigo por otro vehículo pequeño que tenía.

“Chacho, pero tú la ves ahí...es bien cómoda”, lanzó Rafael como queriendo convencer sobre el golpe de suerte que tuvo pues su historia pudo haber sido una más nefasta y haber quedado literalmente viviendo en la calle.

Relató que con donaciones de conocidos y con material reciclable que recolectó en el vertedero fue construyendo una casita de madera que está a medio hacer porque la verdad es que carece de anclaje y otras muchas cosas que requieren un hogar seguro.

“Pero para nosotros está bien. Mira, tiene dos cuartos. Uno para nosotros (él y su esposa) y el otro para mi hijo y la esposa... El otro hijo mío duerme en la guagua”, expresó mostrando el lugar.

¿Cuáles son sus expectativas?

“La verdad es que esto viene desde el alcalde Abraham Peña. Él fue el que dejó todo esto así... como tira’o. Entonces cuando llegó este alcalde (Solís) se encontró con todo ese tropiezo y por eso el hombre no puede hacer na’... aunque él dijo que nos va a ayudar. Pero aquí las cosas son lentas y uno tiene que tener paciencia”, dijo en un tono resignado.

La historia detrás de las parcelas

Según varios residentes abordados por Primera Hora, curiosamente, el fenecido exalcalde Abraham Peña Nieves comenzó a repartir a diestra y siniestra los terrenos de Villa Muñeco en plena campaña eleccionaria del 1999. Alegan, entre ellos Ángela Rosa, miembro de una de tantas familias que viven en vagones o guaguas chatarra, que el político lo hizo a cambio de votos que al final no surtieron efecto porque perdió su puesto en la Alcaldía.

En cambio, para el 2004 regresó a la papeleta por el penepé y reconquistó el ayuntamiento. En 2008 volvió a revalidar como alcalde y ocupó la poltrona municipal hasta su súbita muerte en el 2011. 

Durante su incumbencia, Peña Nieves continuó otorgando lo que la gente llamó “las parcelas nuevas” de Villa Muñeco. En total fueron unas 150 personas que, como Ángela, recibieron su titularidad.

Pero lo que se supo luego, tras su fallecimiento, fue que los terrenos fueron otorgados de manera ilegal, según denunció a Primera Hora el actual alcalde de la isla municipio.

“Lamentablemente se otorgaron ilegalmente esas parcelas porque no estaban inscritas a nombre del municipio y ese ha sido el estorbo principal que ha tenido el municipio para energizar esa comunidad. Pero, lamentablemente, y también tengo que decirlo, quien hizo los planos de infraestructura de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) en esas parcelas fue un ingeniero estructural y no un ingeniero electricista y eso ocasionó un sinnúmero de deficiencias que ahora estamos corrigiendo y que incluyen que se hayan hecho transformadores y sistemas soterrados para llevar energía sin inspección... Esa es la historia de esas parcelas”, explicó Solís mostrando a este diario documentos que confirman sus expresiones.

Según el funcionario, está comprometido con la comunidad desde el primer día que ocupó su cargo y su palabra de que haya servicio eléctrico en el sector continúa en pie.

“Pero teníamos que resolver lo otro. Y aquí se han dado dos pasos grandes en este cuatrienio: la inscripción de parcelas en el registro de la propiedad y el plano de inscripciones. Ahora mismo estamos en trámites con inspectores de la AEE para que se reúnan con los ingenieros del municipio y los abogados para ver qué planes subsiguientes (hay que tomar) para subsanar todas las violaciones que tiene el proyecto de energización”, detalló.

Sobre el agua potable, destacó, que hace un tiempo que las parcelas tienen la infraestructura para la conexión del servicio pero “depende de cada dueño de terreno hacer la gestión con la OGPE para que obtengan su permiso de construcción y que la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados pueda conectar el sistema”.

Solís se comprometió a través de Primera Hora a orientar a los residentes e incluso ayudarlos a gestionar los permisos en las agencias pertinentes, siempre y cuando lo soliciten a través de una carta en la Oficina de Ordenamiento Territorial del municipio.