Las Piedras. Un joven biólogo de Las Piedras convirtió en una realidad la idea de poder compartir su pasión por el estudio de un grupo de animales, creando un mariposario en un parque de su comunidad con el respaldo de sus familia y vecinos, así como de un sinnúmero de personas que acuden allí a disfrutar de esa pequeña maravilla en vías de expansión.

En esta casita de mallas verdes, la gente puede disfrutar de la magia de decenas de mariposas de cuatro especies distintas revoloteando a su alrededor, mientras Ian José Pérez les explica todo lo relacionado a la vida de estos coloridos insectos, desde que ponen sus huevos hasta que pasan por las etapas de oruga, luego pupa o crisálida, hasta convertirse en la grácil mariposa.

Según relató Ian, la idea del Mariposario Arlequín nació de su experiencia como voluntario en un mariposario en la escuela María T. Delgado de San Lorenzo, y los conocimientos que ha ganado en sus estudios de biología.

Así que, una vez terminó su bachillerato, “me dije, pues qué mejor que hacer un mariposario en mi comunidad, para el disfrute de la comunidad y de todo el mundo en general”.

Comenzó como un proyecto personal, con una propuesta para conseguir algunos fondos, “porque es un proyecto costoso”, y además tenía que presentarlo ante el municipio de Las Piedras, porque el terreno donde iba a levantar el mariposario, en la urbanización Las Campiñas 1, es del municipio y no de la urbanización.

El Mariposario Arlequín está localizado en la urbanización Las Campiñas 1, en Las Piedras.
El Mariposario Arlequín está localizado en la urbanización Las Campiñas 1, en Las Piedras. (David Villafane/Staff)

Comenzó a desarrollar la propuesta, planes de manejo y otros documentos para verano de 2020, pero por la pandemia del COVID-19 y el confinamiento que se ordenó, tuvo que ponerlo en pausa por un tiempo. No obstante, “continuamos en las propuestas, las reuniones, recogiendo firmas en la comunidad, y orientando a la comunidad de qué era el proyecto y si estaban de acuerdo o no”.

“Las personas, al saber que íbamos a hacer un mariposario, que es algo único y terapéutico, literalmente, porque las personas vienen a relajarse, pues recogiendo las firmas, la gente se emocionaba y firmaba, ‘¡qué brutal, qué bueno! Vamos a hacer algo nuevo para la urbanización’. Siempre estuvieron apoyando en todos los sentidos”, comentó.

Finalmente, en enero pasado, comenzó la construcción, poco a poco, “porque no hay dinero para hacerlo todo de cantazo”. Sin embargo, comenzó a vender un kit, “un vasito con una oruguita que se le vende a la persona, para que aprendan y tengan la experiencia de ver el proceso completo de la metamorfosis de la mariposa”, y así pudo recaudar dinero suficiente para poder culminar la primera fase del mariposario.

Los asistentes tienen la oportunidad de ver todo el ciclo de vida de las mariposas.
Los asistentes tienen la oportunidad de ver todo el ciclo de vida de las mariposas. (David Villafane/Staff)

“Ahí comenzamos a recibir a las personas los fines de semana, sábados y domingos, en un período de 11:00 a.m. a 5:00 p.m., por cita previa, pues por lo del COVID no podemos recibir a tanta gente de cantazo”, agregó.

“Cuando las personas llegan al mariposario, primero le explicamos un poquito del proceso de metamorfosis de las mariposas; hablamos de cosas bien curiosas de una especie endémica de Puerto Rico, la mariposa Arlequín, o por su nombre científico Atlantea tulita. Es por eso que al mariposario se le da ese nombre, para crear esa conciencia de que tenemos una mariposa endémica, como el coquí y la cotorra (puertorriqueña)”, comentó sobre lo que ofrece el mariposario al visitante.

Abundó que cuando habla de especie endémica se refiere a una que solo se encuentra en un área específica, y en más ningún lugar del mundo. En el caso de la mariposa Arlequín, solo se encuentra en un área del oeste de Puerto Rico y está protegida.

