Los estudiantes que llegaron esta mañana a la escuela Miguel Such, en Río Piedras, recibieron una exhortación de parte de la organización Madres Contra la Guerra para que hagan constar su deseo de que su información personal no sea divulgada a reclutadores militares.

Desde las 6:00 de esta mañana se les entregó a los jóvenes una hoja de exclusión que deben firmar ellos y alguno de sus encargados, y que deberá ser entregada al director de su escuela para asegurarse que sus datos no sean compartidos con ninguna agencia relacionada con las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

La portavoz y fundadora de la organización, Sonia Santiago, estableció que los reclutadores entran a las escuelas públicas del País como parte de un chantaje en el que amenazan con eliminar fondos federales si se les impide hacer su labor dentro de los planteles.

"El joven que firma ese contrato lo hace buscando unas mejores condiciones de vida. Les ofrecen bono, oportunidades de estudios, préstamos, pero no les dicen que cuando regresen, si regresan, no serán los mismos", señaló Santiago en cuanto al reclutamiento en las Fuerzas Armadas.

"Nuestros hijos regresan enfermos física y mentalmente", sostuvo.

Recordó que tan sólo en el 2010, 269 militares estadounidenses han muerto en Afganistán y que desde que comenzó la llamada "guerra contra el terrorismo", 103 soldados puertorriqueños han perecido.

Asimismo, estableció que el 24 por ciento de todos los soldados que van al campo de batalla se divorcian en los primeros dos años luego de su regreso y que el 40 por ciento de las discapacidades como consecuencia de la guerra incluyen daño traumático cerebral, para el cual no hay tratamiento completo en Puerto Rico.

La organización Madres Contra la Guerra también provee a los estudiantes alternativas de estudio no militares, de modo que no tengan que proveer información a los reclutadores para obtener ayudas económicas.

El esfuerzo que hace Madres Contra la Guerra se extiende a toda la Isla, donde, desde el inicio de clases hasta el 30 de septiembre, hay voluntarios exhortando a los estudiantes a que llenen las hojas de exclusión para que su información personal no le sea divulgada a los reclutadores.