Ceiba. Nadie sustituirá a Brownie, pero don Eusebio Carrasco -el dueño del perrito que tuvo un inusual velorio en la Carrasco Funeral Home, en este municipio- tiene una nueva perra que comienza a robarle el corazón y que lo ha motivado a realizar los trámites para iniciar la construcción -a finales de año- de la “primera funeraria en el mundo” exclusivamente para mascotas.

La nueva miembro de la familia se llama Princess, pero don Eusebio la apoda “Margara” en memoria a una difunta perrita que tuvo su suegra, la cual murió hace muchos años y enterró -como hacen muchas personas- en el patio de su casa.

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Margara es una perra chula. A veces, un poco tímida pero su amo dice que le está enseñando a saludar con lambetazos que describe como “los besos para papá”.

Explicó que decidió adoptarla porque su amo sufrió un percance de salud que le impide cuidarla.

“ Yo no quería más perros pero me dio pena. Y la verdad es que ella es buena...”, dijo sobre el animal que a diferencia de Brownie “no es brava”.

“El problema que yo tenía con Brownie era su genio... ese perro era bien celoso conmigo y mordió como a 30 personas... incluso, cuando yo estaba en la intimidad con mi esposa el perro era terrible. Dos o tres veces trató de morderla. Y si me iba al baño para bañarme, tenía que trancar la puerta porque se metía en el chorro conmigo”, relató al recordar otras anécdotas de la fallecida mascota que, entre otras curiosidades, era medio borrachón porque le gustaba tomar vino y cerveza.

Añadió que Margara es todo lo contrario. Es una perra sumisa, tranquila y dormilona, que poco a poco va ganando su cariño.

“Estoy tratando de llenar ese vacío con Margara, pero chacho, yo todavía lloro a Brownie... es que Brownie era otra cosa”, dijo en referencia a la mascota que murió el pasado agosto y que fue velada en un ataúd, lo que levantó una polémica y una investigación por parte del Departamento de Salud Ambiental en la Isla.

Posteriormente, Brownie fue sepultado en un improvisado panteón en la jardinera de la funeraria Carrasco, propiedad de don Eusebio.

Desde entonces, llegan diariamente al lugar diversas personas a fotografiar el área o a llevar obsequios que colocan en la lápida.

“Le traen globos, flores... si yo fuera a cobrar por las fotos estuviera hecho...”, dijo el empresario sobre la atención que ha captado en el público el caso del difunto animalito que quería “como a un hijo”.

De hecho, un dato curioso es que Margara se ha convertido en guardián de la tumba de Brownie pues, según don Eusebio, pasa gran parte del tiempo en el lugar donde yacen los restos de la mascota.

“Cuando llegamos a la funeraria yo la suelto y ella corre para la tumba... es una cosa bien impresionante”, expresó.

Trato exclusivo

De otro lado, don Eusebio aseguró que sus planes de desarrollar una funeraria exclusiva para mascotas van viento en popa y podrían iniciarse tan reciente como en diciembre.

Explicó que espera por los permisos requeridos por ley para establecer este tipo de negocios. Además, recordó que está pendiente la investigación que el Departamento de Salud inició en su contra por haber realizado el velorio de Brownie en unas instalaciones que están destinadas para despedir a seres humanos.

“Si se cometió un error lo quiero enmendar porque yo soy un hombre de ley... así que voy a esperar a que se resuelva eso para iniciar lo de la funeraria de mascotas”, dijo el hombre que aún no ha sido citado para una vista administrativa en la agencia.

“El problema es que aquí en Puerto Rico no hay ley que regule velorios para mascotas y ellos no me pueden hacer nada porque no hay reglamento como tal”, agregó.

Primera Hora se comunicó con la oficina de prensa de Salud y mediante mensaje de texto se indicó que el informe realizado por el inspector Pedro Rodríguez aún no había sido evaluado, aunque ya ha pasado más de un mes.

Por lo pronto, don Eusebio ya gestiona con una compañía dedicada a la creación de ataúdes las cajas fúnebres donde se colocarían los cuerpos de las mascotas.

“Quiero hacer algo diferente. Por ejemplo si es un perrito, quiero que esa caja tenga huellitas. Si es un pajarito, pues que la caja esté decorada con alitas...”, precisó.

Don Eusebio había adelantado a este diario que los precios de funerales de mascotas pudieran fluctuar entre $1,500 y $2,000, e incluirían el ataúd, las tarjetas de recordatorios y las meriendas tradicionales en las capillas.

“Sé que será un éxito porque me han llamado varias personas para velar a sus mascotas. De hecho, hace poco me llamó una señora de Aguada que quería velar a un guacamayo que se le había muerto... pero le dije que no porque quiero hacer todo por ley”, aseguró.

Don Eusebio adelantó que entre sus planes está también la creación de un cementerio de mascotas en Ceiba.

“Ese cementerio será sin fines de lucro... queremos crear un espacio donde enterrar a nuestras mascotas queridas. Además, crearía una alianza con los municipios del área este para que se utilice ese cementerio para los animales realengos que mueren en la zona. También podría ser utilizado por las clínicas veterinarias”, precisó quien desea honrar anualmente la memoria de Brownie con una actividad de concienciación durante el segundo domingo de agosto.