Isabela.- Ante la aceleración del cambio climático y el impacto de desastres naturales en la Isla, los estudiantes del curso avanzado de investigación científica en Biología de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla (UPRAg) participan en el programa “Vida Marina: Centro de Conservación y Restauración Ecológica”, en el que trabajan directamente en las áreas costeras del país para reforzar y reconstruir las dunas y los manglares que funcionan como barreras naturales contra fenómenos atmosféricos.

“En Vida Marina, lo que hacemos es tratar de mitigar un poco esas amenazas, para ganar más tiempo, y educar a las comunidades para que podamos vivir cerca de la costa”, expuso el doctor Robert Mayer Arzuaga, director del programa y catedrático auxiliar en el departamento de Ciencias Naturales de la UPRAg.

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Vida Marina se fundó en el 2007 por un grupo de estudiantes de la UPR en Aguadilla, que eran surfistas, y decidieron restaurar las dunas en la Playa Middles de Isabela.

“Fuimos aprendiendo cómo hacerlo a partir de lo que se hacía en otros países”, amplió Mayer Arzuaga.

Actualmente, los proyectos de Vida Marina cubren la costa norte de la isla, desde Aguadilla hasta Fajardo. “Hemos ido expandiéndonos, y tratando de avanzar en contra del reloj”, subrayó.

Desde la UPR en Aguadilla y su programa "Vida Marina: Centro de Conservación y Restauración Ecológica" se gesta un proyecto para preservar dunas y manglares.

El programa cuenta con ocho empleados a tiempo completo, cerca de 10 estudiantes de jornal de la UPR en Aguadilla, además de los 14 alumnos del curso avanzado de investigación en biología.

Entre los esfuerzos realizados por los estudiantes y empleados del proyecto, crearon un paseo tablado para evitar que los visitantes pisen las dunas en las playas. También, instalaron las llamadas matrices biomímicas, que son pedazos de madera enterrados verticalmente en el litoral para promover la acumulación de arena en el área de restauración de dunas. Una vez instaladas, siembran vegetación a su alrededor, como yerba de vidrio o haba de playa, que son plantas que con sus raíces ayudan a fortalecer el interior de las dunas.

“No estamos cerrando la playa, sino manteniendo el flujo por unas áreas designadas y protegiendo la vegetación, porque eso es lo que nos va a proteger a nosotros”, explicó Mayer Arzuaga.

Las dunas funcionan como barreras naturales que minimizan la cantidad de agua que entra tierra adentro provocada por las tempestades que ocurren durante eventos como huracanes y las tormentas invernales.

El catedrático explicó que, mientras hay muchas personas que consideran que el cambio climático y su impacto en las costas es parte de un ciclo que se ha visto antes, enfatizó que este proceso “está ocurriendo muy rápido”. Según el Consejo de Cambio Climático de Puerto Rico, en los pasados 25 años, la actividad ciclónica ha estado por encima del promedio para cada periodo de cinco años.

“Al esa energía [ciclónica] no enfrentarse a una duna, causa erosión. La desaparición de dunas nos pone en una situación más vulnerable a los daños que puede causar esa marejada”, explicó el científico de la UPRAg.

De igual manera, los manglares protegen de las tempestades. “No hay nada como las raíces del mangle rojo para detener la energía de una tormenta”, afirmó el experto.

Incluso, los manglares secuestran, en depósitos de sedimentos, el carbono de la atmósfera que calienta el planeta “como lo hemos visto este verano”, enfatizó Mayer Arzuaga. Esto es importante pues el 2023 quedará como el año más caluroso jamás registrado hasta el momento.

El grupo posa para el lente de este medio en la playa Middles en Isabela.
El grupo posa para el lente de este medio en la playa Middles en Isabela. (Xavier García)

Estudiantes encuentran su misión

La UPRAg alberga el único capítulo estudiantil de la Sociedad de Restauración Ecológica (SER, por sus siglas en inglés) en la Isla, en el que los miembros se certifican como restauradores ecológicos en entrenamiento. El capítulo, que también está bajo la tutela de Mayer Arzuaga, colabora proactivamente en los proyectos de Vida Marina. Actualmente, el capítulo cuenta con 30 miembros activos.

La presidenta de SER, Yareliz Quintana Almodóvar, participó como voluntaria en Vida Marina previo a ingresar al bachillerato de Biología en la UPRAg.

“Encontré mi rumbo cuando empecé mi voluntariado en Vida Marina”, relató. Luego, trabajó en el proyecto y tomó el curso de investigación con el profesor Mayer Arzuaga, para fortalecer sus destrezas como restauradora ecológica.

Asimismo, Vida Marina le abrió puertas para diferentes internados. Su experiencia de pasantía más reciente fue en el programa de investigación en Ciencias Oceánicas del Acuario de Monterey Bay en California, este pasado verano. Quintana Almodóvar fue la única puertorriqueña admitida.

Para permitir la continuidad del proyecto, Vida Marina ha recibido subvenciones por parte de la Fundación Nacional de Pesca y Vida Silvestre (NFWF, por sus siglas en inglés) y, recientemente, le otorgaron $1.5 millones de fondos del American Rescue Plan Act (ARPA, por sus siglas en inglés) a través de La Fortaleza.

“Espero que este momentum continúe y podamos seguir dedicando esfuerzos a esta barrera natural que tenemos aquí”, dijo Mayer Arzuaga, quien recientemente fue el único puertorriqueño que participó de una cumbre de cambio climático en la Casa Blanca, invitado por la administración del presidente Joe Biden.

“Estamos tratando de dejar una huella, no solo en nuestro ecosistema, sino en la restauración ecológica como tal, a través de nuestros programas”, destacó el profesor del recinto de Aguadilla de la UPR al enfatizar que estos proyectos le dan relevancia a la misión de la universidad.