Decenas de familias y vecinos de varios barrios de Hatillo y Camuy, hartos por la falta de servicio de agua que padecen desde principios de año, se lanzaron a las calles hoy para reclamar que se les dé el servicio e incluso bloquearon por alrededor de media hora la entrada a una planta de tratamiento de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), donde irónicamente había un salidero por el que se perdían a saber cuántos galones de agua.

Para la gente de las comunidades de Campo Alegre, Bayaney, Aibonito, Berrocal y Quebrada, la situación llegó al punto, no de la última gota que desbordó la copa, sino todo lo contrario, pues por las tuberías de sus casas no corre agua alguna. Las facturas de la AAA, sin embargo, siguen llegando sin dilación, según denunciaron.

“No tenemos agua. Esto ya lleva varios meses, años, de que no nos dan el servicio. Nos cobran el servicio y no nos están dando el servicio”, denunció Frances Nieves, vecina del barrio Bayaney.

Rodeada por otros vecinos, claramente enojados por la situación que atraviesan, denunció que no son nuevas las dificultades con el servicio de agua en la zona. Sin embargo, antes al menos recibían el servicio tres o cuatro días por semana y con eso se las arreglaban para resolver. Pero ahora, “desde enero”, la situación ha empeorado al punto que “un día quizás nos sueltan el agua por unas horas, por la madrugada, a las 2:00 de la mañana, y me la cierran otra vez a las 5:00 de la mañana. Eso es una vez en la semana, o una vez cada dos semanas”.

“Dependemos de eso, o que nos traigan los ‘trucks’ (camiones) de agua. Y el camión viene una vez quizás en dos semanas”, añadió Nieves, resaltando que el problema se torna particularmente difícil para las personas de más edad, encamados o con discapacidades, y aquellas con pocos recursos.

Ante ese panorama se ven forzados a comprar agua para beber, cocinar, lavarse los dientes, entre otros asuntos, y almacenar agua en botellones, “en drones” o cómo puedan para limpiar, “bajar los toilets”, fregar y demás.

Nieves añadió que han hecho toda clase de gestiones para intentar solucionar la situación, “pero no hay respuestas. Cuando uno los llama dicen que no saben nada, que no están enterados que hay un problema aquí. Siempre hay alguna excusa, que está sucia, que hay un filtro malo, que están arreglando, que la culpa es de LUMA, una papa caliente. Pero no dan el servicio. Pero nos cobran el servicio”.

De hecho, Rosa María Gómez, vecina de Berrocal, mostró un listado con seis números de querellas diferentes, que son tan solo las gestionadas por ella, sin que le hayan dado la debida atención.

Para hacer todo más difícil de comprender, se trata de un área conocida por sus vastos recursos de agua subterránea y donde, contrario a otras zonas de Puerto Rico, llueve con frecuencia, casi a diario, como ocurrió este martes, cuando apenas empezada la tarde cayó un buen aguacero.

Joel Román, propietario de un “food truck” que opera en el área Bayaney, y residente del barrio Berrocal, afirmó que con la situación de falta de agua, “la economía para todos los comercios, y de hecho para todos los que estamos en la zona, se ha visto bien afectada. Y la factura llega religiosamente, lo que no nos llega es el servicio. El agua no nos llega, nos llega la factura”.

Ante ese panorama tienen que incurrir en onerosos gastos adicionales para conseguir camiones cisternas privados, que cobran por llevar agua a la zona, así como la compra de agua potable embotellada.

“Las jornadas de nuestros trabajadore se ven afectadas, las ventas se ven afectadas, las ganancias se ven afectadas, porque tenemos que pagar el agua por encima de (sus gastos regulares). O sea, tras que pagamos nuestro servicio, tenemos que buscar agua a como dé lugar, agua potable, para que pueda operar el negocio. Lo mismo para los que tienen panaderías, los cuidos de niños, los cuidos de ancianos, salud, todo eso, tienen que estar pagando”, denunció Román.

“Ahora esa es otra, que también se están lucrando dos o tres vendiendo agua en tanques, y como tú la necesitas la tienes que pagar”, añadió.

Según ha explicado antes, la AAA se supone que en casos de interrupción del servicio de agua coordine el suministro diario de camiones cisternas a las zonas afectadas, entre la AAA y las autoridades municipales.

“Pero aquí esto es una carrera. Cuando tú ves el ‘truck’ tienes que campear por tu respeto, tirártele detrás al ‘truck’, mandarlo a parar. Pero es uno solo para toda la comunidad, y lo puedo ver una o dos veces por semana, esporádico entre toda la comunidad. Entonces si lo veo aquí abajo, me le tiro detrás y lo persigo hasta donde se pare, y donde se pare me le paro de frente y le digo, ‘no papá, vente, que tú estás arresta’o y vas conmigo pa’ casa’. Así estamos viviendo. Eso es lo que está viviendo está comunidad”.

