Exhortan a más familias a “darse la oportunidad” de ser un hogar de crianza
Grupo SEPI ofrece apoyo para que niños y niñas removidos de sus casas convivan en un ambiente de familia.
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Brenda Chiclana Benítez y Joseph Zapata Cortés es un matrimonio que se ha dado a la abnegada y también reconfortante tarea de convertir su hogar en uno de crianza. De esa manera dan una oportunidad de convivir en familia a menores que, por diversas razones, han pasado a estar bajo la custodia del Estado.
Y no han acogido a uno, o dos, o siquiera tres de esos niños y niñas, sino a seis: dos nenas y cuatro varones, a quienes han abierto su corazón al punto que les llaman mamá y papá.
La historia comenzó hace algún tiempo, cuando “estábamos solos, porque nuestras hijas decidieron independizarse y la casa era grande y estaba vacía”.
En ese momento, Brenda escuchó del programa del Grupo SEPI, que ofrece apoyo a hogares de crianza, precisamente de una persona que es participante del mismo, y “nos interesó y nos dimos la oportunidad”.
“Verificamos cómo era… y nos interesó. Llamamos a SEPI, tuvimos una entrevista y ahí nos indicaron cómo era el procedimiento de comenzar y entrar al programa. Nos convencieron realmente de abrir un hogar (de crianza)”, relató Joseph en entrevista con Primera Hora.
Sostuvo que el proceso, que “comenzó con la documentación”, no fue un asunto complicado.
Al principio, comenzaron el hogar de crianza con dos menores, “una parejita de hermanos”, que “los tuvimos un año y tres meses, y fueron adoptados”.
Pero ya antes de que se diera esa adopción habían decidido “abrir el hogar por una licencia de seis menores”.
“Y de pronto teníamos seis menores”, dijo Joseph sonriendo.
“Se nos hizo un poquito cuesta arriba, porque ya las de nosotros se habían casado, y volver a empezar… como que el primer día que ellos llegaron, al otro día pa levantarlos… yo dije, ahora hay que detenerse un poco, porque hay que bañarlos, vestirlos, darle el desayuno. La vida nos cambió nuevamente”, comentó Brenda.
La satisfacción de tenerlos, aseguran, fue inmediata. El corillo incluye a dos parejas de hermanos, y cuyas edades son de 1, 4, 5, 7, 8 y 12 años.
“Claro que sí. Esos son, prácticamente, hijos de uno”, aseguró Joseph.
“Y para ellos, nosotros somos todo, porque ellos dicen ‘mami’, ‘papi’. Somos todo para ellos. Esa figura que ellos ven es nosotros”, agregó Brenda. “Y nos gusta lo que hacemos. A mí me gusta lo que yo hago. Ayudarlos a ellos y hacerlos parte de uno es bien importante”.
Y no son solo los seis, porque “cuando llegan las tres nietas, pues eso se convierte en un estadio… Pero todo en orden. Y comparten, y esa es la satisfacción de uno, que ellos se sienten a gusto”.
La meta es que se acoplen al hogar
Como se imaginará, no es una tarea fácil, más bien una llena de retos, para ellos y para los menores. Joseph considera que “el mayor desafío es que ellos puedan acoplarse a un nuevo hogar. Porque muchos de ellos tienen unos maltratos diferentes. Y pues el que ellos estén en un hogar y que puedan tener una mamá, un papá, unos abuelos, unos tíos y todo como si fuera realmente su verdadera familia, aunque no lo sea, eso satisface a uno”.
Y ante cualquier situación que pueda surgir, “el programa SEPI nos ha apoyado en todo lo que necesitamos. Te visitan al hogar. En cuestión de terapias y apoyo, en cualquier situación, ha sido positivo”.
Así que no debe sorprender que piensen continuar con su hogar de crianza “hasta que Dios nos diga y nos dé salud”. Y tampoco debe sorprender que su mensaje a otras familias de posibles hogares de crianza es “que se den la oportunidad”.
“En SEPI los van a ayudar”
Pero, ¿de qué se trata la labor de SEPI, que este matrimonio asegura provee una asistencia crucial para llevar el hogar de crianza?
Su fundadora y presidenta, la doctora Amarilis Ramos Rivera, explicó que se trata de una organización que comenzó ofreciendo servicios de salud mental a cientos de menores en más de 20 instituciones, pero luego “fuimos evolucionando y conociendo más las necesidades de la familia y la comunidad”.
