Peñuelas. Hace un par de días, finalmente, los residentes de la tercera edad que habitan el Hogar Cataleya, en el barrio Cuebas de Peñuelas, pudo tener un poco de respiro cuando, luego de 26 días sin servicio de energía eléctrica, finalmente personal de LUMA Energy apareció por el área y restableció el servicio.

Hasta ese momento, toda su rutina se alterado considerablemente, pues habían tenido que depender de una planta eléctrica que, a pesar de los cuidados y el mantenimiento, ya estaba dando señales de que pronto podría fallar.

Para Ilaine Rodríguez Ortiz y José M. Sierra Figueroa, dueños y administradores del hogar desde hace 14 años, atravesar por esa situación durante 26 días significó una pesadilla, además de los malabares que tuvieron que hacer para mantener al menos la planta funcionando, y el considerable gasto de combustible que conllevó, sin que recibieran ningún tipo de ayuda para palear ese golpe financiero.

Por si fuera poco, a pesar de sus esfuerzos, con cada día que pasaba se veían obligados a alterar la rutina del hogar, lo que afectaba notablemente la salud física, emocional y mental de la docena de residentes, algunos de los cuales están encamados, y otros padecen de condiciones mentales.

La pareja reclamó que, en casos de emergencias, realmente se les dé prioridad a hogares de envejecientes, para que puedan superar situaciones como la falta de servicio de energía eléctrica lo ante posible.

“Nosotros podemos aguantar, pero un envejeciente con condiciones no puede aguantar lo mismo que aguantamos nosotros”, lamentó Rodríguez, sobre la situación que tuvieron que vivir por las pasadas semanas.

Explicó que a una de las residentes la tuvieron que enviar a un hospital porque depende de oxígeno, y la planta había que apagarla por momentos para darle mantenimiento, además de que estaba el riesgo de que se quedara en algún momento sin gasolina. Aunque contaban con un tanque de oxígeno, “eso dura de dos a cuatro horas”.

“Si la planta en ese momento deja de funcionar, pues hay que hacer gestiones de emergencia, correr a buscar una planta donde sea para poder continuar dándole los servicios, no solo a esa residente sino a cualquier otro que dependa de equipos”, agregó.

“Y lo de los mosquitos era algo fuera de lo normal... Y los envejecientes aguantan hasta cierto punto. Pero no es como nosotros, que podemos aguantar más. Ellos no”, insistió Rodríguez.

Sierra subrayó que mucha gente se olvida que, a medida que pasan los días en una situación así, los residentes del hogar “caen en depresión”.

“Es una cosa de urgencia. Con el Alzheimer, las condiciones de ellos de salud, me caen en depresión. ‘Quiero ver la televisión (dicen)’, porque ellos no entienden. Tengo que llamar al sicólogo. ¿Cómo brego la situación? Se me descompensan. Yo me descompenso porque quiero tenerlos bien. Y es algo que, créeme, afecta mucho la salud mentalmente. Desespera”, afirmó, recordando que los residentes viven allí bajo unas rutinas diarias, que son particularmente importantes para los que son pacientes de condiciones mentales.

Ilaine Rodríguez Ortiz y José M. Sierra Figueroa, dueños y administradores del hogar desde hace 14 años.
Ilaine Rodríguez Ortiz y José M. Sierra Figueroa, dueños y administradores del hogar desde hace 14 años. (Osman Pérez Méndez)

Y no crea usted que exageran en sus argumentos, pues como confirma Hortensia Maldonado Pérez, una de las residentes del hogar, la situación era insoportable.

“Yo estaba a punto ya de caer en depresión. Fueron veintipico de días sin luz. Los mosquitos, la planta había que apagarla, dejarla descansar, darle mantenimiento. Eso fue bien malo, bien mal. La pasamos bien mal aquí, de verdad”, afirmó doña Hortensia. “Todos estábamos bien afectados. Ya a mí se me salían las lágrimas. Estaba a punto de caer en depresión. Los mosquitos, la calor. Bien mal, sinceramente te lo digo”.

Y para echar sal a la herida, resulta que, al parecer la avería que los tenía sin electricidad no era tan complicada, pues los obreros de LUMA, cuando finalmente llegaron allí, arreglaron la situación en poco tiempo, según indicaron los entrevistados.

“Veintipico de días sin luz por una sencillez, porque ellos (LUMA) lo que vinieron fue pa’ tirar un cablecito de ese poste, y fueron y levantaron los machetes allá, y ya teníamos luz. Veintipico de días sin luz por esa sencillez. Porque yo estaba mirando todo lo que ellos estaban haciendo”, aseguró doña Hortensia.

