Jefe de alguaciles visita la Isla

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 18 años.
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En Puerto Rico el US Marshall.
El jefe del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos, John Clark, visitó en días recientes la oficina del distrito de Puerto Rico, que ubica en el edificio federal, tras la salida abrupta de Herman Wirshing, quien por 22 años ocupó el cargo de director interino.
La visita de Clark, que fue descrita a PRIMERA HORA como “rutinaria” por la actual jefa interina de los alguaciles federales, Lesvia Maldonado, se produce a pocas semanas de la “dimisión” inesperada de Wirshing.
Trascendió en el tribunal que fue Clark quien despidió de forma fulminante a Wirshing, a mediados de junio pasado, ordenándole abandonar la oficina de inmediato tras el ex jefe de los alguaciles ofrecer unas controversiales declaraciones sobre la nominación de Casa Blanca de su sucesor, el chicano Esteban Soto III.
“Él visita todos los distritos. Viene de visitar Nueva York y de aquí va a Pennsilvania. Este distrito se acaba de remodelar. Es una rutina básica. Se evalúan unas cosas”, contestó Maldonado cuando se le preguntó sobre la visita.
¿Como qué cosas?
-Bueno, como la seguridad de la corte.
¿Encontró que la seguridad es buena?
-Hay unas cosas que se pueden mejorar.
¿Le van a dar recursos?
-Sí. Vino con un staff que hace una evaluación y se determina cuántos fondos. Pedimos unos aumentos y lo van a evaluar.
Maldonado dijo que en su interinato Clark le ofreció su apoyo al igual que los jueces federales.
“Como hay un interinato, me ayudan y me dejan saber su disposición para que la oficina siga adelante. Los jueces me expresaron que están 100% conmigo”, sostuvo.
Entre las expresiones que hiciera Wirshing a la prensa que provocaron su intempestiva salida, figuran el que su sucesor nominado estuvo en Puerto Rico hace 10 años trabajando bajo su supervisión y que se fue porque “no le gustan los puertorriqueños”.
A PRIMERA HORA le expresó que cuando asumió el cargo- hace 22 años- encontró “un nido de delincuentes”, refiriéndose a que quien dirigía la oficina era el alguacil José López, al que se le vinculaba con el bajo mundo. Estos comentarios levantaron ronchas en la oficina y en el tribunal, lo que aceleró su partida.