Las pocas pertenencias que los refugiados de los campamentos del barrio La Luna y el parque La Laguna, en Guánica, pudieron sacar tras el terremoto, las perdieron esta vez con las intensas lluvias que enfrenta la zona desde el pasado jueves.

La líder comunitaria Zoraya Martínez recabó la donación de paletas de madera -las utilizadas en los supermercados para colocar la mercancía- para poder levantar los catres de los refugiados y librarlos de la amenaza de las corrientes de agua.

“Estamos, prácticamente, otra vez volviendo a cero, porque todo se perdió. Había gente que tenía los mattress en el piso, literal”, relató.

“Hablamos con el dueño de Econo de Guánica, que tiene un Econo en Yauco, y allá tiene muchas paletas. FEMA no las está permitiendo, pero las de plástico son un poco difícil de conseguir, a duras penas conseguimos las de madera y hay que resolver como se pueda”, dijo.

“Más adelante vamos a tener ese problema de infecciones, de virus, de insectos, pero hay que resolver el día a día”, añadió.

Según Martínez, todos los campamentos establecidos en el municipio, tanto del gobierno como los de las comunidades, están inundados. Indicó que estima que solo un 2% del pueblo duerme en sus residencias, los demás están a la intemperie por miedo a los temblores que, de hecho, ayer la Isla se volvió a estremecer con un sismo de magnitud 5.3.

“Para mí el (campamento) más impresionante es La Laguna, porque es inmenso y no hay espacio para una caseta más. Es impresionante cuando uno llega allí. La Luna fue un desastre”, dijo.

“Era triste ver cómo la gente decía, porque también llovió con viento: ‘me llevó el toldo de mi casita’. Fue bien duro. Le pedimos a papito Dios que nos quite ya un poco el guante de la cara, porque está fuerte. No sé, la naturaleza se ha empeñado con Guánica”, soltó entre suspiros Martínez.

Aunque reside en San Juan, la familia de la líder comunitaria vive en Guánica y desde la emergencia suscitada el 7 de enero se ha mantenido viajando y pernoctando en el municipio para, junto a otros voluntarios, llevar suministros a todos los barrios.

“No sé, yo le he dado mil vueltas a mi mente para ver qué nosotros podemos hacer para los refugios, para sacar a la gente de Guánica. De verdad que ya a estas alturas te tengo que decir que la gente tiene que salir de Guánica, tiene que salir. El amor hacia el pueblo es una cosa y la necesidad es otra”, manifestó con evidente preocupación.

Dijo que aunque todos los refugios sufren los estragos de las inundaciones, los establecidos en La Luna y el parque La Laguna son de los más afectados y donde se conglomeran unas 700 personas.

“Es doloroso, frustrante, impotencia… Es más doloroso, y yo no entro en política, pero decir que los del suroeste están contentos con la gobernadora es un poco humillante. Es un poco humillante para nosotros. Nadie está feliz”, indicó.

“La gente que está en los campamentos y en los refugios porque no tienen otra opción. Hay gente que no tiene familia, que no tienen esa facilidad que tengo yo, quizás, de sacar en el banco chavos y comprar un pasaje e irme. No, hay gente que no tienen dónde ir, que no tienen nada”, puntualizó.

Exhortó a las personas a llevar ayuda porque se perdió todo. Entre las cosas necesarias que mencionó son almohadas, abrigos y repelentes, entre otras. Las personas que deseen unirse a la iniciativa de Martínez pueden llegar hasta el barrio Arenas, en Guánica, desde donde sale junto a otros voluntarios con los baúles de sus carros llenos a entregar y canalizar ayudas.

De igual manera, pidió al gobierno que faciliten los vagones que se utilizaron para dar clases y los habiliten para los damnificados.

“Si los temblores fueran en San Juan, la vida fuera otra, pero como es Guánica a nadie le importa, esa es la realidad, con dolor en el alma y yo vivo en San Juan”, manifestó.