Paralelamente, a nivel de los Estados Unidos creció el interés “en mantener las familias unidas y que no estén los menores dentro de instituciones, sino en entornos familiares”, e incluso se promulgaron leyes a esos efectos, que eventualmente también llevaron a esfuerzos y la firma de leyes en esa misma dirección aquí en Puerto Rico.
Actualmente, como parte de su programa Families, SEPI trabaja “con los menores directamente y con los hogares de crianza”.
La sicóloga clínica no dudo en reconocer “que las instituciones son muy buenas, no les vamos a restar los méritos. Sin embargo, siempre podemos notar que la diferencia entre un ambiente de familia, y una institución, va a ser distinto, y el reconocer, el generar costumbres, cultura, trato, es distinto”.
“Todo el mundo merece o debe tener la oportunidad de estar en un entorno de familia que se sienta cálido, que me pueda levantar y voy a mi cuarto y no necesariamente lo comparto con varios más, a lo mejor lo comparto con otro más… que me traten como si fuera un hijo, que no me traten como un número más. Esos son elementos que son importantes”, añadió.
Deshaciendo mitos
Y es ahí que resalta la necesidad de contar con más hogares de crianza, “para que haya más entornos de familia donde estos menores puedan estar”, pues el Departamento de la Familia tiene en promedio unos 2,000 menores bajo su custodia, y “solo unos pocos cientos” de ellos están en “entornos o ambientes de familia”.
Entre las razones para que haya tan pocos hogares de crianza es que “persisten muchos mitos, miedos y desconocimiento que hacen que mucha gente no de ese paso de abrir su hogar para que sea uno de crianza”.
Por ejemplo, un mito bastante común es que “la documentación que tienen que someter es muy compleja, muy difícil y le hacen la vida imposible a uno y está años tratando de solicitarla”, cuando la realidad es que ese proceso toma apenas unos pocos días.
Por supuesto, esa ubicación para el menor tiene que estar debidamente certificada, “porque tú puedes tener todo el deseo del mundo, pero yo no te puedo ubicar un muchacho, así porque tú digas soy fulano de tal… yo necesito documentación que certifique que usted es una persona íntegra y de valores dentro de la sociedad y de su comunidad. Hay que cumplir unos requisitos”.
Dentro de los requisitos principales, están:
- Verificación de identidad
- Verificación de ingresos
- Verificación de antecedentes penales
- Verificación de la ubicación donde va a estar el menor
Subrayó que en SEPI “tenemos una base de mantener la familia unida”, y en ese sentido “si hay hermanos, nos encantaría que esa familia diera la oportunidad a que estén juntitos”.
Respecto a cuál puede ser la composición de la familia que aspire a convertirse en hogar de crianza, Ramos Rivera aclaro que, contrario a uno de los mitos más comunes, que apunta a que solo podría hacerlo una pareja tradicional casada, en realidad puede hacerlo cualquier persona de más de 21 años, y con cualquier variante de familia no tradicional, siempre que cumplan los demás requisitos de integridad y espacio, siguiendo siempre lo que establezca la ley.
Para acoger a alguno de esos niños, que pueden tener desde apenas días de vida hasta que cumplan los 21 años, tampoco hay un límite de edad máxima y, de hecho, tienen un participante que sobrepasa los 80 años.
“Es de 21 años en adelante. Si tiene limitaciones físicas, tienes que demostrar es que tienes las capacidades protectoras, las capacidades que necesita un padre para proteger. Puede haber una persona que esté en silla de ruedas, ¿cuáles son las estrategias?, porque yo te voy a entrevistar a ti, y tú me vas a decir, caminando o en silla de ruedas, cuáles son tus estrategias de protección, de bienestar y de seguridad de ese menor. Me las respondes, pues eso no va a importar”.
En cuanto al requisito de que tenga trabajo, realmente lo que se requiere es “que puedas sufragar tus gastos esenciales hasta el día que estamos con el menor. Puede ser un negocio propio, puedes vender bizcochos, hacer jabones, es que tengas una fuente de ingreso para sufragar tus gastos personales”.
Aclaró que, más allá de eso, hay ayudas económicas que se pueden dar, como podría ser recibir Plan 8, “y puedes recibir un menor dentro del entorno del hogar, pero tienes que notificarlo a las agencias pertinentes”.
