Varias veces Yolanda Martínez y Darío Rodríguez han dicho: “No podemos más”. Han  pronunciado esas palabras desde hace algún tiempo cada vez que tienen que  enfrentar la pérdida de a quienes consideran familia.

Pero, cuando están a punto de dejar caer sus brazos,  una mano se interpone en el camino de la rendición.

“Ya hemos perdido sobre 33 niños (y niñas), y en esos momentos decimos: ‘Ya no podemos más’. Esto uno lo sufre como si fuera parte de uno, pero tan pronto decimos eso, viene un papá y nos dice: Ven acá, que llegó un papá nuevo y necesita de su apoyo’”, comparte Darío. 

Es esa necesidad lo que ha alimentado por los pasados tres años la permanencia de la organización sin fines de lucro Un rayito de sol en tu habitación.

Todas las tardes de domingo, la familia Rodríguez Martínez -Yolanda, Darío, Yolián Dariana y Darío Yadiel- visitan el piso de oncología del San Jorge Children’s Hospital con una misión: proveer  consuelo espiritual y emocional a los pacientes de cáncer.

Al mismo tiempo,  la familia prepara mensualmente un calendario de actividades sorpresas:  manualidades, repostería, celebración de cumpleaños, música, payasos, cenas, refrigerios y lo que propongan sus hijos adolescentes.

Al principio,  pensaron que la visita sería por un día. Les entregarían muñecas y carritos a los niños y niñas internados en el hospital y volverían a sus rutinas domingueras. Pero, lo que vivieron y sintieron ese 27 de diciembre de 2008 los cautivó de tal manera que no han podido desprenderse de quienes diariamente luchan por sobrevivir.

Todo empezó con una idea. Esa Navidad, el matrimonio no pudo regalarles a Darío Yadiel y a Yolián Dariana  la cantidad de regalos que acostumbraban obsequiarles y, en cambio, les dieron $20 a cada uno, ya que a Darío le habían reducido las horas de trabajo. Entonces, ambos jóvenes pensaron que ese dinero podía ser de provecho para otras personas.

“Veinte dólares no harían una gran diferencia en mí como en otros”, pensó Darío Yadiel.

“Al venir, descubrimos el amor  con el que nos recibieron (...). El amor que estos niños nos brindaron fue lo que nos tocó y cambió nuestras vidas (...). Fue como un llamado de Dios a seguir sirviendo”,  recuerda Yolanda, por su parte.

“Nos encontramos con la verdadera situación y que podíamos hacer mucho más de lo que quizás estábamos haciendo”, agrega Darío Yadiel.

Para el  chico de 18 años, los pacientes son también amigos y, cuando mueren, su corazón se estremece. “Pero a pesar  que algunos se van, pues aún quedan algunos que se siguen diagnosticando diariamente, que  siguen necesitando de nuestra ayuda, de nuestra compañía y de que yo también siga siendo su amigo a pesar de que he perdido tanto”, confiesa.

¿Tienes un  caso que te haya impactado?

Tengo muchos... Carla, Bimbo era de mi edad, era mi amigo; Alejandra era mi amiga (silencio), Brendaliz, Joshua, son muchos... Y a los más pequeños les coges cariño.

Te expones mucho al dolor...

Silencio.

No es normal perder tantos amigos a tu  edad...

No y es fuerte -dice mientras las lágrimas recorren  su rostro-, pero hay que continuar, hay que continuar con la labor, y yo sé que lo que hice en el poco tiempo que estuve con ellos, ellos me lo agradecieron, sus familias me lo agradecen todavía, y estoy más que satisfecho de haber estado con ellos en esos momentos.

Asimismo, Un rayito de sol en tu habitación ha impactado las decisiones de Darío Yadiel, estudiante de psicología. “Muchos de estos niños, sin saberlo, han sido un empuje para mí. Nos ponemos limitaciones cuando en realidad no las tenemos si estamos sanos físicamente. Ellos quizás puedan tener una limitación que sea física y están luchando con ella y nosotros, que no tenemos ninguna, nos ponemos una mental que nos cohíbe de cumplir nuestras metas y sueños”, dice.

El nombre de la entidad surgió en una de las visitas de un payasito. Una niña le pidió un globo de sol. Para Darío Yadiel, el pedido de la chiquilla era la necesidad de ver la luz del día que no sentía en la habitación en la que vivía desde hacía seis meses. “Pensé que nosotros podíamos ser ese rayito de sol que entraba a su habitación”, comentó.

La familia  de Río Grande   invierte mucho tiempo y dinero en las actividades domingueras. Su casa, comenta Yolanda, ya no está tan decorada como antes, ahora “parece un almacén”. Además, en la semana, les lleva almuerzos a los padres y madres que han visto menguadas sus finanzas y tiempo. 

Y es que la vida de Yolanda “dio un giro” que la llevó a pensar en el prójimo antes que en ella misma. “Dios, tú me diste la bendición de tener dos hijos sanos y ahora yo quiero que esos niños sientan lo mismo que sienten mis hijos”, menciona.

Si desea comunicarse con Un Rayito de Sol en tu Habitación, puede hacerlo llamando al (787) 396-4666 o escribiendo a unrayitodesolentuhabitacion@libertypr.net