Las Piedras. Un ambiente en el que las vacas estén bien cuidadas, no sean maltratadas, puedan pasar periodos de libertad pastando y no se afecten con enfermedades es lo que, en esencia, busca la iniciativa lanzada por la Cooperativa de Productores de Leche para lograr certificar a los 216 ganaderos boricuas por contar con las mejores prácticas para la producción de leche.

Los beneficios que se esperan alcanzar con la “Ruta 2024″ son para brindarle al consumidor boricua más y mejor calidad de leche fresca, así como sus productos derivados. Pero, principalmente, se enfoca en que las vacas tengan una vida mejor en este clima tropical, explicó la agrónoma Katiria Pérez Fernández, coordinadora del programa de certificaciones para la industria lechera.

Pese a las altas temperaturas que se registran en la Isla, una fuerte brisa soplaba en la vaquería La 31 Dairy Farm, ubicada en la carretera PR-31 de Juncos a Las Piedras.

A media mañana, muchas de las vacas ya se enlistaban para pasar por el proceso de ordeño, que en la vaquería de Efraín Robles Mendoza se realiza a las 12:00 p.m. y a las 12:00 a.m. Las más pequeñas pastaban en el valle, cerca de un río y a un florido flamboyán que destacaba entre los pastizales y las montañas que bordean la inmensa finca.

Pérez Fernández, quien en la actualidad estudia una maestría en Educación Agrícola del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), observaba con detenimiento todo el proceso y dio un recorrido por la vaquería.

En la Isla existen 242 vaquerías y La 31 Dairy Farm es una de las 50 que ya han obtenido la certificación FARM (Farmers Assuring Responsable Management), creada por la Federación Nacional de Productores de Leche en los Estados Unidos. Por ello, están activas en los chequeos, así como la educación continua que deben tomar los ganaderos y sus compromisos anuales para contar con veterinarios y ambientes sanos para las vacas. Estos puntos son esenciales para desarrollar y mantener altos estándares en la producción de la leche local.

Vital la educación ganadera

Pérez Fernández contó a Primera Hora que la iniciativa “Ruta 2024″ surgió “a raíz del interés y de la necesidad que veían nuestros ganaderos de que el consumidor se sintiera más a gusto con los productos que ellos elaboran y de toda la labor que se lleva a cabo para hacer un mejor producto para nuestros consumidores”.

Más allá de fijar estándares de calidad, la propuesta busca que los ganaderos y sus empleados se eduquen continuamente sobre las mejores prácticas de la producción de leche. La agrónoma explicó que tal educación continua redundará en “un mejor trabajo”.

Entre otras cosas, obliga a los empleados y al ganadero a firmar compromisos de prácticas sanas para las vacas, que no incluya gritos o ningún otro tipo de maltrato animal, así como establecer un contrato anual con un veterinario.

Katiria Pérez Fernández, coordinadora del programa de certificaciones FARM para la Cooperativa de Productores de Leche de EE.UU., junto a Efraín Robles, propietario de la vaquería La 31 Dairy.
Katiria Pérez Fernández, coordinadora del programa de certificaciones FARM para la Cooperativa de Productores de Leche de EE.UU., junto a Efraín Robles, propietario de la vaquería La 31 Dairy. (VANESSA SERRA DIAZ)

“La idea de eso es asegurar, no sólo el bienestar animal, sino que, en el proceso, que ya sabemos que todos los ganaderos cumplen, también nos aseguramos de que los animales tienen el mejor trato”, enfatizó.

Las inspecciones que como coordinadora realiza, además, buscan corregir pequeñas fallas que posiblemente pasan por desapercibido durante el trabajo diario de la vaquería y que tiene un impacto en la vida de las vacas.

A modo de ejemplo, la agrónoma contó que puede hacer un señalamiento como que “en esta zona de la finca tienes un área que yo creo que los animales se resbalan… Una práctica tan simple como esa baja las cojeras que tienes en la finca. Son prácticas sencillas que yo voy como especialista, como evaluadora, con ojo fresco, que quizás el ganadero no lo había tomado en cuenta, notamos eso, se arregla y el año que viene te evitaste un montón de problemas de cojera, simplemente, por un cambio pequeño que hizo este ganadero de su finca. Es un buen ejemplo de algo simple que con la ayuda de nosotros que llegamos con ojo fresco, ayudamos al ganadero”.

Una parte esencial en esta búsqueda por mejorar la vida de las vacas lo es el pastoreo, destacó la experta.

La prioridad que se le está dando bajo este programa es tal que se ha designado a un ingeniero, Rafael Dávila, para que visite todas las ganaderías del país, se haga una foto aérea de la finca, se evalúe la cantidad de vacas y se discuta con el ganadero cómo suele dividir sus pastos. Además, se le ayuda al ganadero a obtener fondos federales para hacer verjas, bebederos y los arreglos necesarios.

Bajo este proyecto, se desarrolla “un plan de cómo dividir sus pastos, de acuerdo a cuántas vacas el ganadero tiene, cuánto es el consumo y la calidad del pasto”.

“La idea es que los ganaderos tengan las herramientas para la crear un sistema de pastoreo que haga sentido para su finca, que sus animales tengan agua disponible, porque el bienestar animal va de la mano y que, poco a poco, podamos dar un producto diferente, que el ganadero se pueda beneficiar, que sea costo efectivo, que puedan tener una mayor producción, porque la idea de todo esto es que animales que están tranquilos, que pastorean, si se acogen a todos estos planes que nosotros queremos implementar, son animales que dan mejor producción, están más saludables y eso ayuda al agricultor”, sentenció.

Pero, al final de cuenta, lo que se busca es garantizar que esa leche que sale de la ganadería hacia las plantas de producción de leche fresca tenga cada vez mejor calidad.

En la vaquería La 31 Dairy Farm, entretanto, los niveles de calidad evaluados por la agrónoma cumplen con la métrica que se busca a base de los promedios que analizó del sistema electrónico que el ganadero tiene para identificar sus vacas, detallar cuánta producción de leche da cada una y otros datos clínicos.

Robles Mendoza explicó que participar de este proceso de certificación de FARM les ha ayudado a poder arreglar las fallas que cometían y a mejorar su calidad de la leche.

“Son cosas sencillas, no es nada del otro mundo”, expuso. “No es tan difícil hacerlo. Es más por el bien del animal que por uno, porque la vaca entre mejor se trate o mejor salud esté, mejor condición esté, todo es a beneficio de que la vaca se preñe, que la vaca te dé más producción, y todo es relativo. Es mejor calidad para el consumidor y mejor calidad para el ganadero y más producción”.

Esta vaquería cuenta con 200 vacas lecheras, que en época de calor producen unos 3,150 litros de leche diarios y en tiempo más fresco aumenta hasta 3,900 litros.

La división del pastoreo que se tiene en la vaquería es tal que unas 125 vacas van a un predio de entre dos a tres cuerdas de terreno por dos días. Repiten ese mismo predio cada 21 días, dijo el ganadero. Este periodo de pastar ocurre cuando terminan el ordeño.

La producción de esta vaquería se une a los 230 millones de litros de leche que anualmente se producen en todo el país.

Pérez Fernández detalló que, de esta leche que se genera en la Isla, 210 millones de litros se utilizan para el consumo de leche fresca, así como la producción de derivados, principalmente mantequilla y queso. Los otros 20 millones de litros se exportan a la costa este de Estados Unidos y a República Dominicana.