Entregan vivienda de "ensueño" a familia de Aibonito
El huracán María había destrozado el hogar.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 años.
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Doña Rosa recibió este martes un regalo que la tenía tan emocionada que casi no terminaba de creer que fuese una realidad: una nueva casa, de hormigón, segura, y que dejó atrás la pesadilla de la destrucción total de su anterior vivienda de madera que dejó el huracán de septiembre de 2017.
“Estoy demasiado contenta, bien feliz, bien agradecida. La casita… es como cuando tú ves en la televisión y ves esas casas que te encuentras como con un sueño… qué cosa bella, todo tan arregladito, tan bonito. Todavía creo que es un sueño”, dijo doña Rosa con evidente emoción desde su nuevo hogar en las montañas de Aibonito.
Este sueño se hizo realidad gracias a la gestión combinada de PathStone Corporation, MCS Foundation, Fundación Comunitaria de Puerto Rico y el Federal Home Loan Bank de Nueva York.
Según explicó la directora de programas de vivienda de PathStone, María Rodríguez, la empresa “inmediatamente después del huracán María comenzó un programa de reconstrucción, rehabilitación y relocalización de familias afectadas” que ha devuelta ya una vivienda segura a 52 de las 65 familias que identificaron para impactar con dicho programa, y trabaja para hacer lo mismo con las restantes.
“María me hizo mucho daño, pero llegó la otra María que fue el ángel que me ayudó”, afirmó doña Rosa, en referencia a Rodríguez y la gestión que llevó a cabo.
“Esta muchacha es un ser especial. Me ha dado mucho apoyo. Es un gran ser humano. Es él ángel que me pusieron en el camino, porque si no me moría de depresión con tantos problemas”, agregó la mujer de 69 años que cuida de una nieta de cinco años cuya madre, e hija suya, tiene unas condiciones de salud.
“Soy una persona humilde, bien agradecida. Pero esto se salió… es como una casa de muñecas, sientes paz, sientes una magia preciosa. Me mudo hoy y todavía estoy pensando en cómo acostarme en esa cama tan bella que me puso”, añadió.

Doña Rosa recordó que el golpe del huracán “me quitó hasta la alegría. Me dejó bien destruida. No podía estar en ningún sitio, no quería ni salir”. Por si fuera poco, era la segunda ocasión que se quedaba sin casa, pues ya le había ocurrido con el huracán Georges en 1998. Ante la falta de vivienda, se tuvo que ir a vivir por un tiempo con una hija a los Estados Unidos continentales. Eventualmente regresó y se quedó con unos familiares mientras se llevaba a cabo la construcción.
“Gracias a Dios tengo mi casa nueva. Ahora cambia todo. Después de ese trago amargo a comenzar todo de nuevo. Se siente la presencia de Dios aquí. Estoy más que contenta, agradecida con ella (Rodríguez) y con todas las personas y agencias que cooperaron, con los constructores que trabajaron aquí. Yo estoy casi con 70 años, ya achacosa, diabética, pero le pido a Dios que le dé mucha salud a ella para que pueda seguir ayudando a más personas”, insistió doña Rosa.
Y precisamente son esas muestras de cariño y agradecimiento de las familias beneficiadas las que hacen que este programa sea el que más satisfacción le da a Rodríguez.
“Nosotros tenemos muchos programas, pero al menos en la división de vivienda este es el de más satisfacción para mí. Conoces a las familias, y tienes la oportunidad de cambiar sus vidas, de darles un hogar seguro. En mis cerca de 20 años trabajando programas federales este es el que más satisfacción me ha dado. Es el más maravilloso”, aseguró.
Rodríguez recordó que el caso de doña Rosa fue de los primeros que entraron al programa, pero su ejecución era un poco más complicada por la topografía del lugar, que exigía hacer un muro de contención para poder construir en hormigón. Finalmente, luego de seis meses de trabajos y una inversión de $92,242, doña Rosa recibió las llaves de una casa segura, resistente a eventos atmosféricos y completamente amueblada.
La directiva explicó que PathStone funge como un desarrollador y tiene varios contratistas que trabajan por toda la Isla, muchos de los cuales se han involucrado “y están muy identificados con el programa. Conocen a las familias y han mostrado mucha empatía”. Asimismo, cuentan con “ingenieros y arquitectos que hacen los diseños e inspecciones”.
“Nosotros ayudamos a las familias en todo ese complicado proceso de diseños e inspecciones. Pagamos todos los costos. Las familias lo único que aportan es los fondos de FEMA (Agencia Federal de Manejo de Emergencias) si es el caso que los reciben. Y para la construcción identificamos a los contratistas y hacemos un contrato con un precio negociado”, explicó Rodríguez, al tiempo que exhortó al sector privado a que continuara cooperando con el programa “para que sigamos impactando a más familias”.
Actualmente, agregó Rodríguez, el programa trabaja para completar la entrega de seis casas en la barriada Vietnam, y otra vivienda en el distrito histórico de Aguirre, que “es un casito más complejo y más costoso” por tratarse de la rehabilitación de un inmueble considerado patrimonio histórico.