¿Por qué a la Virgen María no se le puede llamar “corredentora”?

La interrogante ha captado la atención de los boricuas, luego de que trascendiera que el papa León XIV, aprobó el pasado 7 de octubre una nota preparada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en la que se establece que es “inoportuno” llamar a la madre de Jesucristo “corredentora”.

El monseñor Leonardo Rodríguez Jiménez, párroco de la parroquia María Madre de la Misericordia, en Guaynabo, y Vicario del Santuario Nacional de Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, explicó que el hecho de que en El Vaticano “no considera apropiado” utilizar el término, no quiere decir que los fieles estén vetados de utilizar el término “corredentora” para describir a la Virgen María, tal y como pudiesen utilizarse otros adjetivos como “inmaculada” o “primera discípula”. Pero, se recomienda “evitar” el término para no crear confusiones o ser juzgados por personas fuera de la religión católica.

Relacionadas

“Corredentora” es uno de los tantos títulos con los que se ha definido a la Virgen. El religioso explicó que se ha utilizado desde la Edad Media. “Significa que la Virgen es cooperadora con Jesús de la redención, de la salvación de la humanidad”, detalló.

Rechazó, de inmediato, que la decisión de El Vaticano de establecer que no es oportuno utilizar este término para describirla quiera decir que María no cooperó en esa salvación que se aspira, dentro de la filosofía del catolicismo.

“El documento mismo dice que la Virgen es cooperadora, pero que ese término como que todavía, en el sentido teológico, de una teología así que quiere ser muy precisa, etcétera, pues como que no se ve que es oportuno utilizarlo de momento. Entonces, la nota misma dice que ellos no están pretendiendo agotar la reflexión, ni ser exhaustivo, sino mantener un equilibrio entre la única mediación de Jesús y la cooperación de la Virgen en la obra de la redención. Entonces, buscando ese equilibrio, se cree que en este momento no es lo apropiado (utilizar el título)”, estableció el monseñor.

El tema se siguió investigando por años hasta que se emitió esta “Nota doctrinal sobre algunos títulos marianos referidos a la cooperación de María en la obra de la salvación”.

La decisión se recoge en un párrafo de este documento, el cual establece que “teniendo en cuenta la necesidad de explicar el papel subordinado de María a Cristo en la obra de la redención, es siempre inoportuno el uso del título de ‘corredentora’ para definir la cooperación de María. Este título corre el riesgo de oscurecer la única mediación salvífica de Cristo y, por tanto, puede generar confusión y un desequilibrio en la armonía de verdades de la fe cristiana, porque «no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos» (Hch 4,12). Cuando una expresión requiere muchas y constantes explicaciones, para evitar que se desvíe de un significado correcto, no presta un servicio a la fe del Pueblo de Dios y se vuelve inconveniente”.

Se añade que “en este caso, no ayuda a ensalzar a María como la primera y máxima colaboradora en la obra de la Redención y de la gracia, porque el peligro de oscurecer el lugar exclusivo de Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre por nuestra salvación, único capaz de ofrecer al Padre un sacrificio de valor infinito, no sería un verdadero honor a la Madre. En efecto, ella, como «esclava del Señor» (Lc 1,38), nos señala a Cristo y nos pide hacer «lo que Él os diga» (Jn 2,5)”.

En sus explicaciones de esta determinación, Rodríguez Jiménez expuso que esta decisión evitaría cuestionamientos de seguidores de otras denominaciones religiosas contra los católicos o que se malinterprete lo que se pretende decir.

“En estos documentos tiene en cuenta también una dimensión ecuménica, verdad, porque en esta relación con los cristianos, que no son católicos y que no todos creen y aceptan a la Virgen, pues, que nosotros no vayamos a decir algo que entorpezca esa meta de lograr la unidad de todos los cristianos. Entonces, pues tenemos que decir cosas que son apropiadas”, sostuvo.

Esta controversia sobre María, la “corredentora”, resurgió por una petición que hizo el papa Benedicto, cuando era cardenal, para fijar como un dogma o una creencia sin futuros cuestionamientos de que la Virgen María era “corredentora”. Específicamente, hizo la petición el 21 de febrero de 1996, pero la misma fue rechazada. A modo de justificación, se estipuló que “el significado preciso de los títulos no es claro y la doctrina en ellos contenida no está madura”.

Rodríguez Jiménez dijo que, “si mal no recuerdo”, el fenecido cardenal boricua, Luis Aponte Martínez, apoyó en aquel entonces el uso de este título para la virgen, lo que pudo haber generado algún movimiento entre los boricuas sobre el tema.

Este largo periodo para que se fijara una determinación sobre el uso del título no es de extrañar dentro de la iglesia católica. El monseñor expuso que pasaron 19 siglos para que se estableciera el dogma de que María era la “inmaculada concepción”.

Por otro lado, el religioso expuso que la nota doctrinal incluyó la discusión de otros títulos para la Virgen y que no fueron prohibidos utilizar. Estos son María “medianera”, lo que significa mediadora de las gracias; “madre de los creyentes”, el cual resalta el aspecto maternal, así como “madre de la gracia”, por su comunicación de la gracia de Dios. También se discutieron términos como “la primera discípula”, por haber cumplido la palabra de Dios, y “madre del pueblo fiel”, que camina junto al pueblo con amor.

El arraigo a la Virgen María del pueblo de Puerto Rico, según el religioso, se debe a que muchos de los españoles que llegaron a Isla tras la conquista eran de Andalucía, que es “una región de España que se le tiene una gran devoción a la Virgen. Entonces, como que nuestra fe, nuestra devoción, está muy marcada por la devoción a la Virgen. Esto es importante, porque dice el documento que María es la mejor y la principal discípula de Jesús. Así que, si queremos ser buenos discípulos de Cristo, María es el modelo”.

Sobre el aspecto de “venerar” a María, Rodríguez Jiménez detalló que el nombre correcto es “hiperdulía”. Se trata de un reconocimiento o veneración “especial, porque es madre del Hijo de Dios”.