En este punto, las personas pueden ver los huevos de una especie de mariposas a través de un microscopio, así como el detalle de las escamas en el ala de otra, recogida luego de su muerte natural. También pueden observar orugas, y crisálidas de mariposas diurnas, “que son las que solemos ver de día”, y nocturnas, “que son las que vemos de noche, algunas son las grandotas que solemos ver pegadas a las paredes de noche cuando prendemos las luces”.

Entretanto, Ian explica todo el proceso de la metamorfosis de estos Lepidópteros, que es el nombre científico del orden donde se agrupan las mariposas, tanto diurnas como nocturnas.

“Por último, hablamos un poquito de las mariposas más comunes de Puerto Rico. En Puerto Rico, mariposas diurnas tenemos cientos de especies. Las nocturnas son muchas más, no hay un número específico, hay que hacer más estudios sobre eso”, detalló, agregando que los lepidópteros son organismos importantes para la polinización de plantas, y además se les reconoce como bioindicadores, es decir, que “dependen muchísimo de su entorno” y son particularmente vulnerables a la contaminación del ambiente.

“Crear un espacio como este nos ayuda muchísimo a restablecer las poblaciones de mariposas en cascos urbanos, como el que estamos ahora, que es una urbanización. Es importante para poder repoblar toda esa área bien afectada por tanto cemento y tanta brea”, comentó Ian, aprovechando para hacer un llamado a tener más espacios con flores y plantas que permitan la subsistencia de especies animales.

Luego, ya dentro del mariposario, le esperan cuatro especies de mariposas, monarca puertorriqueña, cebra, del limón, y agraulis, que es “una anaranjadita pequeñita que se esconde y es más difícil encontrarla”.

En pocos minutos, pudimos observar una mariposa poniendo huevos en la planta que le sirve de hospedera, algo que no se logra ver con frecuencia, así como una pareja apareándose casi sobre nuestras cabezas. En otras palabras, entre plantas y flores, se puede ver todas las etapas del ciclo natural de esas mariposas, desde que ponen los huevos, hasta que acaba su vida.

Ian destacó que afortunadamente la comunidad ha acogido tan positivamente el mariposario que todos están velando para que no ocurra ningún tipo de vandalismo.

“Aquí si hace falta algo para el mariposario, se dice y aparece”. Además, fue construido de manera que si se acerca una tormenta, puede desmontarse todo y llevar los insectos a un lugar seguro mientras pasa el fenómeno natural.

Lo próximo, auguró Ian, será una expansión que permitirá tener más especies de mariposas y recibir más visitantes.

“Vamos a expandir el mariposario. Vamos a agrandar el área de vuelo 10 pies más. Y en los otros diez pies vamos a hacer un laboratorio. Y lo que se ve fuera del mariposario lo vamos a poder ver dentro del laboratorio, y muchísimas cosas interesantes más”, afirmó, con evidente optimismo. “No hemos terminado. Vamos a continuar”.

Justo al terminar la entrevista, llegó desde San Juan una pareja con su niño pequeño, y pudieron disfrutar de todas las explicaciones de Ian sobre los lepidópteros, mientras el pequeño observaba con curiosidad los huevos, orugas, crisálidas y mariposas.

Los interesados en visitar el Mariposario Arlequín, o en ayudar a su desarrollo, pueden contactar a Ian en la página de Facebook del mariposario, y allí pueden sacar su cita para una visita, aunque el mariposario dejará de recibir visitas por algunas semanas para hacer la expansión. También lo pueden contactar o enviar mensajes de texto al 787-206-1931.

Las visitas son gratis, puesto que el proyecto es una fundación sin fines de lucro, aunque aceptan donativos, y también tienen a la venta el kit antes mencionado para poder observar la metamorfosis de una mariposa.

“Mi mensaje para todos es, conservemos nuestros ecosistemas, creemos jardines para polinizadores que son sumamente importantes. Lo que se busca es que, en sitios llenos de cemento y casas, que no sea un ambiente natural, que impulsemos los jardines con flores, con plantas hospederas de mariposas, y crear esos ambientes superbellos para nosotros y superimportantes para las mariposas y otros polinizadores. Darle una oportunidad a la naturaleza”, exhortó el creador del Mariposario Arlequín.