Gian Raúl tenía un deseo peculiar relacionado a los aviones de carga y el lunes no solo pudo satisfacer su curiosidad, sino que además se llevó una tremenda sorpresa que le regalaron empleados del Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, la compañía Aerostar que lo administra, la empresa de mensajerías FedEx y miembros del Cuerpo de Bomberos.

Y es que, según relató su mamá Aracelis Ramos Flores, el sueño de Gian Raúl Rosado Ramos, un niño que padece de autismo, era subir a un avión de carga y ver su interior. Tanto así que hizo una carta pidiendo que sucediera.

Y luego de giros inesperados, y la coordinación entre varias personas, le llegó la invitación para que eso que parecía una fantasía, se convirtiera en realidad.

“Me siento muy bien. Vi un avión gigante. Me monté en un avión”, contó Gian Raúl a Primera Hora, visiblemente emocionado, luego de la aventura que vivió en el Aeropuerto.

Su mamá, no menos emocionada y todavía con la expresión de quien no alcanza a terminar de creerse lo vivido, relató que había sido una mañana muy emocionante para su hijo, y por consiguiente para ella también.

Aracelis explicó que todo comenzó cuando su hijo, que es “un chico autista, pero manejable y bastante funcional” y al que siempre le han gustado los aviones y los carros, mientras transitaban por la autopista frente al aeropuerto fijó su atención en un avión de carga de FedEx. Entonces comenzó a preguntar si podían subirse a ese avión.

“Le expliqué que no, que ese avión era para transportar paquetes, no para montarse personas. Que a ahí era donde le enviaba paquetes su tío”, comentó.

Sus padres le acompañaron en esta emotiva aventura.
Sus padres le acompañaron en esta emotiva aventura. (Suministrada)

Sin embargo, Gian Raúl insistió y dijo que le escribiría a FedEx y le pediría que le enviaran un paquete de sus dibujos animados favoritos, los hermanos Wild Kratts. Su mamá le explicó que no funcionaba así, sino que se enviaba y se recibían paquetes de otras personas, pero no se le pedía a FedEx.

Pero Gian Raúl tenía su idea hecha, y comoquiera le escribió a la compañía de mensajería.

“Yo guardé esas cartas, nunca las envié. Pero durante la pandemia él pidió un sobre y un sello para enviar otra carta. Le dije que el correo estaba cerrado, pero insistió y me dijo que le pidiera el sobre a su abuela. Luego le dije que no tenía la dirección de FedEx y me respondió que la buscara en internet. Ahí me dije, bueno ya no hay escape”, relató.

Así que su papá envió el sobre por correo, y le dijeron a Gian Raúl que no esperara nada, que no tenían por qué responderle. “Y él comprendió, pero a veces decía: ‘Fed Ex no ha llegado’, y le repetíamos que no esperara que no necesariamente llegaría”.

Pero, sí llegó, una respuesta de FedEx, por vía de José Carmona, quien luego hizo el contacto para que se diera la visita al aeropuerto.

“Cuando llegó la noticia, no se lo pudimos decir hasta la noche antes. Le dijimos que íbamos a visitar el aeropuerto, y le explicamos”, contó Aracelis.

“Pero aquí la amabilidad de todos ha sido grande, todos buscando que se sintiera complacido. Pudo sentarse en la cabina, en el área de los pilotos. Pudo ver el área de carga. Pudimos compartir también con los bomberos, y lo dejaron que usara el camión y tirara un chorro de agua. Fuimos a la oficina de controles de FedEx, le hicieron unos regalos. También recibió regalos de Aerostar. Le regalaron hasta una ‘tablet’ que está loco por abrir”, dijo su mamá.

Aracelis sostuvo que “hay sido una gran experiencia. Es algo inexplicable. No esperábamos que se destara una cadena así de tantas cosas. Él está feliz. Ha podido ver tantas cosas que añoraba, de cerca, táctil, y eso es fascinante para él. Y si es fascinante para él, pues imagínate para nosotros. Si él es feliz, nosotros también”.

Hasta ayudó en el manejo de una manguera, gracias al Cuerpo de Bomberos.
Hasta ayudó en el manejo de una manguera, gracias al Cuerpo de Bomberos. (Suministrada)

“Después que coordinamos, nos recibieron, con toda la seguridad que requiere el área, y después se abrió el mundo. Ian quería ver el aeropuerto y se dio. Nos enseñaron todo, por dónde van las maletas, por dónde van los animales. Pudo entrar al avión, sentarse en la cabina. Luego con los bomberos. Luego fue a la torre de control y le hablaron del mapa del aeropuerto, y las pistas grandes y las chiquitas. Ha sido algo espectacular”, insistió, aun emocionada por el regalo que recibió su hijo, que cursa cuarto grado en la escuela Quebrada Grande, en Naguabo.

Aracelis explicó que tuvieron que explicarle con cuidado a Gian Raúl, para prepararlo para la visita, porque cualquier situación que se salga de su rutina, o si se rompe un plan, o algo similar, puede provocarle una crisis, a igual que le pasa con ruidos o luces. “Pero hemos decidido tratarlo como cualquier otro niño y que tenga todas las experiencias posibles, para que se pueda desarrollar independiente, que su impedimento no sea un obstáculo”.

Paul Alarcón, gerente de calidad de Aerostar, comentó que en el aeropuerto todos estuvieron muy contentos con la visita.

Relató que se había enterado por un comentario en Instagram sobre el niño y su historia de que le emocionaban mucho los aviones, así que pensó en la posibilidad de traerlo al aeropuerto y que pudiera conocer la nave de carga de cerca y tomarse algunas fotos. Lo siguiente fueron unas llamadas, coordinación con FedEx, y entonces llamaron a su mamá para darle la noticia.

“Se hizo todo lo que se podía y de verdad que estamos muy satisfechos. Es una historia muy conmovedora. Y ves que a pesar que es un niño con sus condiciones, y no necesariamente con condiciones, pero que si tienes un sueño, y perseveras, pues lo puedes cumplir. Y aquí la comunidad del aeropuerto es muy dada a recibir a los niños y darles esa oportunidad de conocer, es algo que hacemos a cada rato”, comentó Alarcón.

“Yo mismo no había subido nunca a un avión de carga y ahora aproveché y también lo vi. De verdad fue una experiencia muy bonita con Gian”, añadió.