Para la ponceña Elizabeth Laracuente Hernández no existe escollo que drene su motivación y pasión por la vida. A lo largo de sus 28 años, su vida entera ha estado plagada de retos, ya que padece de hidrocefalia, espina bífida, parálisis cerebral, epilepsia y artritis.

Han sido interminables las estadías hospitalarias. Sus condiciones de salud le han garantizado milésimas de visitas al Centro Médico de Río Piedras, y se ha sometido a 33 cirugías. Entre el 2016 al 2019, 19 de ellas fueron neurocirugías, las cuales impidieron que se graduara de un bachillerato de biomédica.

“Ha sido un reto día a día, aprendiendo a vivir con cada condición, aprendiendo a educarme sobre cada condición para poder manejar cada uno de los retos que me pasan diariamente. La vida es un camino, que si tú te dedicas a aprender, las cosas se te hacen un poquito más llevaderas. No diría que es fácil, porque fácil no ha sido, pero se hace más llevadera. Uno va creciendo diariamente”, comentó.

Aunque su condición le impidió completar su bachillerato en biomédica, está a punto de culminar su bachillerato en salud pública de la Universidad Ana G. Méndez y planifica continuar sus estudios hasta obtener un doctorado.
Aunque su condición le impidió completar su bachillerato en biomédica, está a punto de culminar su bachillerato en salud pública de la Universidad Ana G. Méndez y planifica continuar sus estudios hasta obtener un doctorado. (Suministrada)

Sin embargo, Elizabeth aprovecha sus experiencias de vida para aprender de ellas y vive enteramente agradecida del personal médico que la ha atendido a lo largo de los años.

Es por esto que derramó sus sentimientos en más de 80 versos en el poemario “Popurrí de sentimientos”, que está próximo a publicarse el mes que viene.

“Es como un conglomerado de distintos tipos de sentimientos o sensaciones que una persona pueda experimentar alrededor de su vida”, detalló al resaltar que incluye temas de pasión, reflexión, amor y una obra dedicada a la meteoróloga Ada Monzón.

La ponceña, amante de la escritura, habitualmente anotaba pensamientos repentinos que le nacían, los cuales conducían a la redacción de cuentos cortos y poemas. Pero es mediante la poesía donde descubrió su mayor talento. Por eso dedicó un año y seis meses a perfeccionar el arte, acudiendo a vídeos informativos para afinar su dote, hasta que produjo el poemario.

“A mi toda la vida me ha encantado escribir. Yo escribo cuentos, de todo género literario, pero por dónde más me incliné fue por la poesía. Y, un día, me senté a pensar ‘bueno, si yo me dedico a escribir de todo tipo de cosas, ya sea que me pasen a mí, que yo vea en mi entorno, un modo de expresión, quizás pueda tener la oportunidad de que, un día, pueda tener todo ahí coleccionado y quién quita que alguien pueda disfrutar de mi talento’. Y, un día me animé y dije ‘bueno, voy a tirarlo, a ver qué pasa’ “, rememoró. “Autoexaminándome, pienso que la poesía es donde me desenvuelvo mejor. Y, al ser así, yo dije ‘al mundo hay que exponerle lo mejor de uno mismo’ “, añadió.

A pesar de que aún está en las últimas etapas de edición, ya Laracuente Hernández visualiza un futuro optimista como poeta y la posibildiad de escribir un segundo tomo del poemario u otra obra completamente nueva.

“Voy a ver cómo se mueve esta primera obra”, adelantó.

“Sin ellos, yo no estaría aquí”

Previo a lanzarse como poeta, Elizabeth ha llavado una trayectoria como portavoz para retener el programa del Programa de Neurocirugía en el Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

Desde llevar su reclamo a distintos medios noticiosos hasta utilizar sus redes sociales, la también estudiante de salud pública recalcó que no descansará hasta lograr que se retenga el programa indefinidamente.

“Tú no sabes que en algún momento te llega a afectar algo y tú, sin saberlo, necesites de un neurocirujano. Somos miles y miles de pacientes que se atienden diariamente allí, pero nadie, desafortunadamente, se ha atrevido a ir a los medios y decir ‘mira, este programa es necesario en Centro Médico. No pueden permitir que cierre’. Gracias a que he estado tantas veces allí conozco la necesidad tan grande de que el programa permanezca allí y dije ‘no, yo no me puedo quedar de brazos cruzados. Yo tengo que ir, tengo que moverme y tengo que hacer lo que está en mis manos para que, por lo menos, hagan algo’”, señaló.

