Gúanica. Los bomberos adscritos al área de Guánica ya no sufrirán con la inestabilidad en el sistema eléctrico, pues la estación donde laboran fue transformada a energía renovable a través de la instalación de placas solares y baterías que garantizarán la continuidad de los servicios en el pueblo más afectado por los terremotos del 2020.

El proyecto fue posible, gracias a una subvención de $277 mil otorgados por Direct Relief en Puerto Rico a la organización Solar Responders, como parte de una donación de $50 millones de la empresa farmacéutica AbbVie, que permitirá a estos primeros respondedores atender una eventual emergencia al independizarse de la red local.

Asimismo, el cuartel funcionará como centro de ayuda a la comunidad para conectar sus equipos médicos, conservar medicamentos que requieran refrigeración y cargar sus equipos de comunicación.

“Guánica es uno de los municipios más afectados por los terremotos del 2020 y nos llena de alegría que esta estación pueda contar con un sistema de energía que permitirá continuar con sus operaciones, aunque se vea interrumpido el servicio eléctrico. Esta estación podrá mantener su capacidad energética para servir como refugio a los residentes de Guánica y proveer electricidad para equipos médicos, como respiradores y almacenamiento de medicamentos que requieran refrigeración, como la insulina”, explicó la licenciada Ivonne Rodríguez-Wiewall, asesora ejecutiva de Direct Relief Puerto Rico.

“Esta subvención apoya, además, el mantenimiento del sistema de placas solares que se han instalado en 17 estaciones de bomberos y 15 centros de salud primaria a través de todo Puerto Rico. Este proyecto en el sur va más allá, pues hemos agregado el componente educativo junto a la organización Bosque Modelo, que educará a unas 50 mujeres quienes serán certificadas como aprendices de peritos electricistas, lo que les permitirá asistir en el proceso de instalación y monitoreo de proyectos de energía solar”, agregó al mencionar que además de Guánica, se instalaron placas solares en la Estación de Bomberos de Cataño, entre otras.

Capacitación de mujeres

Entre los conceptos más importantes de este proyecto, según Rodríguez-Wiewall, es la formación de mujeres en tareas no tradicionales, como es trabajar en proyectos de energía renovable; un esfuerzo realizado junto con la organización Bosque Modelo que brindó herramientas de aprendizaje a unas 50 mujeres de diversas comunidades en 32 pueblos.

Raquel Robledo Rosario es una agrónoma jubilada que aceptó el reto de trabajar con la instalación de placas solares y baterías en la Estación de Bomberos de Guánica.
Raquel Robledo Rosario es una agrónoma jubilada que aceptó el reto de trabajar con la instalación de placas solares y baterías en la Estación de Bomberos de Guánica. (Sandra Torres Guzmán)

Alana Feldman Soler, integrante del Comité Ejecutivo del proyecto Bosque Modelo de Puerto Rico, explicó que la motivación de estas féminas es la ayuda que puedan llevar a sus respectivos sectores.

Igualmente, aseguró que todas estas féminas completaron el curso y recibieron la certificación de Solar Energy International.

Hay muy pocas mujeres perito electricistas en Puerto Rico, hay muy pocas mujeres certificadas para instalar sistemas solares en Puerto Rico. Es una estrategia que le añade una perspectiva de género al trabajo técnico de sostenibilidad energética en el país, pero a la misma vez, aunque pensamos que la mayoría de las mujeres están entrando a este curso porque quieren ser perito electricistas porque quieren contratarse con una compañía privada o trabajar con sistemas solares, lo que hemos encontrado no es eso, sino que la mayor parte de las mujeres que quieren ser parte de este proyecto de adiestramiento, lo quieren para mejorar su comunidad y hacer proyectos precisamente, como este”, sostuvo.

“Se trata de comunidades rurales, comunidades aisladas que tienen poco acceso al recurso y que tienen muchas necesidades, precisamente porque cuando enfrentamos situaciones como los terremotos, como el huracán María o como la pandemia que ahora estamos viviendo, tienen menos acceso a oportunidades. Sin embargo, nuestras mujeres están insertadas dentro de estas comunidades que hay dentro de 32 municipios y ellas ya están ahí y pueden ser parte de complementar esos primeros respondedores que están atendiendo los servicios porque ellas están allí y están comprometidas con el bienestar de sus comunidades”, acotó.

