Cuando se le pregunta a José García Cosme por qué se metió en el narcotráfico, su respuesta es cortante: “por ambición”.

“Entré a eso por la ambición del dinero. Eso fue una ambición por el dinero, ambición de tener lo que tenían otras personas. Uno miraba a otro con $25 y uno también los quería tener”, sostuvo García Cosme en una entrevista exclusiva con Primera Hora desde la cárcel federal FMC Devens de Massachusetts, donde está preso desde finales de los 90 tras declararse culpable por cargos de narcotráfico.

Sonará simple y hasta ridículo que la problemática del narcotráfico y sus vínculos obvios a la ola de violencia que vive el país se atribuya a una motivación humana tan primitiva como la ambición, pero García Cosme tiene la autoridad para hablar del tema y sus raíces.

“Papo Cachete”, como era conocido por todo el mundo en Caguas y pueblos limítrofes, fue el narcotraficante más temido de su zona y controló por décadas una extensa red de distribución de drogas desde el residencial Turabo Heights.

Aquel poder lo llevó a amasar una fortuna enorme y a controlar un negocio multimillonario, por lo que cayó en el ojo de las autoridades. Estuvo preso en Puerto Rico a principios de los 90, pero eso no lo detuvo y desde adentro controló su operación. Salió, pero los federales le cayeron arriba y lo encarcelaron, por lo que estará en prisión hasta el 2011.

Estar en la cárcel le ha permitido a García Cosme, el hombre que las autoridades señalan como el autor de la Gran Fuga ocurrida en la Penitenciaría Estatal de Río Piedras (Oso Blanco) el 17 de abril de 1991 y a quien se imputan amenazas de muerte a fiscales y testigos, reflexionar sobre las causas que provocaron que se metiera en tantos problemas con la ley e, igualmente, identificar soluciones para prevenir que los jóvenes cometan sus mismos errores.

¿Cuáles fueron los detonantes que lo metieron en el narcotráfico? ¿Qué lo provocó?

Ésa es una historia de cien años, pero la necesidad, la falta de cooperación del Gobierno de dar la mano a los pobres.

Papo Cachete cree que hay maneras de prevenir que la juventud se meta en el mundo de las drogas y la violencia que él genera, pero entiende que el Gobierno debe reenfocar sus estrategias si quiere ver cambios radicales.

“El Gobierno tiene que abrirle las puertas a las personas, porque el Gobierno es el primero que lleva la violencia a los caseríos. Tienen que dar más oportunidades de estudio y así habrá mejor comunicación y mejor vida. No lleven más violencia a los caseríos, porque un operativo es una violencia en un caserío”, expresó el recluso, quien asegura que no volverá a “los negocios” cuando salga y que su prioridad será completar estudios como “maestro de educación física o lo que sea”.

Como ejemplo para sostener su argumento de cómo el Gobierno puede ser un detonante en el crecimiento del narcotráfico, García Cosme citó la crisis económica y los despidos que se han dado en el sector público en los pasados meses.

“Cuando no aparece la comida para una persona, o la comida para los muchachitos, la persona hace lo que sea para buscar comida a esos muchachitos. Usted también lo haría, ¿no? Cualquiera que tenga una necesidad hará el trabajo que sea para buscar el dinero de sus hijos, de su hermano, de su mamá, o de su familia”, expresó.

Papo es consciente de que sus negocios turbios le han costado caro, pero, ¿se siente arrepentido de lo que hizo? Él asegura que no, porque fue la única vía que tuvo para salir de la pobreza.

“Yo perdí mi libertad, a mi esposa, mis hijos, perdí todo, pero estoy aquí cumpliendo con lo que la sociedad me impuso. Muy caro el precio”.

Y mirando atrás, ¿lo hubiese hecho o cree que no hubiese tenido alternativas?

(Riendo) Si le digo que no, soy un mentiroso y si le digo que sí… pues imagínese. Son cosas que le pasan a uno, ¿entiende? Uno se deja llevar por ese camino y ya no puedo virar hacia atrás. Ahora lo que tengo es que progresar emocional y espiritualmente. Llevar una vida mejor cuando salga.