El pueblo trabajador se indignó. El dolor y frustración de la clase obrera del país se hizo sentir a través de una multitudinaria manifestación como parte del paro nacional convocado para protestar en la Milla de Oro, en Hato Rey, en contra de las medidas de austeridad propuestas por la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) y el Gobierno de Puerto Rico.

El calentamiento de motores para la jornada de protestas -que conmemoraron el Día Internacional del Trabajador- comenzó desde temprano en la mañana en seis áreas destinadas de la zona metropolitana desde donde organizaciones sindicales -así como entidades civiles y estudiantiles- marcharon a partir de las 11:00 de la mañana hasta el punto de encuentro pautado por la organización Pueblo Unido.

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El gran junte se dio en la zona bancaria, a poca distancia del edificio Seaborne, donde están ubicadas las oficinas de la JSF creada por el congreso de Estados Unidos para controlar las finanzas del gobierno de Puerto Rico, el cual tiene sobre los hombros una pesada deuda pública de sobre $70 mil millones que llevaron al país a la quiebra.

Niños, jóvenes, adultos, pensionados -manifestantes de todas las generaciones- unieron sus voces para expresar su repudio a lo que llamaron en múltiples ocasiones “complicidad entre el Gobierno y la Junta”  para propulsar medidas que reducen los derechos laborales, como lo son la mesada por despido injustificado, el Bono de Navidad, la reducción de licencias por vacaciones y enfermedad tanto en el sector privado como público, entre otras. Pero también mostraron rechazo hacia la reducción en el pago de retiro de pensionados, al cierre de escuelas del sistema público, al programa de “vales educativos” y a las escuelas chárter, así como el traslado de confinados para enviarlos a cárceles de Estados Unidos.

Por ejemplo, en la avenida Ponce de León, frente a la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, estaban congregados universitarios representando a los 11 recintos del primer centro docente del País, una institución en la que los estudiantes enfrentaron horas antes la noticia de que para el próximo agosto el costo de los créditos para estudios subgraduados aumentará de $56 a $115.

“Quieren desmantelar nuestra Universidad, pero no lo vamos a permitir… esta gente de la Junta y el Gobierno están haciendo esto porque saben que un pueblo educado es una amenaza para un político  corrupto. ¡Y tienen miedo! Por eso ya no es opción, tenemos que luchar”, dijo la joven del movimiento estudiantil, Verónica Lugo.

Los profesores también mostraron coraje para hacer expresiones de rechazo hacia las decisiones administrativas que suponen un trastoque al sistema universitario.

“Tanto los planes de la Junta como del Gobierno son dañinos y destructivos… esos recortes al presupuesto y esas medidas de austeridad que proponen van a quebrantar a nuestra Universidad y provocarán el desplazo de muchos empleados y profesores, además de afectar a los estudiantes pobres del país… por eso tenemos que continuar en pie. Si sacamos a la Marina de Vieques, perteneciente a la nación más poderosa del mundo (Estados Unidos), ¿por qué no vamos a sacar a la Junta de Control Fiscal?”, dijo el presidente interino de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU).

Varios kilómetros más adelante, en donde está localizada la sede central del Departamento del Trabajo, estaba el colectivo Jornada Se Acabaron Las Promesas, donde varios manifestantes recurrieron al arte teatral para expresar su inconformidad con los políticos de la Isla y con los miembros del ente federal.

La oferta incluyó la participación de la Unidad de Operaciones Tácticas de los Payasos Policías, un grupo que se creó durante la huelga universitaria de 2010 como parte de un esfuerzo artístico para aliviar las tensiones generadas en el conflicto.

Casualmente, en esta zona era evidente un amplio contingente policial en diversos perímetros establecidos por el Departamento de Seguridad Pública que dirige el secretario Héctor Pesquera, quien había adelantado previamente el despliegue de más de 1,100 agentes para la concentración. Hasta ese momento, el pico del mediodía, las manifestaciones concurrían con normalidad y sin eventos violentos, como los suscitados en horas de la tarde cuando se caldearon los ánimos entre los que ejercían su derecho a la protesta y miembros de la Uniformada que estaban llamados a garantizar la seguridad de los participantes.

Desde las calles aledañas al estadio Hiram Bithorn, - desde donde marcharon los miembros de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (Utier) y la Unión General de Trabajadores (UGT)- un grupo de obreros retirados también hizo sentir su frustración, particularmente, por la alta posibilidad de reducción que verán en los cheques de sus pensiones, tal como establece el recién aprobado plan aprobado por la JSF.

“Verdaderamente, nos quieren quitar más dinero sin considerar que ya nos habían quitado y encima quieren aumentar la luz, el agua, los peajes. Ya no podemos más, siempre le quieren quitar a los menos que tenemos”, dijo la empleada retirada del Departamento de la Familia doña Ana Cano, quien caminó poco a poco, pero a paso firme, agarrada de su esposo Rafael Márquez, también retirado (Educación).

Otro maestro pensionado que caminó y luchó por sus derechos -pero desde las oficinas centrales del Departamento de Educación- fue Joaquín Chévere Rivera. Lo hizo, según dijo, para defender su pensión y la educación pública del País.

“Estoy aquí como maestro retirado defendiendo a la escuela pública puertorriqueña que es el recurso más valioso que puede tener un pueblo… es un crimen lo que están haciendo en dos años al cerrar tantas escuelas. Y también estoy defendiendo mi pensión que nos la quieren robar”, dijo el caballero.

Mientras, líderes sindicales representantes del Frente Amplio en Defensa de la Educación Pública (FADEP), expresaron su rechazo a la secretaria Julia Keleher, a quienes pidieron la renuncia a través de una resolución que se leyó al público y en el que se resaltó el salario de ésta, quien devenga un cuarto de millón al año ($250 mil).

“Aquí estamos expresando nuestra indignación hacia lo que está ocurriendo con toda la supuesta reforma educativa que eso sólo es un saqueo…”, dijo la líder magisterial Eva Ayala.

Luego, al encontrarse todos los grupos, varios de los líderes que ya se habían expresado durante la marcha, subieron a la tarima principal de la actividad para repetir sus discursos de indignación y lucha.

La ocasión sirvió también para la puesta en escena de varios grupos musicales, entre éstos el rapero Mala Cara, quien antes de entonar sus frases rítmicas instó a los manifestantes a no dejar caer su posición combativa tras finalizada la jornada del día. “Tenemos que hacer sentir la presión. Que ellos se sientan hasta el cuello, así como nosotros nos sentimos”, dijo.

La invitación del artista ocasionó una ovación del público donde se ondeaban decenas de banderas puertorriqueñas y se cargaban pancartas con mensajes de repudio a la JSF y el Gobierno, entre ellas una que leía: “!De la Junta líbrame Dios, que de los huracanes me libro yo!”.