“Ni cuando María estuvimos así”, insistió Román, añadiendo que en las comunidades afectadas hay unas 15,000 personas, con “una alta concentración de gente mayor, hay mucha gente encamada, y hay niños también”.

“Entonces, pensamos en eso. Cuando venga un tiempo de huracán, de tormenta, ¿cómo vamos a hacer? Cómo vamos a hacer en un tiempo donde haya una crisis, que obliga’o nos vamos a quedar sin electricidad, que la gasolina vamos a tener que pelear por ella como siempre pasa”, cuestionó.

Por si fueras poco, han empezado a surgir tensiones adicionales entre vecinos al momento que aparece algún camión cisterna, según Erenia Nieves, del barrio Bayaney, quien denunció que una vecina “le dijo al del ‘truck’ del agua que no me diera agua porque era popular. Y yo cuidaba a un niño con síndrome Down, y tuve que llamar a mi hijo y él le dijo al tipo del ‘truck’, ‘hazme el favor y llénale el agua a mi madre’, porque iban a dejar mi casa fuera”.

“Esto es un problema comunitario, es un elemento vital. Es un problema para los ciudadanos de estos barrios que colindan”, insistió Katiria Méndez Santiago, de Bayaney. “Hemos hecho las querellas, que es lo que ellos dicen. Llamamos. Pero se pasan la papa caliente. A algunos le dicen ‘toma este número, no digas que te lo di, y habla con el alcalde, habla con el legislador municipal, habla con el director’. Resumen, todo es la papa caliente y nadie resuelve nada. Y no es justo”.

“El reclamo es ese, agua para todos. El problema es que el servicio de agua está fragmentado, a unos cantitos le dan, a otros no, si el vecino tiene agua hoy, yo no la voy a tener. Si mañana la tengo yo, él no la tiene. Ese es el sistema que se ha jugado aquí por largos años. Pero ahora, el problema es que ni el vecino, ni yo, ni el del otro lado. Ahora es nadie. Ahora es cero”, agregó Román. “Y ahora nos tienen peleando por los camiones, esa es la nueva guerra”.

Los manifestantes comenzaron su protesta en la intersección de la carretera 129 con la 134, desde donde marcharon hasta la planta de filtros de agua de Quebrada.

En ese lugar, afirmaron, en ocasiones han parado a indagar sobre la situación, y han recibido respuestas tales como, “usted aquí no tiene nada que preguntar”, “usted no es ingeniero, pues usted no sabe de esto, y no tiene que hacer nada aquí preguntando”.

Y para añadir a la injuria, en la puerta de la planta de tratamiento había un salidero vertiendo agua sin cesar, lo que encolerizó más a los manifestantes, que bloquearon la entrada del lugar por varios minutos, hasta que, desde el cielo, como si se confabulara con la situación, cayó un buen aguacero.

En ese punto, mientras se retiraban bajo la lluvia, alguien desde la planta zumbó un comentario burlón de, “quieren agua, ahí tienen agua, cojan esa agua”, en referencia a la lluvia, lo que no les resultó nada simpático a los agobiados vecinos.

Por su parte, la AAA respondió a nuestra petición de entrevista con unas declaraciones en las que aseguran que “la planta de filtros de Quebrada se encuentra bajo un proceso de mejoras a su infraestructura con el fin de brindar mayor estabilidad al servicio de agua potable en los diferentes sectores de Hatillo y Camuy que se sirven de esta instalación”.

Agregan que, “con una inversión en curso de $2.7 millones que beneficia a unas 3,500 familias, continuamos enfocados en ejecutar los trabajos que sean necesarios para actualizar cada uno de los procesos y la infraestructura de esta instalación”.

“Precisamente, el plan de ajuste en el servicio y las intermitencias que experimentan nuestros clientes en la zona actualmente son debido a estos trabajos en curso que traerán mayor estabilidad una vez culminen”, agrega la AAA.

“Como siempre, mantenemos comunicación directa con los alcaldes de Camuy, Gabriel Hernández, y de Hatillo, Carlos Román, sobre el proceso de estos trabajos que benefician a nuestros abonados. De la misma forma, en coordinación con ambos municipios, se mantiene el acarreo de agua potable en camiones cisterna por los sectores afectados mientras duren los trabajos”, añade la comunicación escrita.

La AAA no se expresó en cuanto al reclamo de los vecinos afectados de que se les siga cobrando facturas por montos que en casos superan los $100, a pesar de no recibir agua. Tampoco atendió el reclamo de que, contrario a su alegación por escrito, a las comunidades no están llegando los camiones cisternas.