Alaina M. Camasta Beníquez era solo una bebé de siete meses cuando desfiló con sus padres, María Beníquez y Amin Camasta, en su graduación de bachillerato del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Dos décadas después, fueron ellos quienes acompañaron a su hija mayor exactamente en el mismo lugar para celebrar su colación de grados.

Este recuerdo saltó a la luz cuando la joven mayagüezana de 20 años, quien se graduó de Microbiología Industrial del RUM con 4.00 puntos, publicó en sus redes sociales una hermosa imagen donde recreó aquel momento importante en la vida de sus padres, en el cual ella estuvo presente. Esta vez, la protagonista de ese logro era aquella bebé que ya se graduó de la misma universidad que sus progenitores.

“Hace como tres años había visto esta imagen que mi mamá me había compartido, donde salgo de bebé desfilando con mis padres en su graduación, y como a mí me tocaba el pasado sábado desfilar y culminar esta etapa que fue tan importante para mí, se me ocurrió la idea de recrear esa imagen, porque son 20 años después. Al final de la graduación, fuimos al sitio exacto donde se había tomado la foto original e intentamos recrearla lo más parecido posible”, explicó la joven, quien es la mayor de tres hermanos; los otros dos son Samir Camasta de 13 años y Nabil Camasta de 11.

Para la recién graduada, quien fue merecedora del Premio Luis Stefani Raffucci por culminar su bachillerato con 4.00 puntos y del Premio del Colegio de Artes y Ciencias por el mayor índice académico, el rememorar ese logro tan importante en la vida de sus padres y convertirse, como sus progenitores, en egresada del RUM, le dio un sentido aun más especial al inolvidable instante.

“Me llena de mucho orgullo poder compartir con ellos nuevamente este momento, porque no solamente es una graduación, sino es la graduación en la misma institución, pues lo de la sangre verde estaba bien presente en mí desde bien bebé. Siempre esa fue la meta, estudiar en el Colegio”, afirmó la veinteañera, quien en sus años de estudios representó los colores verde y blanco del RUM tocando el clarinete para la Centenaria Banda Colegial.

Desde pequeña, Alaina se pasaba en los pasillos y salones del recinto mayagüezano, mientras sus padres luchaban por forjar sus carreras. Esos recuerdos vienen ahora a la mente de su progenitor, mientras celebran la culminación de su bachillerato.

“Es de mucho orgullo la oportunidad de verla crecer y desarrollarse como persona, pero también en lo académico y culminar esa primera etapa de su bachillerato, que es ese primer paso a sus aspiraciones académicas”, sostuvo.

Al final de la graduación, la familia fue al lugar exacto donde se habían tomado la primera foto y la repitieron.
Al final de la graduación, la familia fue al lugar exacto donde se habían tomado la primera foto y la repitieron. (Suministrada)

“Para nosotros fue de gran orgullo, porque también recordamos cuando ella nació, que estábamos terminando nuestros bachilleratos en ingeniería y, obviamente, fue un proceso de mucho esfuerzo y responsabilidad, porque ser padre es una bendición y una responsabilidad bien grande. Terminar todos nuestros bachilleratos y nuestras respectivas carreras yo creo que dicta de lo que es perseverancia y de estar unido como familia a través de los tiempos”, expresó el padre, quien tiene 43 años y labora en la empresa Honeywell Aerospace.

De igual forma, Beníquez se encuentra sumamente orgullosa de que su hija mayor haya culminado estudios con excelencia académica, y el que lo haya logrado, precisamente, en su Alma Máter le da un color especial, por todo lo que representa esta institución universitaria para sus vidas.

“Alaina nació en medio del semestre e iba con nosotros al salón. Pasó muchos años en los pasillos de ingeniería industrial con nosotros. Luego de que terminamos el bachillerato, nosotros culminamos la maestría, así que ella estuvo par de añitos en lo que nosotros culminábamos ese proceso. Muchos profesores y estudiantes la recuerdan, porque era la nena del Colegio desde chiquita, y que haya podido completar sus estudios con excelencia y que sea sangre verde es un orgullo para nosotros”, exclamó Beníquez, quien tiene 44 años y es profesora de Matemáticas y Estadísticas en la Universidad Carlos Albizu en Mayagüez.

El orgullo que profesan estos padres por su primogénita es reciprocado por su hija, quien confiesa que ellos fueron su apoyo e inspiración. “El poder culminar esta etapa con ellos a mi lado es de honor, orgullo y mucha alegría porque son mi ejemplo a seguir. Sin ellos no hubiese podido lograr esto. Son lo máximo, de verdad. Su apoyo ha sido incondicional desde siempre”, afirmó la ahora microbióloga industrial.

De hecho, las metas de Alaina no terminan con su graduación del RUM, sino es solo la culminación de una primera etapa, pues se dispone a prepararse para hacer su solicitud de entrada a la Escuela de Medicina.

“Ahora continuaré estudiando, ya que aspiro a ser médico. Me gustaría especializarme en cirugía cardiovascular, entre las ramas que he tenido la oportunidad de experimentar, esa ha sido la más que me ha gustado y esa es mi mayor aspiración. Me encuentro ahora mismo en la preparación para esa solicitud de la Escuela de Medicina”, dijo la homenajeada, quien fue estudiante del Centro Residencial de Oportunidades Educativas de Mayagüez (CROEM).

Mientras que sus padres afirman siempre se mantendrán apoyando el curso que tome la vida de su hija y confían que todo lo que se proponga lo podrá lograr.

“Para mí nada es imposible, siempre teniendo a Dios primero en todas las cosas, esa ha sido la clave de nuestra familia, siempre poniendo a Dios primero. Aunque nosotros tratamos de que le gustara la ingeniería, ella desde siempre estuvo clara de que eso no era lo que quería y que le apasionaban las ciencias, así que nosotros la apoyamos en todo”, concluyó la madre.