Con un ferviente e inequívoco respaldo a la Universidad de Puerto Rico (UPR), 2,523 estudiantes del Recinto de Río

Piedras celebraron ayer su graduación de diversos grados académicos en una emotiva ceremonia que se llevó a cabo en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot.

De igual forma, los graduandos rechazaron contundentemente los ataques a la UPR, ya sea con los recortes a su presupuesto, la politización de sus directivos o las amenazas de cierre de recintos.

La ceremonia incluyó reiterados mensajes de apoyo a la UPR y rechazo a las políticas en su contra, reafirmando que “sin la U, no hay PR”. De igual forma, los discursos incluyeron también denuncias contra las políticas que recortan derechos a minorías y a las mujeres.

Particularmente contundente, e igualmente aclamado, fue el mensaje de Fabiana Marini Martínez, presidenta del Consejo General de Estudiantes, quien recordó que esta clase tuvo que abrirse camino

contra un sinnúmero de dificultades, como el huracán

María, las protestas masivas que llevaron a la renuncia del entonces gobernador Ricardo Rosselló, los terremotos, la pandemia del COVID-19, los apagones, las clases remotas, los recortes al presupuesto de la UPR, las protestas en los portones de los recintos universitarios, los ataques contra los derechos de las mujeres, entre muchas otras amenazas. La

joven reiteró la importancia de la UPR para el futuro del País y llamó a continuar defendiéndola en todos los frentes.

En contraste, en su breve turno, el rector del Recinto de Río Piedras de la UPR, doctor Luis A. Ferrao Delgado, fue abucheado y una cantidad considerable de graduandos se paró y le dio la espalda mientras hablaba.

En la ceremonia de graduación se adjudicaron 136 doctorados, 484 maestrías, 1,751 bachilleratos, 147 Juris Doctor y 5 Certificados Postgrado.

Se destacó en particular la primera graduación en la historia de la UPR de 12 estudiantes (ocho hombres y cuatro mujeres) del Programa de Estudios Universitarios para Personas Confinadas, adscrito a la Facultad de Estudios Generales.

Por otro lado, la distribución de honores se reflejó en 93 Summa Cum Laude, 919 Magna Cum Laude y 277 Cum Laude.

En un dato adicional, se informó que el 62% de la clase graduanda fueron féminas.

Apuestan a Puerto Rico

De manera inequívoca, y sin siquiera titubear, un grupo de graduandos entrevistados al azar mientras celebraban su graduación dejó saber que no tienen intenciones de dejar atrás Puerto Rico ahora que cuentan con un nuevo grado universitario.

Por el contrario, las seis mujeres y cuatro hombres aseguraron que se quedan aquí, ya sea trabajando o estudiando, pero definitivamente tratando de sacar a Puerto Rico hacia adelante.

“Mis planes ahora mismo son empezar a trabajar ya en el ámbito del trabajo social, ya desde agosto, aquí en Puerto Rico”, aseveró Jeremy Sálamo, de Toa Baja y graduado de bachillerato en trabajo social.

“Yo me quedo, aquí, en la misma Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, haciendo mi maestría. Para mí siempre va a ser bien importante estar representando la mejor institución, para mí, del País. Y para mí es un orgullo estar en Puerto Rico, aunque esté pasando lo que sea, pero para mí es un orgullo estar aquí”, agregó Sálamo.

El joven comentó que “nunca tuve un semestre regular. El contexto en el que me tocó hacer mi bachillerato, desde que comencé, que si el huracán María, el Ricky renuncia, los terremotos, la pandemia, cada semestre era irregular. Nunca tuve un semestre regular en mi bachillerato completo. Eso fue lo más difícil. Pero terminamos. Eso es lo importante”.

Mientras José Rivas Ralat, de Río Piedras y graduado de bachillerato en estudios generales con un minor en derechos humanos, comentó que “en el futuro estoy pensando hacer una maestría en trabajo social o sicología, y poder aportar a Puerto Rico, a la sociedad de Puerto Rico, específicamente quedarme aquí y poder ayudar a desarrollar a Puerto Rico y aportar a la sociedad puertorriqueña”.

Insistió en que apuesta a Puerto Rico, “porque si no lo hacemos nosotros, no lo hace nadie. Es evidente que todo el mundo se está yendo, terminan su grado, bachillerato o maestría, y deciden irse a Estados Unidos porque pues mejores oportunidades de empleo. Pero alguien tiene que quedarse para poder aportar. Si no, se nos cae la sociedad, se nos cae el País, no se desarrolla”.

