O se pasa por un escáner que pone al descubierto su desnudez, o se deja revisar su cuerpo, incluida la entrepierna y los pechos. Y todo... en aras de la seguridad.

Aunque en los aeropuertos de Puerto Rico aún no ha comenzado a operar el controversial escáner en los puntos de cotejo de seguridad, que capta la imagen de los pasajeros completamente desnudos, la medida no ha caído muy bien a muchos que entienden que es un atentado contra la dignidad del ser humano.

Otros están dispuestos a someterse sin pudor alguno al bochorno de la desnudez, en aras de la seguridad de los pasajeros y tripulantes.

El secretario de Estado, Kenneth McClintock, criticó de forma inmisericorde el nuevo sistema de seguridad al sostener que la Administración de Seguridad del Transporte (TSA) no evaluó los impactos sociales de las ideas que le traen y se resiste a implantar ideas que los “intereses poderosos objetarán con sus cabildeos”, de que sean más estrictos en la revisión de la carga.

“Uno de los mayores peligros que confrontan los aviones de pasajeros no está en la cabina de pasajeros, sino en la de carga”, sostuvo.

“Yo creo que hasta que no estén revisando el cien por ciento de la carga, no deben estar revisando el 125 por ciento del cuerpo humano”, sentenció.

Lo que ocurre, agregó, es que revisar el cien por ciento de la carga cuenta con mucho rechazo en el mundo comercial, mientras que “los pasajeros no estamos organizados para objetar efectivamente ni los scanners que producen imágenes casi pornográficas, ni los registros corporales que han comenzado a realizar”.

McClintock indicó que la situación se agrava por las instrucciones imprecisas y los entrenamientos incompletos que les ofrecen a los agentes de TSA, que tratando de cumplir con su deber, obligan a las mujeres a tener que removerse las prótesis de senos.

“Han desalojado las bolsas que usan pacientes que han sido intervenidos en sus abdómenes que recogen sus desperdicios corporales”, ilustró.

“Eso es indigno”, sentenció.

“No renunciamos a nuestra libertad personal”

El abogado constitucionalista, Antonio Fernós utilizó su verbo inclemente para criticar la medida, calificándola de un soberano disparate y un “ejemplo más de la falta de eficacia de los sistemas de seguridad de Estados Unidos”.

“Solamente saben limitar al ciudadano con la excusa de protegerlo, ocultando así constantemente su incompetencia, buscando siempre al enemigo donde no está”, dijo.

“Los ciudadanos no hemos renunciado a nuestra libertad personal y es un nuevo atentado a la dignidad personal del ser humano”, acotó.

“Es una capitulación lamentable”

El ex fiscal federal Miguel Pereira señaló que la realidad es que las circunstancias mundiales, desde el terror islámico hasta el conflicto coreano, son tales que es difícil imaginarse una travesía sin vulnerabilidad.

Indicó que todo lo que sea salir al exterior va a exponer a las personas a algunos procesos vulnerables.

“Pero no podemos dejar de viajar. Eso es como una capitulación lamentable, porque es aceptar que el terrorismo ganó”, dijo.

“La realidad es que si la opción es viajar con tu sentido de ser intacto, de tu persona, tu dignidad intacta, yo prefiero viajar seguro”, mantuvo.

Sin embargo, cuestionó el que no sea posible detectar por otros medios a esas personas que están dispuestas a entregar su vida por su causa.

“Es difícil imaginarse que se puedan equipar de tal manera y presentar peligro para un avión y no se detecte por otros medios”, subrayó.

“Vamos a poner en el mismo pasillo del aeropuerto un avión que no se cotejó para nada, y otro con mucha seguridad. Yo, por mi parte, me monto en el que tenga mucha seguridad”, dijo.

por seguridad, menor expectativa de intimidad

El abogado constitucionalista Julio Fontanet señaló que el Tribunal Supremo de Estados Unidos reconoce que por razones de seguridad hay una menor expectativa de intimidad en los aeropuertos.

“Ello permite que se pueda detener a una persona muy brevemente y registrarla muy superficialmente sin que haya una sospecha razonable de que porta algún objeto que pueda ser ilegal o que pueda atentar contra la seguridad de los pasajeros”, explicó.

“Pero, por otro lado, cuando se pretende registrar de una manera más invasiva, es necesario que hayan razones que justifiquen ese tipo de intromisión”, destacó.

“Lo que me preocupa de la medida tomada es que la excepción se ha convertido en la norma. Ese tipo de registro no puede hacerse a todo el mundo y arbitrariamente. Tiene que haber una causa que lo justifique”, sostuvo.