Una mesa redonda de médicos especialistas recabó hoy de los puertorriqueños el tomar medidas estrictas, de higiene y de alejamiento social, para detener la curva infecciosa del coronavirus y evitar que la enfermedad se riegue en la Isla.

Los expertos urgieron que el gobierno liberalice las pruebas de detección del COVID-19 para conocer el grado de contagio en la Isla y en el esfuerzo sanitario masivo, reclamaron mayor atención para los más viejos, las embarazadas y los deambulantes. Alertaron que si no se siguen al pie de la letra, la cuarentena, el toque de queda, y demás medidas impuestas para contener el virus, la pandemia podría dejar miles de muertos en Estados Unidos y en Puerto Rico.

Ante las limitaciones que ha puesto el gobierno a las pruebas del coronavirus, el panel de salubristas -que coincidió en un panel organizado por VOCES, Coalición de Inmunización y Prevención de la Salud de Puerto Rico-, también recomendó sacar de manos de la epidemióloga del Estado, Carmen Deseda, la determinación de a quién se le debe hacer o no la prueba que detecta el coronavirus.

Aunque reconocieron que hay escasez de las pruebas, recomendaron que sean los neumólogos, infectólogos y especialistas que están la primera línea de manejo de la pandemia los que después de evaluar a los pacientes decidan si deben ser sometidos a los exámenes clínicos.

“En ese tiempo que ellos decidan o no hacer la prueba, clínicamente estamos perdiendo la oportunidad de decirle al paciente ‘tienes esta condición, tienes que cambiar o añadir el tratamiento'. Estas son cosas básicas y lo más importantes es para poder tener número de incidencia, prevalencia y mortalidad hay que hacerle las pruebas a la gente”, dijo el neumólogo Luis Nieves Garrastegui, otro de los participantes de la mesa redonda que también contó con la participación de la excirujana general de Estados Unidos, Antonia Coello Novello; la pediatra especialista en emergencias, Ana Medina y la abogada especialista en salud pública, Linette Sánchez.

Nieves Garrastegui, de la Sociedad Puertorriqueña de Neumología, subrayó que ante la ausencia de pruebas tampoco se puede decir si ya hay contagio comunitario de la enfermedad en Puerto Rico.

“Si no tenemos pruebas no tenemos números y no podemos calcular. Solamente podemos hacer unos cálculos basados en las experiencias de otros lugares que no necesariamente es la real aquí”, dijo el galeno.

“No tenemos pruebas disponibles, van a llegar tanto por el CDC (Centro para el Control de Enfermedades de Atlanta) como por las vías privadas como públicas, pero hay que liberarlas a los subespecialistas”, sostuvo Nieves Garrastegui, quien dijo que el gobierno no ha tenido comunicación con la Sociedad de Neumología con respecto a esta emergencia.

“Nosotros nos hemos organizado por nuestra cuenta”, indicó el neumólogo, quien le pidió a la gente que permanezca en sus hogares. A los pacientes con condiciones respiratorias les recomendó continuar con sus medicamentos y comunicarse con sus médicos para mantener un plan individualizado de su condición.

Sobre los casos con coronavirus reportados en otros países que después de superada la enfermedad han perdido capacidad pulmonar, el médico detalló que se trata de pacientes que desarrollaron pulmonía severa y como secuela, fibrosis pulmonar.

“No es a todo el mundo, es a los pacientes que se complicaron y está por verse si los pacientes que no se complicaron con pulmonía y recuperaron completamente, si van a tener o no pérdida de capacidad pulmonar”, sostuvo.

La pediatra Medina dijo, por su parte, que el Municipio de San Juan recibió unas 13 mil pruebas que serían practicadas en el Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Río Piedras.

“Me preocupa que haya falsos positivos por la prisa del diagnóstico, pero la prueba ayuda a separar los infectados de los no infectados”, indicó la doctora Coello, quien destacó que por cada infectado se estima que hay tres contagios.

“Estamos en una pandemia. Ya basta de estar rogando para hacer las pruebas”, sostuvo para agregar que el 35% de la población en Puerto Rico es mayor de 65 años, el grupo más vulnerable al coronavirus.

En torno al comportamiento del virus en la Isla, la excirujana general dijo que el contagio podría disminuir con las medidas impuestas, o que muchas personas se infecten y el virus desaparezca, o que se convierta en uno de carácter estacional.

De aumentar de forma exponencial el contagio, Coello advirtió que no habría respiradores suficientes en los hospitales y otro equipo para lidiar con los casos y que probablemente se necesitarían dos hospitales para atender exclusivamente a estos pacientes. No obstante, agregó que muchos de los casos no requerirían hospitalización.

La doctora insistió en las medidas de limpieza para mantener a raya el virus y mencionó medidas, como desinfectar las tarjetas de débito, advertir en las lavanderías de la ropa de los contagiados y que los agentes funerarios tomen precauciones con los difuntos.

“También me preocupa el deambulante. ¿Quién lo protege?", inquirió Coello.