La idea nació de su interés en promover el amor patrio. También, de fomentar la curiosidad por conocer más de nuestra cultura.

Kimberley Krystal Acosta Díaz rememora cuando en sus caminatas por el Viejo San Juan, donde reside, observaba que ninguna de las chiringas que volaban numerosas familias en los predios de Castillo San Felipe del Morro, mostraba diseños de su tierra natal.

Artesana de profesión, y con un bachillerato de educación con concentración en artes, sintió la motivación de crear una alternativa que cumpliera con su interés.

“Yo caminaba por El Morro y me daba cuenta de que había mucha chiringa con diseños de dragón, de mariposas, pero nada de Puerto Rico. Estudié para maestra de arte y hago joyería, y un día me dije ‘vamos a hacerlas, para que despierten en los niños la curiosidad por la historia nuestra’ ”, recordó sobre el deseo que se originó en 2018.

“Mi bachillerato incluye las artes en general, pero no tenía artes gráficas, así que tomé un curso en la Liga de Arte (San Juan). Ahí hice el diseño de la etiqueta del empaque”, recordó sobre su intención de adquirir más conocimientos para crear los dibujos, aunque actualmente, los trabaja en colaboración con otros artistas. Una de las razones es por la pérdida de su visión periférica por una operación de un tumor que sufrió en su niñez. “Solo veo para el frente. No veo para los lados”, confesó.

Materializar su proyecto fue más complejo de lo que imaginó, en especial porque tenía en mente que cada chiringa fuera confeccionada de tela, en la Isla, con ilustraciones de artistas boricuas, en imprentas del país. Pero se encontró con la barrera de los altos costos en manufactura a nivel local.

“Quise hacer toda la producción local. Estuve dos años y medio sin poder hacer nada porque llamaba a las imprentas de Puerto Rico a ver quién podría hacerlas, pero no había alguna que la imprimiera en ese material”, confesó sobre el producto de nilón. “Tampoco aquí conseguí los tubitos de los terminales”, lamentó. La falta de apoyo de artistas locales se sumó a su frustración.

El interés de crearlas de tela surgió por la intención de brindar una alternativa duradera. “Los zafacones frente a El Morro están llenos de chiringas plásticas que lo que duran es una sola usada”, mencionó. “Las mías son más duraderas, son más resistentes a los vientos de El Morro, que son muy fuertes”.

Sus esfuerzos y la persistencia le permitieron abrir su página digital chiringas.com para la venta de sus productos. En junio de este año hizo su primera venta.

“Viene con el bulto para cargar en la espalda, el carrilete de buena calidad con hilo. La chiringa tiene los tubos de fiberglass”, dijo sobre la mercancía con precio de venta a $25, más IVU. Los cinco diseños que promueve inspirados en Puerto Rico son Boricua aunque naciera en la Luna, El perro de piedra de San Jerónimo, El Chupacabras vs la Gárgola de Barceloneta, Jibarito es el coquí: Monoestrellada es la bandera y Amo mi isla. A futuro, trabaja en el diseño de una inspirada en los Tres Reyes Magos, en colaboración con una artista de Juana Díaz.

Aunque por acuerdo del cliente accede a la entrega presencial en las cercanías de El Morro, las chiringas también están disponibles para envío por correo por una cantidad adicional.

Continuar expandiendo la oferta de ilustraciones inspiradas en su orgullo puertorriqueño pesa como prioridad. Pero como emprendedora, incluye en su página web diseños comerciales que no se relacionan con la colección inspirada en su tierra natal, como las de doble línea, las de animales con luces LED y las que son para colorear, entre otras. Entre sus planes figura proveer la alternativa de personalizarlas al gusto del cliente.

Consciente de que el precio de la colección de diseños con estampas de Puerto Rico puede no resultar accesible a todo consumidor, también promociona alternativas menos costosas. “Tengo chiringas más económicas de tela reusables, pero con diseños no locales”, dijo. “No me limito. Los niños buscan sus personajes favoritos (caricaturas, superhéroes, etc.)”.

Aunque todavía trabaja en que su anhelo comercial despegue con fuerza, la empresaria valora lo aprendido en el proceso. “Me enseñó que hay que confiar en uno mismo, que si Dios pone algo en ti es porque tú lo puedes lograr. Aprendí a no estar buscando validación externa para tomar decisiones, porque mucha gente no apoyaba la idea”, reflexionó la artesana.

“Tengo unas limitaciones visuales, pero si uno se lo propone y mantiene el enfoque en lo que puedes hacer, y no en lo que no puedes, aprendes que sí puedes lograr muchas cosas. Tengo un compromiso de echar esto para adelante para que vean que, si uno lucha, las cosas las logras. Es mejor es intentarlo”.

Para más información, accede a chiringas.com o escribe a Chiringaspuertorico@gmail.com.