La producción de hidrógeno para generar energía, estabilizar la red eléctrica, así como para otros usos promisorios, son una posibilidad real para el futuro de Puerto Rico, de acuerdo con un estudio que está llevando a cabo la empresa Velerity sobre la viabilidad de uso de hidrógeno en la Isla, a solicitud del Negociado de Energía.

De acuerdo con una presentación que hizo el consultor Brad Bradshaw, de Velerity, el potencial de uso de hidrógeno para Puerto Rico, tomando en cuenta que se cumplan una serie de factores, y apostando mayormente a uso de la energía eólica marina, podría suponer que la Isla pase de importar a contar con sus propias fuentes de generación de energía.

En primer lugar, comentó el experto, hay dos razones por las que ha crecido el interés en el uso de hidrógeno: “se ve como una herramienta muy útil para reducir el carbono” a través del planeta, y en particular en sectores o industrias, como el comercio, donde se hace más difícil reducir esas emisiones de carbono, o en sitios donde no las opciones para reducir el carbono no existen o son muy difíciles y costosas de establecer; y el segundo factor “es la reducción en el costo producir hidrógeno a partir de fuentes de energía renovable”, algo que ya se hace con éxito, por ejemplo en India y Arabia Saudí, con unos precios muy, muy bajos que resultan muy atractivos.

Explicó que, además, el hidrógeno se ve con “un potencial de crecimiento extraordinario”, pues también resultan atractivos otros usos industriales, así como el uso de derivados que se hacen a partir de hidrógeno, como amoniaco, etanol, metanol y keroseno.

Ya entrando en el caso de Puerto Rico, y las mejores vías potenciales de generación y uso de hidrógeno, Bradshaw explicó que hay varias fuentes para la producción de hidrógeno, en los vertederos, las plantas de aguas usadas, los desperdicios agrícolas, así como la producción de energía solar y energía eólica (a partir del viento). Destacó en particular la energía eólica marina como la de mayor potencial para la Isla.

Abundó que, entre lo más relevante del uso de hidrógeno en Puerto Rico está, “por supuesto, la estabilidad de la red eléctrica y resiliencia”, además del factor de reducción de emisiones de carbono al sustituir la quema de combustibles fósiles para la producción de energía.

Agregó que podría también convertirse en un elemento clave para estabilizar el precio de la energía en la Isla, e incluso crear oportunidad de exportación, ya sea en forma de hidrógeno, amoniaco, metanol o keroseno.

Resaltó el potencial de esos derivados, pues aunque el hidrógeno se puede transportar en forma líquida y gaseosa, es mucho más factible hacerlo en la forma de amoniaco y metanol, que son ambos “mercados viables ahora mismo”. A más largo plazo, resaltó el creciente interés a nivel mundial en el desarrollo de combustibles sintéticos para la aviación y navegación, donde también esos derivados son importantes y sería “un área de mucho interés para Puerto Rico”.

“Identificamos un potencial de producción de 3.5 millones de toneladas al año, mayormente a partir de energía eólica marina, lo que a un precio de unidad de $3 por kilogramo, supondría un valor de unos $10,500 millones anuales”, explicó el experto.

No obstante, fue claro en que esa evaluación “es una evaluación técnica, que para convertirse en realidad conllevaría muchos pasos. Así que lo que probablemente se logre sea algo menor. Pero queríamos evaluar el potencial”.

Bradshaw repasó además 60 casos de uso para el hidrógeno en Puerto Rico que han identificado y dividido en cinco categorías, explicando que en algunos casos no necesariamente se recomienda una adopción inmediata, pues hay otras alternativas que lucen más favorables.

En la categoría de transportación, destacó el uso de hidrógeno en vehículos de pasajeros, camiones y transporte pesado, vehículos municipales (incluyendo camiones de basura y guaguas de transporte público; así como combustible para camiones de acarreo y manejo de materiales en puertos, y producción sostenible de combustible para aviación.

En términos de resiliencia de la red eléctrica, destacó el almacenamiento de energía a partir de hidrógeno como respaldo para instalaciones de infraestructura crítica; la posibilidad de distribución de energía almacenada a base de hidrógeno para dar mayor resiliencia a la red, así como a minirredes y microrredes; el almacenamiento de energía de larga duración para mayor balance de la red y estabilización de precios, algo que consideró muy útil si se concretan las metas que se han establecido para producción de energía solar y a partir de otras fuentes renovables.

En cuanto al uso industrial, como ya había señalado, destaca la producción de los derivados y sus diferentes aplicaciones.

Mientras, en términos de uso de hidrógeno para generación de energía, listó su posible uso en mescla con gas natural para combustión de turbinas y generación de energía; uso en mescla, en forma de amoniaco, para combustión de turbina y generación de energía en plantas de carbón; así como las celdas de combustible de hidrógeno para generación de energía distribuida, algo que se está haciendo con éxito en Corea del Sur.

Por último, en la categoría de otros usos, mencionó su aplicación en el manejo de materiales y montacargas en almacenes; así como su uso como energía de emergencia para torres de comunicaciones y telefonía celular.

La presentación fue la segunda de una serie de tres talleres, y está disponible en el canal de YouTube del Negociado de Energía. La tercera entrega está pautada para el 11 de abril próximo.