Llegar a la Hacienda Juanita en Maricao es transportarse en el tiempo, pues su operación comenzó hace casi dos siglos, cuando la industria cafetalera despuntaba como la fuente principal de la economía en Puerto Rico.

Allí se respira el aire fresco de la montaña, acentuado por una de las experiencias más fascinantes para aquel que busca algo distinto fuera del bullicio citadino y en donde pueda disfrutar en contacto con la naturaleza.

Su historia inició en 1834 con la operación de la finca de café, en conjunto con la construcción de la casona original que data de ese año y, aunque el lugar ha sido testigo de los vaivenes atmosféricos y telúricos, se rejuvenece para recibir y albergar a las nuevas generaciones.

De hecho, la hacienda se convirtió en parador para el 1976, luego de ser ícono en la industria del café durante los siglos 19 y 20.

Fundada en el 1834, fue uno de los pilares de la industria cafetalera en el siglo XIX y principios del siglo XX.

Según el administrador de la hospedería, José Rubén Ramírez Rivera, el nombre de la hacienda proviene de su antigua propietaria que “se llamaba Juanita y era una maestra que daba clases en lo que es ahora el jardín central”.

Hacienda Juanita lleva desde los 1800′s. Al principio era una de las haciendas cafetaleras de Maricao, tiene muchísima historia. Al pasar de los tiempos se convirtió en una hospedería. Hoy contamos con 28 habitaciones preparadas para ser rentadas”, expuso el contador de profesión.

El lugar cuenta con cuatro estructuras erigidas, principalmente, en maderas del país; decoradas con elementos característicos de la época, incluyendo teléfonos antiguos, maquinillas y otros detalles que se conservan a modo de exhibición.

Tres de los edificios llevan el distintivo de su otrora función agrícola, entre estos, almud, robusta y caracolillo en donde se desarrollaron las habitaciones que rentan a los visitantes.

“La Hacienda Juanita tiene aproximadamente 23 cuerdas, incluyendo la propiedad y la finca. Aquí podemos comenzar con la sección Almud que son habitaciones familiares, de una cama king y sofá cama; tienen mini-cocina con estufa, nevera y caben cuatro personas”, manifestó.

“Contamos con la sección Robusta que son habitaciones con cama queen y sofá cama y es para tres personas. Las secciones Robusta y Almud son las únicas que tienen aire acondicionado; el resto de las habitaciones tienen abanicos de techo. También tenemos la sección Caracolillo, para dos personas, que son habitaciones más rústicas en cama de pilares, abanico y su silla de mimbre”, agregó sobre la propiedad que pertenece a Jorge Contreras Piedrahita.

Parte de la experiencia es un recorrido por el bosque a donde se observa la plantación de café, una piscina de piedra, dos cascadas y “la piscina tradicional de la hacienda”.

Para llegar, el visitante deberá cruzar por una de tres veredas identificadas que, fueron acondicionadas para el deleite de todos.

“En el bosque hay una piscina de piedra de agua de manantial que está constantemente en movimiento. Las personas pueden tener un pasadía allí porque se habilitó el área. También están las cascadas de piedra que es agua de manantial, completamente natural”, mencionó.

“Son tres veredas que llevan a la piscina de piedra y a dos cascadas. De la hospedería a la piscina de piedra son como cinco minutos, es un camino llevadero, es bien amplio y puedes hacer paradas durante la caminata porque está la plantación de café y de plátano”, sostuvo.

Además del café, la finca cosecha frutos menores, tales como cítricos, calabaza, ajíes, tomate, entre otros. De hecho, una de las estaciones cuenta con unas 10 ovejitas, “donde las personas pueden darle alimento que compran en el ‘front desk’, tomarles fotos y jugar con ellas”.

De otra parte, Ramírez Rivera resaltó que, el café de la Hacienda Juanita “es un café nativo de Puerto Rico, todos son procesos naturales y tratamos de que sea lo más orgánico posible en cuestión de fertilización”.

“Se trabaja con los mismos empleados del hotel. El café se cosecha, nosotros mismos tenemos una maquinaria para el despulpado, se seca al sol y todo el proceso se hace aquí, manual”, asintió al mencionar que la operación completa genera cerca de 17 empleos directos y otros siete de manera indirecta.

Igualmente, el lugar tiene “coffee shop” y restaurante, en un espacio donde confeccionan los ofrecimientos con los productos de la finca.

“Todo lo cultivamos y lo usamos en el restaurante, depende lo que esté en temporada, como, por ejemplo, tenemos jugo de china de aquí y hacemos flan o crema de calabaza. Mucha gente viene buscando el café, preguntan por la historia, ven la finca y se sientan en la terraza a donde hace fresquito, a tomarse su tacita de café”, señaló.

Entretanto, el restaurante se caracteriza por su oferta en comida criolla y, entre los platos resaltan “la chuleta can-can, churrasco, pechuga a la plancha, masitas de pollo o cerdo, camarones y salmón, entre otros. Además, tenemos diferentes variedades de tragos y vinos”.

“La experiencia está diseñada para aquellos que busquen un lugar a donde desconectarse, relajarse y estar tranquilo fuera del bullicio. La Hacienda Juanita es el lugar para eso”, concluyó.

Para más detalles, puede llamar al 787-903-0307.