Nota de la editora: Esta es la segunda de una serie de entrevistas con motivo del Mes de Orgullo LGBTTIQ+.

La veterana activista Ivonne Álvarez ha reenfocado sus cañones de batalla: ahora, busca que las personas de la comunidad LGBTQ+, por las que tanto ha luchado en Puerto Rico, vivan sus últimos años de vida de una manera digna, en viviendas seguras y con un sistema de salud óptimo.

Su activismo comenzó en 2000, cuando empezó su relación con Ada Conde y decidió acompañarla en la lucha por los derechos humanos. Se casaron en 2004 en Boston, pues en Puerto Rico aún estaba prohibido.

“Es como siempre yo digo, hay un refrán que dice que cada hombre tiene detrás a una mujer, yo lo cambio a: ‘Cada mujer tiene al lado a otra mujer’, porque somos iguales”, sostuvo.

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Juntas fueron al Capitolio a impulsar leyes a favor de los derechos de las comunidades LGBTQ+, viajaban a la capital de Estados Unidos para llevar sus reclamos. Incluso, radicaron una demanda federal para que en Puerto Rico reconocieran su matrimonio.

“Ha sido largo y tendido. Yo puedo comparar, años atrás nadie se atrevía salir del clóset. Se sufría más en las escuelas, universidades, en público. Éramos muy pocos los que públicamente decíamos somos gay o lesbianas, pero lo logramos. Hemos hecho mucho, pero falta todavía”, reconoció.

Desde hace 21 años, Álvarez ha dado la batalla a favor de los suyos. Ahora, aunque no quiso revelar su edad, alza su voz por el colectivo que representa: las personas de 50 años o más.

“Uno de los grupos dentro de la comunidad LGBT+ que necesita más ayuda es el adulto mayor. La cuarta parte de la población en Puerto Rico son personas mayores de 50 años. Si problemas tienen los adultos mayores heterosexuales, más problemas tienen las personas de la comunidad, en todas las áreas”, enfatizó.

Y entre las necesidades de esta población doblemente vulnerable y, en ocasiones, invisibilizada, Álvarez destacó los cuidados de salud.

“No es lo mismo atender, desde el punto de vista de salud mental y física, una pareja entre hombres o mujeres a una pareja heterosexual porque son cosas distintas. Hay que darle atención a esa área de salud. Hay que sensibilizar el sistema de salud. Llega una pareja de dos hombres al hospital y no saben cómo bregar la situación”, denunció la contadora de profesión.

Asimismo, resaltó la negativa de algunos centros de cuido de aceptar parejas del mismo sexo.

“Hay unos que son para personas solas, pero hay otros que aceptan la pareja: al adulto mayor heterosexual y a su esposo o esposa. ¿Pero y qué pasa con los que son esposo y esposo o esposa y esposa? Eso se está haciendo un poco difícil. Se supone que acepten a toda clase de matrimonio porque esos son matrimonios como otro cualquiera”, apuntó.

Por último, señaló sobre la falta de complejos de vivienda destinados específicamente a adultos mayores LGBTQ+.

“Todas estas cosas son las que se tienen que seguir bregando porque hay que saber darles acceso a las parejas de la comunidad. Tienes un montón de adulto mayor que se han destacado en un montón de profesiones en Puerto Rico. ¡Y ayudamos a Puerto Rico!”, manifestó.

Estas necesidades concuerdan con las expuestas en el reporte de 2020 “Housing for LGBT+ older people in Puerto Rico”, realizado por Waves Ahead y SAGE Puerto Rico, organizaciones sin fines de lucro destinadas a ofrecer servicios a estas comunidades.

“Cada vez que hablo con nuestros participantes, repiten una y otra vez la necesidad de un espacio de vivienda seguro donde puedan vivir (y retirarse) en paz y libres de fobias LGBT, separatismo y ostracismo, un lugar al que puedan llamar hogar y donde reina la igualdad. Tienen que afrontar muchas cosas en la comunidad, pero buscan (y necesitan), al menos, un espacio vital donde vivir en paz. Por estos motivos, es relevante la creación de viviendas múltiples, de todo tipo, en todo el país. Hasta ahora, NO existe tal programa”, escribió el director ejecutivo de la organización, Wilfred Labiosa, en el reporte.

Asimismo, la investigación “Adultos mayores LGB en Puerto Rico: sujetos sin expiración”, publicada en 2019 por la presidenta del Colegio de Profesionales del Trabajo Social de Puerto RicoMabel T. López Ortiz, encontró que la necesidad no atendida con mayor frecuencia fue el poder tener espacios de esparcimientos.

Un total de 61 adultos mayores —identificados como lesbianas, gais y bisexuales— indicaron que sus necesidades no atendidas al momento eran: actividades recreativas para personas gais y lesbianas de su edad (57 %); reconocimiento legal de su orientación e identidad (50 %); servicios para personas LGB de edad avanzada (50 %); pareja afectivasexual (40 %); servicios legales (37 %); seguridad y protección (33 %); redes o grupos de apoyo como la iglesia, comunidad, centros de personas adultas (33 %); conocimiento e información sobre sus derechos como persona LGB y adulto mayor (30 %); y espacios de esparcimiento para adultos mayores LGB (60 %).

“En particular, estudios realizados en Puerto Rico y otros países muestran una situación de invisibilidad de las personas lesbianas, gay, bisexuales, transexuales y transgénero (LGBTT), particularmente en la etapa de desarrollo de adultez mayor”, alertó en el estudio la autora, quien también es catedrática de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

Sin embargo, desde el gobierno, Álvarez no tiene la esperanza que este cuatrienio se alcancen nuevos derechos para las comunidades LGBTQ+.

“Tienes a los fundamentalistas allí que van a dar una pelea, pero grande. Por esa razón no espero que se vayan a lograr grandes cosas. Dios quiera que me equivoque”, expresó.

Por otro lado, la activista puntualizó el logro que es el poder celebrar en Puerto Rico el Mes del Orgullo LGBTQ+, pero repudió la hipocresía de algunos políticos.

“Es un mes que muchos reconocen, pero después se olvidan. El reconocimiento debe ser el año completo. No es para que nos reconozcan y nos digan que van a hacer tal cosa —y estoy hablando del gobierno— y después no lo hagan. ¿Para qué? Para coger publicidad. Mira, no. Ayúdenos. Ayuden a los adultos mayores de la comunidad. Ayuden a esta juventud. Se necesita trabajo, se necesita estabilidad, se necesita vivienda. Todas las necesidades que puede tener un heterosexual, las necesita la comunidad. Es lo mismo”, requirió.

“Lo que pasa es que hay un grupo —que, desgraciadamente son los fundamentalistas— que tratan de fastidiar. Pero hay que seguir luchando. Unos nos retiramos y van a entrar otros a seguir la lucha”, añadió.