Sierra agregó que en el área no había postes caídos, ni tendido eléctrico en el suelo, y que LUMA, luego de hacer un patrullaje que empezó a eso del mediodía, pocas horas después, ya había restablecido la luz al hogar y a toda la zona.

“No entiendo cuál era el ‘issue’ que nunca nos quisieron dar la prioridad al hogar. Y el llamado que yo hago, mayormente, es que no solo a mi hogar, a todos los hogares en Puerto Rico, que se le dé prioridad en un caso de emergencia que venga una tormenta. Que les den prioridad, porque nadie sabe la necesidad que hay dentro de un hogar”, insistió.

Primera Hora requirió una reacción desde el domingo a LUMA Energy, la que no se recibió.

Más allá de LUMA, reclamó que tampoco hubo una colaboración efectiva de parte de agencias gubernamentales. Solamente llegó asistencia del alcalde, Gregory Gonsález Souchet.

“En esta emergencia, no hay apoyo de ningún lado. Algunas agencias pertinentes, que digan, mira, yo te puedo ayudar, ya sea con la gasolina, o voy a hablar con el gobernador pa’ darte ayuda pa’ que eso se energice rápido. Esos apoyos no los tenemos”, lamentó Sierra, agregando que, de parte de algunas agencias, “hubo llamadas, pero de ahí no pasó, ahí se quedaba todo”.

En cambio, aseguró que “el alcalde estuvo mano a mano con nosotros. Se preocupó mucho por los viejitos. Tuvimos mucho apoyo de él, hasta donde le fue posible. No hablamos de política ni nada de eso, pero ayudó mucho y es algo que tengo mucho que agradecerle a Gregory y los ayudantes de él, que nos traían agua, alimento, lo que estaba a su alcance. Con lo que él podía ayudar, él venía aquí y lo traía”, comentó Sierra.

La pareja aclaró que ellos sí tomaron preparativos para enfrentar la tormenta, contemplando algunos días de dificultades posteriores a la misma, pero no tantos días sin electricidad.

“Nosotros nos preparamos; compramos gasolina, teníamos la potería (alimentos no perecederos), la comida, agua en la cisterna, agua que compramos en botellas de agua para beber, teníamos pañales. Nos preparamos... bien importante, los medicamentos, que fue algo que hubo que darle bien duro a los medicamentos, por lo menos abastecernos por un mes o mes y medio. Nos preparamos más o menos para un periodo de 20 días”, comentó Sierra.

“Pero el gasto era horrible. La gasolina estaba cara. La planta mía se llevaba cada ocho horas un tanque y medio, que el tanque me costaba $19, y la mitad del otro tanque. Diario estaba el consumo, digamos, entre $50 o $60, a veces me llegaba a los $90 en gasolina cada en 24 horas. Más el consumo de aceite, porque había que comprar el cuarto de aceite, que es un aceite caro, que vale $12, y se llevaba un cuarto y medio la planta”, agregó.

Y, por lo visto, tampoco hay compensación a la vista por todo el gasto que tuvieron que hacer para mantener la planta funcionando. “Eso es algo que se pierde, que tiene que salir de mi bolsillo”, agregó Sierra en tono de resignación. “Tengo que tener un ‘back up’ de $4,000 o $5,000 que eso me puede durar a mí par de día”.

Pero más preocupante todavía es el hecho de que la planta podría haber rendido ya lo que iba a rendir, y estaría a punto de colapsar, exponiendo el hogar a una situación peligrosa en una eventual futura emergencia.

“Ya esa planta tengo que hacer las gestiones a ver, remplazarla, porque se remendó mucho y ya no da más. Y eso son gastos que no están dentro del ‘budget’ de uno. Ahora mismo, entre las cotizaciones que estoy buscando, estamos hablando entre los $11,000 a $12,000. Tengo que hacer esa inversión, para poder correr un hogar, porque esto no es una casa. Recuerda que aquí hay equipos, hay más de tres neveras”, comentó, agregando que estaba haciendo gestiones a ver si de alguna parte salía ayuda para costear la planta.

“O si alguien, verdad, que quiera donar una... bienvenido”, agregó Sierra, sobre la planta que necesita, que según describió tendría que tener 14K o 15K.

Si usted desea colaborar con esa necesidad que atraviesa el Hogar Cataleya, se puede comunicar con Sierra al 787-462-2610.