Desde que era una adolescente, Keyra Rivera Hurel delineó su futuro y comenzó a dar los pasos concretos para lograrlo, superando una y otra vez lo que muchos consideraban que no sería posible.

Y no perdió tiempo. Por el contrario, más bien lo ganó, haciendo seis grados en tres años, e ingresando a la universidad con apenas 14 años, para luego completar también una maestría, y ponerse ahora, con 20 años, a las puertas de un doctorado, todavía con la meta clara de establecer su propia cadena de hoteles.

“Empecé mis estudios universitarios a los 14 años, en la UPR (Universidad de Puerto Rico) en Carolina, en administración de hoteles y restaurantes. No fue algo planeado. Lo que pasa es que adelanté grados en una escuela en Bayamón, pero es una escuela para adultos que no han terminado estudios”, explicó Keyra sobre el proceso que la llevó a entrar tan jovencita a la universidad.

Contó que cuando tenía 12 años y estaba en sexto grado, a su mamá le diagnosticaron artritis reumatoidea, una enfermedad que “la limita muchísimo” y hace que no tenga fuerza en las manos, por lo que no le quedó más remedio que asumir muchos roles en la casa.

“Tomé las riendas en la casa, y me desenfoqué en la escuela. Estaba cansada y no cumplía con las tareas. Pero en la escuela me conocían desde pequeña y se dieron cuenta que pasaba algo y pidieron una reunión con mi mamá. Le dijeron: ‘mira, ella no era así, era estudiante de A, ¿qué le pasa?’”, recordó.

Entonces le recomendaron asistir a la escuela para adultos, donde se hace un grado por semestre.

“En un año haces dos grados. Así que hice 7mo y 8vo en un año, 9no y 10mo en otro, y 11mo y 12mo en otro. Hice seis grados en tres años. Y me gradué de escuela superior con 14 años, en mayo de 2014”, relató. “Ahí me dije, ‘¿y ahora qué?’”.

Hizo los exámenes del College Board y aunque tenía buenas notas, se aseguró que fuera suficiente para el promedio que exigía la UPR, que era el destino que tenía en sus planes.

“No tenía otra visión que no fuera la UPR de Carolina, en administración de hoteles y restaurantes. Era mi visión desde niña, de tener mi propia empresa”, comentó.

El proceso, sin embargo, se complicó por otros asuntos burocráticos. Había tomado el College Board en febrero de 2014, aun sin terminar por completo el grado. El proceso en la universidad comenzaba en marzo, así que no tenía todo completo, y le llegó la notificación de que le habían denegado la aceptación porque faltaban documentos, entre ellos la transcripción de créditos.

Fue un tropiezo momentáneo que le causó pesar, pero Keyra no echó a un lado su sueño. Y su perseverancia rindió frutos. Finalmente, pudo llevar esos documentos y la universidad la aceptó.

Entre 2014 y 2018 hizo su bachillerato en administración de hoteles y restaurantes, con una doble concentración, en administración de hoteles, y en alimentos y bebidas. Esa última, explicó, está más enfocada en servicios de restaurante, ‘catering’ o barras.

“Como tenía 14 años, hice los dos a la vez. Y luego volvió la pregunta de ¿a dónde voy ahora? Una de las metas que tenía pasó antes de lo que pensaba”, sostuvo.

Keyra hizo seis grados en tres años, graduándose de escuela superior con 14 años de edad.
Keyra hizo seis grados en tres años, graduándose de escuela superior con 14 años de edad. (Suministrada)

Tomó el examen de escuela graduada pensando en su sueño de la cadena de hoteles y se trazó la meta de estudiar negocios internacionales. Y aunque quería hacerlo en el recinto de Río Piedras de la UPR, no pudo hacerlo porque el proceso ya había cerrado para cuando tomó sus exámenes en junio.

Como no quería pasar un año sin estudiar, buscó opciones en la Universidad del Este, pero tampoco pudo entrar, por asuntos de la edad. Finalmente, “terminé en la UMET (Universidad Metropolitana), que es ahora Ana G. Méndez en Cupey. Hice una maestría en comercio internacional”.

Keyra reconoce que no ha sido un proceso fácil y mucho menos libre de tropiezos.

Tampoco faltaron las personas que, lejos de alentarla, le decían que estaba saltando etapas y perdiendo tiempo que debía usar para otras cosas.