Por otro lado, la doctora aclaró que Grupo SEPI “nosotros subvencionamos los gastos completos del menor. Adicional a eso, los menores tienen un plan médico que cubre tanto el profesional como la medicación. Y ellos reciben su tarjeta de PAN (Programa de Asistencia Nutricional). Lo que tiene es que ocuparse de lo que corresponde al entorno escolar”, además de darle el espacio y cariño.
Crianza con amor
“Otro de los miedos que se da es cómo voy a manejar a un menor que no es legalmente mi responsabilidad. Pues se va a dar la disciplina que corresponde, vamos a darle el amor de la misma manera, siempre va a haber una estructura, y nosotros vamos a estar siempre de la mano”, agregó.
“En situaciones donde haya menores que tengan diagnósticos y nosotros vamos a apoyar, vamos a proveerles herramientas y estrategias para manejar ese tipo de conductas que se pueden dar en ese menor”.
Resaltó que una diferencia del programa del Grupo SEPI con respecto a otros, es que “no tienes que llevar el menor a una oficina, porque nosotros vamos a ir a tu casa a dar ese servicio”.
Por otro lado, aclaró que, una vez ese menor se vaya, ya sea por algún proceso de reunificación, de adopción o porque pasan a vida independientes, no se recomienda tener contacto. No obstante, algunos que pasan a vida independiente deciden continuar visitando a su familia de crianza. En casos de adopción, pues “va a depender de ese recurso y las decisiones que tome si se puede comunicar o no”.
Por otro lado, “un hogar de crianza puede eventualmente convertirse en familia adoptante, y tenemos varias historias así. Siempre tienes que cumplir con el requisito de adopción, pero ya se generaron unos apegos, y es justo que el menor tenga opinión sobre quien va a adoptarlo, y si yo llevo dos, tres años con esta familia, y tengo buena relación, pues es la prioridad, y la Ley 57 así lo establece, que la opinión del menor es importante, la prioridad siempre va a ser donde el menor quiera. Y sí, tenemos historias de familias que han adoptado a menores, tenemos varias”.
Además, aclaró que, si ocurriera que un menor no se adapta el hogar de crianza, pero la familia aún tiene interés en servir de hogar de crianza, eso no le impide volver a tratar”.
Aunque quisieran sumar la mayor cantidad de hogares de crianza posible, SEPI aspira a sumar “al menos 200 familias más.
“Aspiramos a eso y a seguir creciendo y tener la oportunidad de ver a todos los menores que hayan pasado por una experiencia que han sido removidos de sus hogares, en un ambiente de familia. Y mientras esa necesidad esté, nosotros esperamos permanecer y seguir creciendo para tener ese espacio donde albergarlos”, afirmó Ramos Rivera.
La doctora exhortó a cualquier familia interesada en poder servir a esta noble causa a que se pongan en contacto con Grupo SEPI “para que se orienten”.
Las personas interesadas, pueden contactar a Grupo SEPI a través de su páginas en redes sociales como Facebook e Instagram, a través de su página web, llamando al 787-404-5933, o escribiendo a info@gruposepipr.com.
Pasos a seguir para convertirse en hogar de crianza
- Contactar al Grupo SEPI para orientación. Se le explica al prospecto los documentos que necesita para verificar su trasfondo y antecedentes. Se acuerda una cita para ver el hogar.
- En esa visita, se verifica el hogar y se le hacen las recomendaciones que necesita para poder ser certificado. Por ejemplo, necesita un extintor, una cisterna, si tiene piscina debe estar cercada o alguna otra manera que prevenga accidentes.
- Cuando se completan esas recomendaciones, hacen otra visita, generan el estudio social y se hace la recomendación. Finalmente, el DF realiza una visita para que se dé esa certificación.
- Una vez está la certificación, ya SEPI ha hecho una evaluación del perfil, a base de si tiene experiencia y otros criterios, y ya tiene el ideal de qué menor podría ser el que mejor se beneficie acorde a su capacidad y situación. Y ya hay un registro de espera con menores para ubicar.
- Se le envían invitaciones para participar de los talleres de adiestramiento como hogar de crianza.
- Una vez está identificado el menor, le hacen la llamada para hablarle del perfil del niño o niña, si tiene diagnóstico, las posibles experiencias traumáticas que pudo haber tenido. Si decide abrirle las puertas de su hogar, SEPI y el DF hace la ubicación.