Villalba. A escasos minutos del mirador villalbeño que enlaza a la Ciudad de los Avancinos con Orocovis, un hombre con las manos ocupadas con suministros se disponía a trepar una montaña de lodo para cruzar al otro lado de la vía. A su derecha, nada quedaba de la carretera que lo conectaba a su comunidad.

Al igual que en un sinnúmero de comunidades en todo Puerto Rico, el huracán Fiona dejó incomunicadas a sobre 20 familias en el sector Ortiga, y el alcalde Luis Javier Hernández Ortiz estimó a este medio que la reconstrucción de la vía tardará años.

“Esta es la carretera 143, que conecta hacia Orocovis… Lo que estamos haciendo aquí es un camino temporero de emergencia. Si te das cuenta, los que estamos trabajando son brigadas del municipio exclusivamente, aquí no está DTOP (Departamento de Transportación y Obras Públicas), aquí estamos nosotros”, explicó.

A la izquierda de la vía, brigadas socavan al momento una montaña de una finca privada, cuyo dueño autorizó al ayuntamiento a utilizar el terreno para hacer un camino que permita el paso hacia Villalba. Ese camino temporero debe estar listo el lunes.

Fue en esa calle en donde, el lunes pasado, un residente del área fue arrastrado en su vehículo cuando la carretera se desmoronó. El Toyota Tercel color blanco aún se observa en el socavón que quedó tras el paso del ciclón, y que dejó expuestas las tuberías que dan servicio de agua potable a la comunidad.

Sobre ese particular, el alcalde estimó que la comunidad y otras cuatro del municipio pasarán “mucho tiempo” sin agua. “De aquí se suplen miles de abonados”, señaló.

Este (sábado) es el sexto día nuestro de abrir brechas, todavía tenemos gente que está incomunicada. Este (en la carretera 143) es el más intenso, porque es carretera principal. El resto es en carreteras municipales. En Jagüeyes, por ejemplo, básicamente hay nueve familias allí, pero allí el Municipio está haciendo este mismo ejercicio para darle un camino temporero a la comunidad”, abundó.

Hernández Ortiz no tiene mucha esperanza de recibir un reembolso por los trabajos que hace al momento en el sector Ortiga. “Esperamos que se reembolse en algún momento… para que tengas una idea, ayer (viernes) recibí el reembolso del recogido de escombros de María”.

Hasta hoy, siete residentes de Villalba continuaban refugiados en un albergue. El Municipio ha logrado reubicar en apartamentos y residenciales públicos a varias familias. Al momento, no está claro cuántos villalbeños lo perdieron todo.

“El viento aquí no sopló tan duro, pero sí llovió mucho. Y el agua obviamente hizo que hubiera mucho derrumbe. La situación de tener que abrir paso ha sido más dura que María”, expresó.

Pide luz

“Nosotros estamos 100% sin luz. El 60% de los residentes está sin agua. Obviamente, estamos tratando de que LUMA Energy pueda energizar, porque realmente aquí no hay ninguna razón por la que estemos esperando ni un día más sin luz”, señaló el alcalde.

El alcalde planteó que el reto principal a una semana del paso del huracán es la lucha con las agencias estatales que, a su entender, tienen “un tirijala”.

Para los villalbeños no importan las luchas internas del Gobierno. Están enfocados en llevar agua y comida a sus vecinos. Lo hacen por una estrecha cuesta de lodo, resbalosa, sin ninguna barrera que los separe de caer al lado del carro hundido en el socavón.

“Sabemos que hay muchas familias. Hay que ayudarlos, porque imagínese. Ellos lo más que necesitan es el paso”, contó Jorge Ortiz Ramírez, un vecino del área que asistió a un residente a cargar suministros por el peligroso sendero de lodo, para llegar a su vehículo, estacionado al otro extremo de la vía, a poca distancia del derrumbe.