“Me decían que no era mi espacio, que debía estar con gente de mi edad. Pero desde niña yo siempre estaba con personas de más edad. Y en realidad pude hacerlo, y vivir las etapas. Fui presidenta en cuarto año, aunque solo fueran seis meses y eran compañeros de más edad. Hicimos todo, graduación, todo. Así que no siento que me perdí de nada, no siento que perdí etapas”, sostuvo.

“Además, aunque estudio, yo también jangueo. Es cosa de balancearlo. Tienes tus metas claras, y sí, un fin de semana no salía por los trabajos, pero el otro me iba a janguear. Así que no me pierdo nada. Sigo buscando mis metas, y sigo disfrutando de mi vida”, agregó.

Admitió, sin embargo, que al comenzar la universidad no se atrevía a decir su edad. “No fue hasta tercer año, que tenía 16, que me dije: ‘bueno ya puedo decirlo’”.

“Y tuve momentos fuertes en la universidad, en que salía llorando y pensando ‘¿En qué me metí?’. Pensaba que tenía una A, y luego era una F. Hay clases que tuve que repetir, pero al año siguiente saqué A. Siempre hay altas y bajas, pero al final lo logré”, comentó con tono de orgullo.

Afirma que, en cualquier caso, los comentarios negativos “de que no puede hacer esto o aquello, pues me motivaban más a seguir adelante y demostrar que podía hacerlo”.

Keyra reconoce que aunque los estudios de maestría resultaron útiles, no eran exactamente lo que quería, pues “mis planes eran más dirigidos al turismo, y esa carrera se enfoca más en comercio y exportación de productos”.

“Mi meta es tener una franquicia de hoteles. Yo sé que todo empieza desde abajo. Así que quisiera que, luego de abrir mi primer hotel en Puerto Rico, que crezca y se pueda agrandar el negocio”, explica con un contagioso tono de seguridad.

Pero hay más en ese proyecto para el primer hotel, pues Keyra espera que el mismo sirva para dar empleo y años de experiencia para quienes estén estudiando ese campo, de manera que no pasen por los constantes rechazos que atravesó.

“Mucho de lo que me limitaba era la edad. No creían que tuviera la suficiente edad para hacerlo, en la maestría, en los trabajos, porque no tenía la experiencia, era muy frustrante. Me decían que la experiencia valía más. No veían mi punto de vista para darme una oportunidad”, explicó.

“Así que mi plan de hotel no es que sea grande, pero sí que sus empleados sean estudiantes que no les dan oportunidad, para que no se le cierren las puertas como me pasó a mí”, afirmó.

“Esos estudios requieren prácticas al final. Tienes que completar, por lo menos en la UPR Carolina, tres prácticas, cada una de 200 horas. Son por lo menos tres meses en eso. Y quiero que la práctica no sea solo una práctica, sino que pueda convalidarte como años de experiencia, y así no te limitan tanto cuando vayas al otro nivel, y vean que tienes los años de experiencia que muchas empresas requieren”.

Pero antes, o quizás al mismo tiempo, irán los estudios de doctorado, pues a Keyra ya la aceptaron en la universidad Ana G. Méndez en Gurabo, en gerencia de sistemas de información.

“Estoy mezclando, pero es algo acorde con mi plan. Se enfoca, como es de sistemas, en buscar solución a problemas globales de las empresas. Va a lo gerencial de los sistemas informáticos. El plan para el hotel era al terminar la maestría, pero vamos a ver cómo se da con el doctorado”, explicó, otra vez dejando escuchar su ilimitado optimismo.

Anticipa que el doctorado pueda tomar cuatro años, y en ese periodo espera que “el hotel crezca y dé frutos”, aunque reconoce que con toda la crisis generada por la pandemia del coronavirus “todo se ha paralizado”.

Por lo pronto, ya le tiene puesto el ojo “a varios sitios, por Condado, cerca de la playa, a ver si podemos hacer el hotel. Quiero que también tenga un restaurante, en un lugar céntrico, turístico”.

Keyra no quiso terminar la entrevista con Primera Hora sin enviar un mensaje a otros jóvenes estudiantes.

“En los tiempos que andamos, mucha gente se desanima con todo lo que está pasando, las puertas que se cierran. Pero la peor competencia son los límites que se pone uno mismo. Si te pones las metas claras, das la milla extra, sales de la zona de confort, puedes lograr la meta que sea, y a la edad que sea”, afirmó, otra vez desbordando su contagioso optimismo.

“Si quieres algo, tienes que buscar el camino, dejar de hacer lo mismo, y dejar de mirar atrás. Mirar al futuro y seguir escalando. Si tienes tus metas claras, sigue adelante”.