Roberto Torres pasó el huracán María en su casa de la comunidad El Faro en Guayanilla y aunque todavía el recuerdo le estremece, insiste en que allí se siente seguro.

Esto a pesar de que los terremotos bajaron el terreno del sector y desde entonces el mar se acomoda en los alrededores de sus hogares y cuando llueve copiosamente se inundan las residencias.

Sin embargo, asegura que eso no le quita el sueño mientras observaba el ambiente ante el paso de la tormenta Laura.

“Ha estado tranquilo, el alcalde vino para decirnos dónde estaban los refugios y eso, pero por lo menos ha estado todo tranquilito, no se ha visto subir la marejada y estamos esperando a ver lo que sucede en el resto del día. Por ahora no me voy… me siento seguro”, confesó.

“Cada cual tiene una opinión diferente, pero por lo menos yo me siento tranquilo, me siento seguro en mi casa. Yo pasé María aquí y fue bastante fuerte… nosotros nos quedamos. El río explotó de aquel lado hacia acá y corrió por todo el patio, pero gracias a Dios no nos sucedió nada para aquel tiempo y estamos que esta vez sea igual”, insistió.

Asimismo, describió su manera de descifrar cuando la situación se torna peligrosa.

“Cuando pega a subir el agua del lado de la carretera porque sale para acá (hacia la casa). Se nos hace un poquito difícil para salir, pero mi compadre tiene equipo pesado y podemos salir en él”, sostuvo.

Por su parte, la progenitora de Roberto admitió que se asusta cada vez que viene mal tiempo, pero se queda para acompañar a su hijo.

“Siempre yo estoy más asustada, él es mi hijo y yo siempre estoy más asustada porque vivo sola y el agua de la mar también llega hasta el patio en mi casa. Yo me siento preocupada, pero me voy a quedar aquí con él porque pa’ María también me quedé aquí con él y ahora pues, ya traje mis cositas y me quedo aquí con él”, mencionó la mujer quien lleva tres años en la comunidad.

Entretanto, Roberto señaló que no aseguró la estructura porque piensa su condición “es bastante buena”.

“Tenemos planta eléctrica también, o sea, que estamos preparados. Esperando que empiece a llover pa’ hacer las sopitas de jamón pa’ pasar la tarde, aunque el agua corra la calle”, dijo con una sonrisa.

De igual forma opinó otro vecino del Faro.

“Aquí está todo tranquilo… lo único es que si se pone un poquito malito me voy pa’ Las Quebradas, porque la otra tormenta (Isaías) era más fuerte y nosotros nos quedamos aquí”, relató José Santiago.

La actitud de estos guayanillenses no es muy distinta de otros vecinos que prefieren quedarse en sus casas, aunque estén en zonas propensas a desbordamientos.

“La gran mayoría se mueve y ahora mismo tenemos siete refugiados en la escuela Gloria Borrero. Lo que sucede es que, al muchos de ellos, al esto no ser un huracán sino una tormenta tropical, realmente no lo toman con la seriedad que amerita. Entendemos que al muchos de ellos las casas aguantar María, la gente entiende que el fenómeno no va a afectar directamente con el viento, sino que es un fenómeno de agua”, expuso el alcalde Nelson Torres Yordán.

“Nosotros siempre lo que hacemos es que llegamos y en el caso donde haya menores de edad, pues que la Policía intervenga”, agregó al mencionar que están atentos a otras comunidades como Boca, La Playa y Playita en Magas Arriba, entre otras que son vulnerables a inundaciones.