Una escuela que nació en 1897 (un año antes de la invasión de Estados Unidos a Puerto Rico) agoniza y no hay oxígeno que la salve.

La Segunda Unidad Adelaida Vega, en el barrio Maricao de Vega Alta, es sinónimo de orgullo para decenas de generaciones que han pasado por sus puertas, pero con 120 años en sus techos y paredes, ya no da para más. El edificio, construido y reconstruido a lo largo de décadas sobre terreno por el que transcurren corrientes de agua, está desvencijado, agrietado y en peligro de venirse abajo.

El problema es que sigue siendo usado como plantel escolar para unos 400 estudiantes de kínder a noveno grado, que vienen desde las comunidades Candelaria y Mavilla hasta el barrio a educarse en el único plantel que los acoge como comunidad.

“Los edificios han cedido; se han quebrado y agrietado el piso, los techos, las paredes”, enumeró Serapio Laureano, portavoz del grupo Comunidad Unida Pro Escuela Nueva (CUPEN), que lleva más de siete años y ahora tres administraciones gubernamentales peleando por un nuevo plantel. “Es hora de que se resuelva este problema de una vez por todas y como único se resuelve, dado que el terreno no es apto para este tipo de estructura, es construyendo un plantel en un lugar más seguro”, aseguró el también expresidente de la Federación de Maestros de Puerto Rico.

Ayer, un nutrido grupo de padres, estudiantes y vegalteños se movieron hasta las instalaciones del Departamento de Educación, en Hato Rey, a llevar su reclamo. Según Laureano, el miércoles conversó con la secretaria Julia Keleher y ayer se vieron brevemente en el vestíbulo de la agencia. 

“Estaba medio molesta con la manifestación, pero nos expresó su interés y su disposición a coordinar una reunión con el comité de CUPEN y un equipo técnico de ingenieros para buscar una solución permanente a este problema”.

El cuco del traslado

Según Laureano, se ha rumorado mover a los estudiantes a otros planteles, una alternativa que CUPEN ve imposible por la distancia entre las comunidades que sirve la Adelaida Vega. “Además, la comunidad no va a renunciar a tener una escuela en su territorio, porque eso es fundamental”, dijo el portavoz. “Históricamente, es una de las escuelas que ha hecho más aportaciones en el ámbito artístico, deportivo y político para Vega Alta y por eso estamos aquí. Queremos un nuevo edificio y ya es hora de que se haga, como en los otros barrios del pueblo, escuelas adecuadas al siglo 21”.

¿No han considerado mover a los estudiantes a otros planteles?

Eso sería nefasto, porque la disciplina, el orden y el respeto que ha caracterizado al estudiantado de esta escuela por décadas se perdería por la ausencia del contacto inmediato y directo de los padres con sus estudiantes. Trasladarlos sería llevarlos a un lugar donde no van a poder acceder porque no hay medios de transportación adecuados para movilizarse al pueblo. Esta escuela está en el centro de la comunidad, y eso es invaluable.

No vale la pena renovarla

Los problemas de la Adelaida Vega son costosos. Repararla, según documentos sometidos en 2013 a la Oficina para el Mejoramiento de las Escuelas Públicas (OMEP), costaría $4 millones y, en tiempos de austeridad, es como querer bajar la Luna con la mano.

El alcalde Oscar “Can” Santiago reconoce, precisamente, las limitaciones de presupuesto, pero también la urgencia de que la plantilla escolar tenga un lugar seguro para aprender.

“La facultad está en peligro porque en cualquier momento se puede desprender el techo de un salón. Tanto los estudiantes como los profesores están en peligro inminente. Dios quiera que no pase nada, pero entendemos que nos van a cerrar el plantel y reclamamos construir uno nuevo”, añadió.

Los terrenos para construir una escuela nueva están y ya se inició el proceso de adquirirlos, pero la gestión quedó en nada con las pasadas dos administraciones, según el primer ejecutivo municipal. “La situación del país no está fácil, pero como el gobernador se ha expresado que viene con desarrollo económico e infraestructura, espero que seamos prioridad”.