El Consejo Acreditador de Educación Médica Graduada (ACGME, por sus siglas en inglés) determinó en abril que revocaría la acreditación del RCM tras haber estado en probatoria desde el 2018.

El RCM optó por no apelar la pérdida de la acreditación del Programa de Residencia de Neurocirugía de la Escuela de Medicina, el único en Puerto Rico que entrena a futuros neurocirujanos. Por lo contrario, la institución indicó que, como parte de su nuevo plan de acción, solicitará de forma directa una nueva acreditación, una vez entre en vigor el cierre del programa en 2022.

Según el RCM, la acción de solicitar una nueva acreditación le permitiría al Programa retomar su acreditación “con mayor agilidad”, a la vez que le brinda la posibilidad de tener nuevos residentes a partir del verano de 2023. Mientras, una apelación, explicó la institución, podría extender el proceso “uno o dos años más”.

Por su parte, el director de la Administración de Servicios Médicos de Puerto Rico (ASEM), Jorge Matta González, aseguró la continuidad de los servicios de neurocirugía que ofrece el Centro Médico de Río Piedras a sus pacientes a pesar del proceso que enfrenta.

“Soy portavoz del programa, porque gracias a eso, yo estoy aquí. Ellos son instrumentos del Señor para que yo esté aquí. Yo nací en el Hospital Damas aquí (en Ponce) y me transfirieron por Aeromed hasta (Centro Médico) y allí estuve un año y tres meses sin salir del hospital pediátrico. Ellos me operaron primeramente la cabeza, me operaron la espalda. Sin ellos, yo no estaría aquí”, afirmó.

“Si yo voy a un hospital con x o y problema en la cabeza, ellos no tienen solución para mí. ¿Para dónde me envían? Para Centro Médico. Todas las veces que he estado ahí al borde, quien me ha salvado, quien está ahí es un neuro. Es imperativo que yo le devuelva lo que ellos están haciendo por mí”, agregó.

Vive agradecida

El agradecimiento de Elizabeth hacia los profesionales de la salud no se limita a ser portavoz. Es su misión de vida; por eso dedicará su vida profesional al campo de la salud y así “devolverle a la salud lo que la salud me ha dado a mí”.

“Gracias a la salud estoy aquí. Si imparto lo que he aprendido como paciente a lo largo del tiempo, puedo estar en los dos ámbitos, como profesional y como paciente”, explicó.

Aunque su condición salubre le impidió completar su bachillerato en biomédica, está a punto de culminar su bachillerato en salud pública de la Universidad Ana G. Méndez y planifica continuar sus estudios hasta obtener un doctorado, el cual utilizará para adentrarse en el área administrativa del campo.

“Siempre, desde bien pequeña, me ha gustado lo que es la medicina. Pero, cuando no tenía tanta experiencia en lo que es el campo y en lo que me sucede a mí como paciente, no tenía conciencia de que algunas concentraciones en el área de medicina no eran quizás las más propias para mí, porque no me dan mucha oportunidad de descanso, merecen muchas horas de desvelo quizás en un hospital y yo, por mi salud, no me conviene hacer eso. Me metí en el área de gerencia en salud, que sigo teniendo el énfasis en salud, pero es más llevadero”, expresó.

Exhorta a que no se quiten

Para todos aquellos que, en su vida, carezcan de motivación para lograr sus metas, Elizabeth les tiene un mensaje contundente: “jamás se rindan”.

“Por más difícil que parezca x o y, lo que quieran lograr, jamás y nunca se rindan y siempre crean firmemente en ellos y, creyendo en ellos mismos, se dediquen a educarse y saber cómo crecer en línea con lo que quieren lograr”, exhortó.

Además, busca que todo aquel que cruce su camino aprenda algo de ella, al igual que desea aprender de las experiencias de otros.

“Todos los días me dedico a crecer y, en ese camino, si encuentro a alguien a quien le pueda impartir lo que sé, pues muchísimo mejor, porque así sigue creciendo lo yo aprendí con esa persona”, puntualizó.