Padecía de sus facultades mentales. Completamente desnudo, el puertorriqueño de 35 años salió por una ventana de su apartamento y bajó dos pisos por la escalera de escape de un edificio de Brooklyn para pararse sobre una cornisa. Estaba alterado, tenía la atención de todo un vecindario y varios policías tratando de bajarlo. De repente, recibió una descarga de una pistola Taser que lo lanzó al suelo de cabeza.

Murió en un hospital cercano tras la caída de más de diez pies de altura del edificio ubicado en el sector Bedford-Stuyvesant. El incidente, que muestra a un agente del orden público disparándole la carga eléctrica sin que siquiera se hubieran tomado medidas para amortiguar la caída, se captó en vídeo.

La muerte de Inman Morales el miércoles pasado levantó la ira e indignación de los residentes del condado de Brooklyn debido a que otros dos pacientes mentales murieron a manos de policías a fines del 2007. En ambos casos los agentes alegaron defensa propia.

En Puerto Rico, defensores de los derechos civiles plantean que los policías desconocen cómo manejar personas con comportamientos violentos e irracionales. La Comisión de Derechos Civiles, por ejemplo, ha recibido querellas de policías que han cometido atropellos contra deambulantes que padecen de sus facultades, lanzándoles agua, desvistiéndolos o removiéndolos de lugares públicos mediante la fuerza.

Con un dispositivo como el Taser también existe la preocupación de que se esté utilizando sin tomar en consideración su potencial para provocar la muerte, particularmente a personas que podrían encontrarse sumamente agitadas, ya sea por los efectos de una sustancia controlada o por su condición mental.

“Aquí se han proyectado los Tasers como armas que no provocan daño. Pero en Estados Unidos se han registrado casos de personas que han muerto por el uso del arma. La Policía también debería estar mucho más preparada para intervenir con las personas que padecen de sus facultades mentales”, sostuvo Josué González Ortiz, de la Unión Americana de Libertades Civiles.

Tan reciente como el pasado junio, en Villalba, un paciente mental de 23 años fue paralizado con el Taser. La Policía asegura que el paralizador, cuya utilización se amplió desde mediados del año pasado a varias unidades especializadas, es un valioso recurso para detener a pacientes mentales que presentan conductas violentas.

“No cabe duda de que el dispositivo es efectivo. Se basa en un sistema de voltaje que no causa daño. Al operador se le instruye en torno a sus deberes y responsabilidades”, indicó el instructor del arma en el Colegio Universitario de Justicia Criminal, Jorge Sánchez.

A pesar de la efectividad que ha mostrado el dispositivo en algunas intervenciones, el ex director de la Comisión de Derechos Civiles Osvaldo Burgos criticó muchas de las ventajas atribuidas por sus defensores. “Es un disparate decir que no es un arma letal. El adiestramiento de un policía dura seis meses. ¿Qué puedes enseñarle en ese tiempo?”, cuestionó.

Se estima que 800 policías de la Unidad de Operaciones Tácticas, SWAT y Operaciones Especiales han sido adiestrados en el dispositivo desde el año pasado. El superintendente Pedro Toledo ha indicado que el costo de equipar a cada agente con un Taser podría exceder los $23 millones.