Para Raquel Robledo Rosario, una agrónoma jubilada que aceptó el reto de aprender el nuevo oficio, la experiencia de trabajar con la instalación de placas solares y baterías en la Estación de Bomberos de Guánica es algo que cambió su vida y la de su hija, quien la invitó a llenar la solicitud del curso.

“Me fascina la conservación en todas sus vertientes porque trabajé durante 30 años haciendo conservación de suelo, de agua, de aire, de plantas y de animales, trabajando con una agencia federal que se dedica a la conservación dentro del Departamento de Agricultura. Me retiré y cuando vi la oportunidad de trabajar con conservación de energía que es de lo que trata esto, pues dije: “Ay, chévere, yo no sé nada de eso”, confesó la fémina natural de Barrio Obrero y quien reside hace 30 años en San Germán.

“Fue fuerte al principio, yo llevaba cuchucientos años fuera del mundo de los estudios y a pesar de que la agencia con la que trabajaba nos daba adiestramientos constantemente, pero ya yo llevaba casi seis años de retirada, llevaba un tiempo fuera de ese tipo de presión. Fue muy fuerte, porque además que era un lenguaje que era como aprender chino, aprender el lenguaje de la electricidad, hay símbolos nuevos, hay nuevas maneras de mirar el mundo, de analizarlas, así que fue un reto bien fuerte, pero, como a mí me gusta aprender”, expuso sobre el adiestramiento que inició en mayo de este año.

Según Robledo Rosario, entre las labores realizadas mediante un internado, estuvo el subir materiales al techo de la estación, medir las áreas para la colocación de rieles, conectar micro inversores, entre otras tareas ejecutadas en tres semanas.

“Los primeros días ayudé a subir materiales porque había una máquina que subió los módulos solares, pero no había más nada. Así que todo lo otro que había que subir, los rieles, todas las cajas de tornillo, las cajas y pega, todos esos materiales hubo que subirlos y yo fui parte del esfuerzo de subir eso a un segundo piso y del segundo piso al techo. La segunda semana fue medir, cuadricular dónde se iban a poner los rieles, cómo iban a ir y dónde, identificamos las áreas que iban a ser pasillos donde no iban a haber módulos y ahí pusimos materiales”, detalló.

“Pero todo esto es virtual y una vez estaba identificado pusimos materiales en esos pasillos, empezamos a construir los rieles donde se iban a poner los módulos y después empezamos a conectarle los micro inversores que hacen el trabajo de inversión, pero allá arriba, hacen inversión constantemente en cada uno de los paneles. Todo lo que sobraba o no servía, íbamos disponiendo de eso. Trabajé dos veces con el electricista que estaba haciendo las instalaciones de las baterías”, agregó.

Según Raquel, la oportunidad de aprender algo nuevo y ejecutarlo en sus setenta y tantos años de vida, conlleva varios mensajes, sobre todo a las niñas.

“Todas esas mujeres están dando un mensaje a las niñas de la próxima generación, de que “Yo puedo treparme al techo, yo puedo bregar con cables, yo puedo trabajar con electricidad”, viendo a mujeres en sus 20, 30, 40 años, trepás allá arriba con toda la indumentaria, su sombrero, sus guantes, sus botas, trabajando y eso es un mensaje bien positivo para todas esas generaciones de niñas que vienen subiendo”, confesó.

“Nosotras podemos aportar de otra manera, hay muchos hombres que se han ido del país como hemos hecho tradicionalmente a través de la historia, se van con sus destrezas a buscar mejor ingreso en otro lugar y se quedan las mujeres atendiendo el fuerte, pero hoy día ese otro componente de la electricidad es sumamente importante, mucho más que hace 20 años cuando no había tantas personas dependiendo de la electricidad para sus medicamentos o dependiendo de la electricidad para sus comunicaciones”, afirmó.

Igualmente, resaltó los beneficios de competir para las plazas de trabajo relacionadas al renglón energético y ayudar a reconstruir el país.

“Las posiciones mejores pagadas son precisamente porque se nos han ido muchos electricistas y los pocos que hay están abarrotados de trabajo. Esto paga bien y hay un potencial de que podamos ganarnos la vida en este tipo de trabajo de la electricidad ya sea instalando sistemas fotovoltaicos o en otros aspectos porque la electricidad es muy amplia”, subrayó.