La funeraria que veló dos difuntos en poses extrañas, uno parado en agosto de 2008 y otro sentado en una motora tan reciente como la semana pasada, podría enfrentar varias investigaciones a raíz de un informe de la Junta de Licenciamiento y Disciplina Médica del Departamento de Salud.

Aunque la funeraria Marín Funeral Home niega haber cometido violación alguna con el manejo de los dos cadáveres, la investigación preliminar de la agencia levanta serias interrogantes en torno a cómo se procedió a embalsamar el último difunto y la manera en que se presentó durante los actos fúnebres. La investigación de la Junta sólo se centró en el último caso de un mensajero, David N. Morales Colón, de 22 años, que fue ultimado el pasado 22 de abril en Barrio Obrero mientras conversaba con una menor que resultó herida en una pierna.

El informe de la División de Salud se preparó para la evaluación del Departamento de Justicia, la División de Salud Ambiental y la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA). Uno de sus hallazgos principales gira en torno a la vicepresidenta de la funeraria, Elsie Marín, debido a que la comerciante carece de una licencia para embalsamar cadáveres. La ejecutiva sostuvo ayer que había asistido a uno de sus empleados que cuenta con una licencia de embalsamamiento para la preparación de ambos cuerpos. Indicó, además, que el procedimiento para todos los cadáveres del establecimiento se realiza en un laboratorio certificado. “Me sorprende que ellos (Salud) no hayan venido a hablar conmigo. Uno tiene que estar consciente de las leyes antes de operar un negocio” , sostuvo la comerciante.

Pero aún quedan muchas otras preguntas por contestar. A pesar de que el establecimiento ha reiterado en repetidas ocasiones que no dará a conocer públicamente la “receta” especial que utilizó para embalsamar a los dos polémicos difuntos, Salud intenta verificar si se cumplió con todas las disposiciones que protegen al público ante las emisiones líquidas y gaseosas de los muertos, que podrían provocar serios daños a la salud.

“En la mayoría de los velorios, los cadáveres se exponen desde el pecho hacia arriba porque el resto del cuerpo está protegido por un plástico. Se insertan (al cadáver) unos drenajes para estos tóxicos y líquidos” , indicó la directora ejecutiva de la Junta, Norma Torres, al subrayar que la exposición insalubre de los cuerpos puede provocar daños a los pulmones, la piel y la propagación de bacterias.

La Junta cuestionó los procesos que el establecimiento utilizó para mantener el área del cadáver limpia sin que en ella se acumularan líquidos o tejidos del difunto. También subrayó que la motora debía haber sido descartada, al igual que sucede con los féretros, pero la funeraria aseguró que el vehículo no era de su propiedad. La Junta basó algunos de su hallazgos preliminares en las declaraciones que Marín ofreció a los medios de comunicación y los visuales que se transmitieron del velorio y entierro del mensajero,

“No vamos a divulgar la fórmula (de embalsamamiento). El cuerpo no emitió ningún fluido corporal”, indicó Marín al ser preguntada sobre los desechos del cuerpo.

Un proyecto de ley del representante Jorge Navarro pretende establecer más regulaciones para los actos fúnebres ante la conmoción que han provocado los cuerpos colocados fuera del ataúd, no sólo aquí sino también en el exterior.