Fila eterna y personas molestas en la entrega de regalos de Reyes en el Coliseo- Ve vídeos
La Policía y voluntarios trataban de que la fila avanzara y de calmar a los impacientes.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
PUBLICIDAD
Al fin y al cabo, la situación se normalizó cuando la Policía ordenó agregar mesas de repartición de juguetes y cuando se subdividió la larga fila para evitar el caos que ocurrió a mediodía.
El superintendente de la Policía, José Figueroa Sancha, llegó a la actividad y ordenó colocar más cadetes y agentes para controlar la fila y acogió la responsabilidad del evento, que originalmente le tocaba al Departamento de la Familia, pero se dijo que los ujieres de dicha agencia se fueron temprano y su secretaria, Yanitsia Irizarry, se fue a eso de las 11:00 de la mañana con el Gobernador a los otros puntos de entrega en Utuado y Yabucoa.
"Yo no voy a entrar en eso. Yo voy a asegurarme que esto termine sin incidentes que lamentar. Estamos asumiendo el control de los juguetes. Entiendo que muchos están molestos porque llevan seis horas en la fila, pero no me voy de aquí hasta que el último se lleve su juguete", indicó el Superintendente.
Opinó que fue mucho más gente de la estimada, pero que por tal razón ordenó colocar cinco estaciones de entrega de juguetes adicionales.
La Secretaria de la Familia trató de minimizar el conato de motín que se formó en el lugar, diciendo en un comunicado de prensa que "hubo incidentes normales, pero ninguno fuera de control".
"Era un universo de muchas personas. Nuestro encargado del evento en San Juan, John Corales, en su informe de las 3:30 de la tarde nos confirmó que se recibieron 70 mil personas en los predios del evento y que se le entregó juguetes a sobre 60 mil niños y niñas. Nos reportó que no hubo incidentes y que luego de cerrado los portones del coliseo Roberto Clemente a las 3:00 de la tarde se entregaron todas las computadoras y efectos electrónicos", dijo Irizarry.
A las 2:00 de la tarde, la fila para recoger regalos llegaba al estadio Hiram Bithorn. La actividad está programada para finalizar a las 3:00 de la tarde.
La fila que del segundo piso se dividió en dos y les permitieron subir en pequeños grupos, logrando que la situación se calmara un poco.
Al mediodía de hoy, la fila para entrar llegaba hasta el estadio Hiram Bithorn y bordeaba el coliseo, lo que provocó que la gente comenzara a desesperarse y los ánimos se caldearan.
Juanita Soto de Caguas, una abuela que sufrió un bajón de azúcar subiendo la rampa del segundo piso, se desmayó. La gente está desesperada tratando de entrar. Sus nietos salieron llorando junto a su otra abuela e indicaron que estaban allí desde las 6 de la mañana. Además otro joven se desmayó y una mujer sufrió un ataque de nervios debido a los empujones que recibió. Todos fueron llevados por la policía para recibir atención médica.
Al haber solamente una estación de entrega de regalos para el público general en el segundo piso y otra abajo para los impedidos, había gente que lleva horas en fila y todavía no habían podido obtener su regalo del Día de Reyes.
Funcionarios y policías que no quisieron identificarse reconocieron que este año ha sido el peor organizado.
Tampoco ha ayudado la entrega de laptops y MP3 porque les dan un juguete a los niños, y los desprecian porque quieren los artículos electrónicos.
"Esto da ganas de llorar. Traer a niños aquí a hacer una fila eterna bajo el sol, a coger calor. Es bien difícil. Fortuño se colgó", opinó Arminda Santiago, de Caguas, quien llevó a su nieto de cinco años, pero usó el inflable en las afueras porque decidieron no entrar.
Dijo que viene todos los años pero que este ha sido el peor.
Erica Robles llegó a las 7:00 de la mañana y cerca del mediodía, todavía estaba por el Hiram Bithorn en la fila. La vecina de Toa Alta criticó la falta de baños portátiles y que solo había dos oasis de agua.
Los policías tuvieron que tirar agua a una señora para llamarle la atención porque con la gritería no escuchaba, ya que estaba en la fila en el segundo piso con su bebé colgando de la baranda.