Han pasado 27 años desde aquel primer y único encuentro, pero a Mildred Ramos aún le brillan los ojos al hablar de aquella mañana en que vio a lo lejos al hoy beato, el papa Juan Pablo II, en su visita a la Isla.

“Cuando él vino, eso fue apoteósico, apoteósico y pude llegar hasta allí”, relató Ramos, feligrés de la Iglesia católica y quien ayer celebró la beatificación de Juan Pablo II.

Recordó que dejó a un lado sus miedos, pues no le gustan los revoluses, y llegó hasta el área donde hoy es Plaza Las Américas para verlo. “Algo en mí me dijo: 'Ve hasta allí'... y desde esa vez sentí una emoción enorme cada vez que lo veía. Me alegro mucho, mucho que lo hayan beatificado”, dijo para agregar que fue “un verdadero peregrino”.

Ayer, fueron millones los miembros de la Iglesia católica que celebraron la beatificación del “Papa Viajero”, como le conocían por sus innumerables viajes alrededor del mundo.

Un grupo de católicos abordados por Primera Hora que ayer se congregaron en la Parroquia Santa Bernardita, en Río Piedras, les restaron importancia a las críticas sobre el proceso express que se siguió para la exaltación.

Sin embargo, todos coincidieron que hace tiempo que se debió haber dado el reconocimiento. “Él era como la Madre Teresa, que tenía carisma... fue rápida (su beatificación), pero se la merecía y no todo el mundo se lo merece. Él se fue al mundo entero, él unió mucha gente”, señaló, por su parte, Zenaida González.

Para Axel Nieves, uno de los monaguillos en la parroquia, su beatificación es un reclamo que católicos vienen haciendo desde el mismo día de su muerte. Su “entrega” y “compromiso” hablan por sí solos y son créditos suficientes para el homenaje que se le rindió.

“No fue rápido. Pasó en el momento indicado, porque fue basto los ejemplos vivos de su entrega y de su compromiso, y eso en resumida cuenta era lo importante”, expresó.

Durante la misa de ayer, Día de la Divina Misericordia, celebración que proclamó Juan Pablo II durante su pontificado, el sacerdote Adrián Clont en su mensaje destacó la importancia de vivir una vida de fe en la que resalten las cualidades de Jesús.

Luis Morales fue uno de los que escucharon el mensaje. A su salida también recordó la visita del también “papa mediático” a Puerto Rico. “Recuerdo su Santidad, el amor que nos trajo y la alegría, porque eso fue una emoción muy grande cuando él vino... y eso que no lo vi cerquita”, expresó.

“Cuando pasaba ese hombre, lo que dejaba era una paz y un amor. Él fue un santo”, dijo sin titubear.

Con él coincidió Linda Rivera, quien describió a Juan Pablo II como su “papa preferido”. “En vida él vivió santidad, honor a quien honor merece. O sea, una persona que fue consecuente, que predicaba lo que vivía... no tengo duda que ese proceso (de beatificación) fue bien hecho y bien merecido”, opinó Rivera, sentir que, de seguro, comparte toda la congregación católica.