El huracán Irma azotó hace un año hoy algunas localidades del noreste de Puerto Rico y la isla-municipio de Culebra, como uno de los ciclones más fuertes de la temporada de huracanes 2017, causando también daños millonarios en el noreste de las Antillas con vientos de hasta 175 millas por hora.

Irma se convertiría en el ciclón más potente -categoría 5- que haya impactado a la isla desde San Felipe en 1928.

Los puertorriqueños habían experimentado los estragos de Hugo en 1989, de categoría 3, y Georges en 1998, de categoría 2, pero no a la magnitud de Irma.

Por ello, y según dijo hoy a Efe José Álamo, meteorólogo del Servicio Nacional de Meteorología (SNM) de San Juan, la frecuencia de un impacto mayor a la isla se promediaba en 90 años, uno menos en la diferencia entre San Felipe e Irma.

"Muchos de nosotros no habíamos pasado por un huracán de tan magnitud y por otros, estoy tan seguro que se recuerdan poco", sostuvo Álamo, con diez años de experiencia en el SNM.

Álamo explicó que Irma ostentaba "todas las condiciones" climatológicas para convertirse en un huracán categoría 5, pues el ambiente no contaba con vientos cortantes, las aguas del Océano Atlántico estaban calientes, no habían bandas del polvo del desierto del Sahara y su tamaño.

"Irma tenía todos los ingredientes adecuados para el desarrollo de estos ciclones", enfatizó.

Los puertorriqueños, a su vez, observaban las imágenes en los televisores y la web los estragos catastróficos que ya había ocasionado Irma en varias islas de las Antillas Menores.

Las islas de Antigua y Barbuda, Barbados, San Martín, San Bartolomé y Tórtola, fueron algunas de las más golpeadas por Irma, al quedar devastadas con graves inundaciones, pérdidas de residencias e interrupciones generales del servicio eléctrico y de agua.

Fue así que entonces los puertorriqueños se alarmaron más y salieron apurados a los supermercados y tiendas para comprar comestibles y artículos de primera necesidad, como agua, pilas, radios y comida enlatada, así como paneles de madera, planchas de zinc, sogas y candados para la llegada de Irma.

En un vídeo, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, recordó hoy que tras el azote caribeño de Irma y pese a que Puerto Rico se recuperaba de los estragos del huracán, asumió su responsabilidad como el territorio estadounidense menos afectado y a la vez más cercano a la tragedia acontecida y se convirtió en un refugio para los americanos y ciudadanos de otros países afectados por el huracán.

Se puso en marcha la operación Safe Haven: la Guardia Nacional Aérea de Puerto Rico envió sus recursos y personal a las Islas Vírgenes y San Martín para desalojar a todos los ciudadanos americanos que buscaban salir de las islas vecinas.

La Guardia Nacional de Puerto Rico realizó ocho viajes por medio de los cuales logró desalojar 4,000 compatriotas y "nuestros vecinos isleños se alojaron en el Centro de Convenciones de Puerto Rico, espacio que fue habilitado para albergarles".

Esta ha sido la mayor operación de reubicación y desalojo en la historia de los Estados Unidos en el Caribe.

Irma pasó a 60 millas al noreste de Puerto Rico, aunque azotó gravemente a Culebra, dejando también a sobre un millón de personas sin el servicio eléctrico, carreteras intransitables por árboles y ramas caídos sobre ellos y tres muertos.

Y, tras su paso por Puerto Rico, Irma prosiguió su rumbo hacia La Española, Cuba y el estado de Florida.

Sin embargo, dos semanas más tarde y aún con 80,000 personas esperando a que el servicio de electricidad en sus hogares se restableciera por el paso de Irma, llegó María, el huracán más potente que haya pasado por Puerto Rico desde San Felipe, en 1928.

"Irma fue bien intenso. No diría que fue una práctica. En un sentido sencillo, puede ser un precursor de lo que pudo haber pasado, porque en la mayoría fue en las Islas Vírgenes", sostuvo Álamo.

Por su parte, el entonces director de operaciones del negociado para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (NMEAD) del Departamento de Seguridad Pública (DSP) y ahora comisionado, Carlos Acevedo, dijo a EFE, que, al no impactar directamente, relativamente nadie en la isla tomó el paso de Irma como una lección "porque los daños que causó fueron de categoría 1. Todos los planes que teníamos eran del impacto de un huracán de categoría 1".

"Cuando nos enteramos que venía Irma a Puerto Rico, la primera percepción fue que la isla no estaba preparada para recibir ese impacto. Y digo preparado en el aspecto general, de la ciudadanía, gubernamental ni el sector privado. No sabíamos los daños ni la magnitud de los daños que iba a provocar Irma", agregó.

Una familia clama por ayuda para recuperar su vivienda.

Por su parte, Irmary Claudio, una maestra de Español en una escuela de Santurce (San Juan), sostuvo a Efe que el paso de Irma provocó "un susto que nos sirvió de ensayo como preparación o antecedente a lo que iba a ser el huracán María".

"Con Irma, me di cuenta que definitivamente el país no estaba preparado para un huracán como María, pues hubo gente que desde Irma no tuvo servicio de energía eléctrica, cuando en un abrir y cerrar de ojos nos llegó María encima", recordó.

Claudio rememoró que, aunque su residencia no sufrió daños por Irma, otros educadores de su misma escuela sí, e incluso, el propio centro educativo.

"Aprendí que los desastres naturales tal vez no tocan de la misma manera a todos y que cuando no le toca a una tal vez sí azota a otra persona. Es entonces cuando nos corresponde ser solidarios", puntualizó.