Isabela. Todo estaba listo para recoger la cosecha de cilantro y lechuga que cultivan, desde el 2012, a través de la siembra hidropónica, en la Finca Pura Emuna, ubicada en el barrio Jobos de Isabela. Pero, la advertencia del paso inminente del huracán Fiona por la Isla despertó la angustia de Antonio Guzmán y su esposa Isabel Muñiz, pues sería la segunda vez que se exponían a perder la inversión y el trabajo de muchos años.

No fue una sorpresa, pero sí el inicio de un periodo de mucha frustración. Los vientos del fenómeno atmosférico, que tocó suelo boricua hace un mes, tumbaron al piso el sueño de la familia, episodio que los llevó a revivir la pesadilla que superaron tras los daños provocados por los huracanes Irma y María, en el 2017.

“Fiona volvió a arrancarlo todo, pisos, carpa... todo. Pero decidimos que no nos vamos a rendir y esta vez estamos empezando poco a poco con la ayuda de la gente”, dijo Guzmán, quien es agricultor bonafide, ingeniero en sistemas de computadora y veterano de guerra. El huracán dañó, además, el sistema solar del que depende la operación.

La Finca Pura Emuna, que produce alrededor de 2,000 libras de cilantro y 4,000 de lechuga, anualmente, en un espacio de 1,400 pies lineales (o el equivalente a media cuerda), inició como un reto familiar sin expectativas de ser un suplidor. Ninguno en la casa conocía de hidroponía, pero Guzmán siempre estuvo decidido a aprender. Fue así como recurrió a tutoriales de distintas páginas digitales para entender el proceso de cultivar sin tierra.

“Esto empezó en la parte de atrás de la casa, en un ranchito, viendo videos; luego agregamos una carpa 10X10, después una 20X20, hasta que llenamos la casa de carpas con semillas de cilantro y lechuga”, contó el agricultor al destacar que la principal motivación de encaminar el proyecto fue su deseo de que tanto él como su familia comieran saludable.

Pero el concepto siguió creciendo. Y ya la familia había reenfocado su visión, pues todo lo que se producía en la casa se vendía en una carpa improvisada frente al lugar.

“Decidimos alquilar una finca; en ese momento (2010) me activaron del servicio militar y le dije a la dueña que aguantáramos todo, pero ella me respondió: ‘no, yo espero por ustedes’, y así fue; cuando regresé le alquilamos”, recordó el agricultor.

Entonces, la Finca Pura Emuna creció desde un enorme espacio en la carretera 459. “Aquí, antes de Fiona, conseguías todo lo que necesitas para hacer sofrito; también lechuga, cilantro y aquello que no cultivamos, se lo compramos a otros agricultores de la zona que nos venden”, manifestó Guzmán.

De hecho, allí también venden plantas exóticas como kale (en sus dos variedades: rusa e italiana), repollo chino y “swiss chard” que tienden a ser buscadas por el público vegano. También, la familia introdujo un “food truck”, tipo del campo a la mesa, en donde ofrecen productos elaborados con la cosecha. Entre estos se destacan los wraps veganos, jugos de pepinillo y espinaca, frapés y pastelillos en masa de plátano.

Tras comentar sobre los retos económicos que enfrenta y la necesidad de reunir alrededor de $25,000 para optimizar el terreno, Guzmán apuntó a la urgencia de que surjan ayudas e incentivos para agricultores que, como él, lo han perdido todo.

“Me he embrollado hasta más no poder; las ayudas que prometieron (el Gobierno) nunca llegaron; ya cogí un préstamo luego de María, ahora tengo que levantar esto poco a poco, no tengo opción; no hay ayuda gubernamental y estoy en una situación que ya no puedo más”, lamentó el agricultor, de 52 años.

Pero mientras encuentran otra solución, la familia recaba la ayuda de voluntarios que quieran aportar, ya sea mano de obra o hacer algún donativo para reconstruir el lugar.

Para donativos: ATH Móvil (787) 431-9858 o en Negocios como Pura Emuna. Paypal: puraemuna@gmail.com