Al igual que el resto de los estudiantes, recordó que “fueron mucho los retos. Todo el mundo sabe que pasamos por el huracán María... ya no tenemos que hacer la lista grande que todo el mundo conoce. Pero lo importante es la perseverancia, ser persistente, nunca rendirse. Es importante uno poder lograr las metas, sea lo que sea. Los obstáculos siempre van a estar, y uno lo que tiene es que sobrepasarlos”.  No menos optimista y también apostando a Puerto Rico se mostró Juan Manuel Ortega Cosme, de Naranjito y quien recibía su bachillerato en gerencia de operaciones, con minors en estadística aplicada y comunicación empresarial.

“Tengo planes de seguir estudiando. Voy a estudiar una maestría. La voy a hacer en planificación ambiental. Y, si Dios permite, conseguir un puesto de trabajo en lo que yo estudie”, comentó, destacando que ya logró una entrevista de trabajo con una importante compañía y está a espera de respuesta.

“Pero me quedo aquí en Puerto Rico. Creo que la familia, principalmente, el calor de la islita, la gente. No es fácil abandonar todo eso para empezar de cero”, comentó.

Ortega Cosme afirmó que, al igual que muchos otros estudiantes, sufrió con “los recortes que nos hicieron a la Universidad. Eso fue lo más difícil. Muchos estudiantes usamos la beca y nos vimos cortitos con el presupuesto. Muchos nos hospedamos, pagar hospedaje fue un reto. Teníamos que trabajar adicional, somos atletas. Creo que eso ha sido el problema más grande que hemos enfrentado los estudiantes. Pero eso me enseñó a valorar el esfuerzo, el querer echar pa’alante y no rendirse, cumplir las metas. Eso fue todo lo que tenía siempre en la mente. Y por fin lo logré, aquí estamos, en la graduación”.

Mientras, para Briana Simons, joven de Toa Alta que obtuvo su bachillerato en educación con concentración en recreación, este logro es otro paso para continuar desarrollándose como líder recreativa en el Hogar Insignia Caparra, especializado en adultos mayores y cuido de la memoria.

“Voy a continuar trabajando como líder recreativa en el Hogar Insignia Caparra, que es un hogar donde me permiten en verdad desarrollarme en mi profesión”, indicó. “Y me quedo en Puerto Rico, apuesto a Puerto Rico”.

Como sus pares, enumeró entre los retos que enfrentó a “María, pandemia, todas las catástrofes. Y la automotivación. Eso me costó mucho. Me tuve que motivar ‘full’. Llegué a pensar en darme de baja, adiós estudios, no más. Pero seguí. Y en verdad estoy feliz con todo. Logré todas mis metas, de estar en equipo, de atleta, logré estar en orientadores, logré todo lo que me propuse en el bachillerato”.

Por su parte, Jennifer Barbosa Soto, de Hatillo y graduada de bachillerato en gerencia de mercadeo, con concentración menor en comunicación empresarial y cooperativismo, ya fue aceptada en el recinto de Río Piedras para continuar estudiando cooperativismo.

“Sigo aquí. Siento que aquí hay oportunidades. Es un poquito cuesta arriba, pero se puede”, aseguró. “Está ese deseo de seguir aportando en la Isla”.

De manera similar, repasó que, para llegar a la graduación, “cogimos María, todos los temblores, los apagones, cuando se sacó al gobernador también estábamos, nos fuimos en línea. Para mí lo más difícil fue en línea. Estuve a nada de quitarme, pero me puse a hacer conteo y me faltaba menos de un semestre. Y el otro problema también ha sido el alza en los precios de la matrícula. Eso ha sido bastante cuesta arriba. Ahora mismo, tengo tres trabajos podría decirse. Trabajo en la Universidad y en otras cositas que se me han ido dando oportunidades por el lado”.

De manera similar, la joven Michelle Hernández López, de San Juan y graduada de bachillerato en ciencias sociales con concentración en ciencias políticas, con énfasis en relaciones internacionales, política comparada y un minor en derechos humanos, también planea continuar estudiando en la UPR. “Voy a seguir mis estudios para hacer la maestría en gestión y administración cultural”, aseveró.

Agregó que incluso había hecho una solicitud a la Universidad de Barcelona, “y me aceptaron, pero decidí quedarme aquí, en la Universidad, aquí en Puerto Rico”.

