Un grupo de estudiantes de Educación Especial de la Escuela Dalila Torres en Guayanilla reciben terapia del habla en una covacha de la Escuela Padre Nazario a donde fueron reubicados en la modalidad de “interlocking” debido a que su plantel sufrió daños severos con los terremotos.

La denuncia fue hecha por el representante José “Cheito” Rivera Madera a través de sus redes sociales, ocasionando la indignación de decenas de personas, incluyendo maestros y padres de la zona cero.

“En ese pequeño cuarto de madera se están dando terapias a niños de Educación Especial en la Escuela Padre Nazario de Guayanilla donde hay interlocking con otra escuela elemental. Pero el Departamento de Educación dice que todo está bien”, expuso Rivera Madera al presentar una foto del lugar a donde presuntamente llevan a los alumnos con capacidades diferenciadas que cursan de kínder a tercer grado.

La información fue confirmada por un integrante de la comunidad escolar guayanillense quien expuso que la elección de esa covacha estuvo a cargo de la compañía privada que ofrece esos servicios a través de un contrato con el DE.

Esbozó que “allí se están recibiendo estudiantes de educación especial; se les están prestando servicios de terapia de habla”.

“Cuando estábamos ubicados en la Dalila Torres, había salones habilitados de Educación Especial, pero eso son las compañías que prestan servicios de terapia de Educación Especial las que coordinan y hacen la ubicación de las áreas. El DE pagó unos fondos a esas compañías que se encargan de la contratación de personal y de tener unas áreas para que los estudiantes reciban los servicios”, relató la fuente al resaltar que la Oficina Regional de Ponce (ORE) puso mordaza tanto a maestros como a directores y personal de las escuelas.

“No en todas las escuelas hay salones disponibles, pero se supone que los hubieran puesto dentro de los dineros que se les asignan a través de estos contratos, que tuvieran la deferencia de crear un área decente para que los estudiantes reciban esos servicios”, explicó.

La fuente recordó que la covacha en controversia fue donada por el Municipio de Guayanilla y “se trajo allí cuando nos mudamos a la escuela”.

“El fin de utilizar la covacha no sabría decirle, pero es parte de las cosas que se trajeron de la Dalila y se colocó ahí”, sentenció al mencionar que la situación comenzó el semestre pasado.

Asimismo, destacó que no hay comunicación directa entre padres y docentes debido a la pandemia del COVID-19, pero que la mayoría de los alumnos de la Escuela Dalila Torres están dentro del programa de Educación Especial.

“Me indigna. La terapista va a los salones y los lleva a ese cuartito”, confesó, “pero en la escuela tienen salones contenido y hay estudiantes de la corriente regular que, según estipulado, tienen que recibir por frecuencia, ya sea por horas o días a la semana las terapias”.

“No todas las terapias se brindan en la escuela y hay estudiantes que los llevan a terapia después del horario escolar, pero por lo general cuando son nenes tan pequeños siempre he visto que en las escuelas por lo menos, en el caso de la Dalila, tenía todos sus terapistas allí; del habla, ocupacional, sicológica, pero ahora no es el caso, no hay escuelas”, lamentó.

Por su parte, la madre de uno de los estudiantes que recibe terapias del habla en la covacha desde noviembre reveló que su hijo a quien describe como amoroso, presenta problemas de adaptación a la hora de recibir el servicio.

Sin embargo, aclaró que no se trata de la terapista, sino del lugar que describió como un espacio pequeño de madera con techo de zinc, mesa y un abanico, “que se pone más caluroso según va avanzando el día”.

“Es un cuartito de madera pequeñito, lo que tiene es una ventana normal con el zinc y a eso le da el sol todo el día por la manera en que está posicionado. Adentro lo que tiene es una mesa redonda con las sillitas y un abaniquito normal. Mi niño coge las terapias grupales con dos o tres más… imagínese, es un niño pequeño que son de Educación Especial”, confirmó la mujer quien vio el movimiento al cuarto de madera ubicado en la cancha de la escuela.

“El nene no me ha mencionado nada porque no es muy comunicativo, pero mi niño es amoroso, servicial y respetuoso, y desde que comenzaron las clases otra vez que empezó con las terapias, hemos tenido un poquito de problemas en cuestión de la conducta cuando justo y únicamente está en la terapia”, afirmó al señalar que “el nene estaba incómodo”.

Fuentes de Primera Hora afirman que hoy las autoridades escolares cerraron la covacha y enviaron tanto a la terapista como a los estudiantes a un salón regular. Al parecer, como respuesta ante la marejada de críticas recibidas por permitir que los menores con capacidades diferenciadas tomaran su terapia en un lugar con las condiciones descritas por nuestros entrevistados.