“Es que quiero impulsar la cultura y las políticas a través de las artes. Y yo amo a mi Universidad y amo a Puerto Rico. Tengo hasta un tatuaje con parte del himno de la Universidad. Y me gusta mucho educar a la gente y siento que la cultura aquí en Puerto Rico merece mucho más y en eso quiero enfocarme”.

Comentó que “lo más retante es que están recortando las clases, el proceso de hacer las matrículas, bregar con profesores, no hay sección. Pero como tal la Universidad a mí me ha gustado. Los profesores, aunque son retantes, son los mejores que hay. Y me gustan las clases, me gusta aprender, me gusta recibir ese amor. El hecho de que ellos se expresan e impulsan a los estudiantes a seguir adelante, hace que uno ame más las clases y ame más lo que uno estudia. El saber la historia, y más de dónde uno viene, de la Universidad, pues te ayuda a poder amar lo que tú haces y poder expresarte así. Diría que eso es lo más que añoro de la Universidad y es una de las razones por las que voy a continuar aquí en la Universidad”.

De igual manera, una cuarteta de graduados de maestría en consejería en rehabilitación también expresó que sus planes futuros contemplan ofrecer sus servicios aquí en la Isla.

Jane Álvarez Villarán, de Caguas, afirmó que “me quedo, me quedo en Puerto Rico, a buscar dónde pueda trabajar para ayudar a otras personas a crecer. En todos los lugares necesitan ayudan. Y entiendo que en este lugar es donde me necesitan y es donde voy a poder ayudar a los demás. Yo apuesto a Puerto Rico ‘full’”.

En su caso, explicó, “lo más difícil fue trabajar a tiempo completo y poder dividirme entre los estudios, el trabajo y otras cosas extracurriculares que uno tiene. Ese fue el mayor reto. Pero no hubiera cambiado nada. Yo me tomé una pausa antes de comenzar maestría para tomar una decisión sabia en qué realmente quería estudiar”.

Hillary Cueto Marte, de San Juan, también afirmó que “me quedo en Puerto Rico y estoy entonces en búsqueda de lo que es empleo. Mi expectativa sería solicitar en ARV (Administración de Rehabilitación Vocacional) o hacer mi propia clínica”.

“Definitivamente apuesto a Puerto Rico. Ya he hecho mi vida aquí, tengo mis hijos, mi esposo. Si tengo que después moverme a Estados Unidos lo haría eventualmente. Pero mis expectativas son quedarme en Puerto Rico”, insistió.

Para ella, el reto principal fue el embarazo, porque “realmente terminando los estudios quedé embarazada. Así que estuve en la práctica, en el internado, y fue difícil porque tenía que estar atendiendo mi salud, haciendo acomodos razonables para mí, para poder terminarlo. Gracias a los profesores pude también terminarlo porque ellos estuvieron siempre dándome el apoyo”.

Mientras, Yaquira Vargas Medina, de San Juan, también aseguró que “me quedo en Puerto Rico. Actualmente soy maestra en el Departamento (de Educación). Posiblemente haga la transición a la Administración de Rehabilitación Vocacional, y si eso quizás no me gusta, me voy entonces a hacer práctica privada. Pero actualmente, me quedo”.

Explicó que “en algún momento” llegó a considerar irse de Puerto Rico, “pero ahora quisiera estar con la familia cerca. Es más por la familia, no estar sola”.

Destacó el “reto del internado y el trabajo. Esta maestría es más diurna, el internado es más diurno. Y mantener el trabajo a tiempo completo y el internado fue un poquito complicado. Pero si se hace un balance y se organiza, pues se puede. Y ya estamos aquí (en la graduación)”.

Por último, Luis Rafael Martínez Morla, de San Juan, también aseguró que “por el momento apuesto a quedarme aquí”.

Aceptó que “en un momento dado consideré irme, obviamente por la situación económica”. Sin embargo, acotó, “viendo la situación actual de las personas con diversidad funcional, que es la población que vamos a impactar, he tenido experiencia directa donde no se atienden los derechos de las personas. Y creo que me voy a quedar donde realmente se necesita, y es aquí”.

Martínez Morla sostuvo que enfrentó “un montón” de retos para completar la maestría. “El reto principal, el más grande, fue estudiar y trabajar al mismo tiempo. Al trabajar a tiempo completo y tener que salir del trabajo, eso era, entraba a las 5:00 (a.m.) y salía a las 4:30 (p.m.), so tenía que salir corriendo pa’ poder llegar entonces a la clase a tiempo”.