Kimmey Raschke lleva al señor a todas partes
Raschke no cree que los valores vengan con la religión.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Tiene el nombre de una niña colombiana que su padre y su madre conocieron en una cruzada evangelista, su meta era ser una “gran periodista televisiva”, le gusta su color de pelo de un rubio casi blanco y nada le quita el sueño porque ha aprendido “a descansar en el Señor”.
Kimmey Raschke no cree que los valores vengan con la religión, pero vive orgullosa de que la hayan criado “amando a Dios sobre todas las cosas” y, entre sus actividades para sentirse bien está, por supuesto, ir a la iglesia. Ése fue el lugar que escogió para la entrevista.
“Mi niñez fue de cruzadas evangelistas, de viajar a muchos países del mundo, de pasar muchos días de Reyes entregando juguetes a niños desventajados, y eso te forma carácter”, observó la senadora del Partido Nuevo Progresista.
No cree que las múltiples actividades religiosas le hayan arrebatado vivencias típicas de la niñez porque, según ella, sus padres le dieron espacio para que ella y su hermana fueran “niñas normales”. “Me llevaban a Disney”, recordó.
Aunque agradece la crianza en ese ambiente cristiano, no cree que la vergüenza y los valores sean obra de la religión. “La gente confunde eso. Eso se aprende en el hogar, no importa a la iglesia que vayas, no importa si no vas a la iglesia”, señaló.
Como no es una wonder woman, según ella misma dijo, ha tenido momentos en que la fe se le ha debilitado.
“Todos tenemos momentos donde dudamos y momentos donde llega la tristeza, el desaliento, como cuando a mi mamá le diagnosticaron cáncer y le dijeron que le quedaban tres semanas de vida. Eso es una noticia que te sacude y te pone a pensar dónde está Dios”, admitió al recordar la “prueba” de la enfermedad de su madre y su fallecimiento.
En su día a día está Dios. Y eso, incluye, sin duda, su trabajo como legisladora. “Soy un ser humano normal que tengo mis principios de fe y practico mi fe, que no me avergüenzo de ella, y que cuando hago mis trabajos busco una dirección de Dios”, indicó al señalar que eso no significa que imponga sus creencias. “Nosotros no podemos imponerle nada a nadie”.
Criticó, eso sí, que se tenga la idea de que los cristianos son buenos solamente para estar en la iglesia, entre cuatro paredes. “Siempre se nos ha menospreciado de que son aleluyas y están allá metidos en la iglesia, enajenados de la realidad. La Iglesia tiene profesionales, gente preparada... ¿que tenemos una fe?, claro; ¿que tenemos unos principios de vida?, claro que los tenemos; ¿que los defendemos?, los vamos a defender”, dijo la hija del reverendo Jorge Rashcke.
¿Es posible mantenerse “limpio” en un ambiente tan contaminado?
Sí, es posible. Tienes que pagar un precio y a lo mejor no eres aceptado en todos los espacios.
De todas formas, ser rechazada no le duele porque ella quiere “ser aceptada primeramente por el Señor”.
Como antes de entrar a la política fue periodista, ha desarrollado, según ella, un “olfato contra la mentira”. “(Los periodistas) sabemos cuando un político nos está engañando, nos está mintiendo, nos está tratando de decorar el asunto”, expuso, distanciada de la clase a la que ella pertenece desde que obtuvo el escaño.
Reconoce que, por ser mujer, la política es “tres veces más difícil”. “En este ambiente prevalece mucho el machismo, donde nosotras las mujeres tenemos que esforzarnos el triple de lo que hace un hombre. Un hombre puede ir en mahones y camisa al Capitolio y nadie dice nada, pero si nosotras vamos mal vestidas, sí”, afirmó.
Le gusta arreglarse y verse bien vestida –sobre todo con zapatos de tacón– pero eso es algo “de toda la vida”.
“Ahí le tengo que dar crédito a mami”, declaró al señalar que todavía recuerda la primera cartera que recibió de niña, roja y comprada en Río Piedras.
También recuerda las pamelas que le ponía su mamá en los días gloriosos de Clamor a Dios. A ella y a su hermana Kathy.
¿Tiene enemigos en la política?
En todas partes uno tiene gente que te ama y gente que no te quiere. No me gustaría llamarlos enemigos. Estamos llamados a bendecir aun a nuestros enemigos.
Tras el rechazo público de Jorge Santini, la senadora optó por aspirar a un escaño por acumulación y, camino a las primarias, está segura de que prevalecerá.
“El pueblo decide, es un pueblo sabio”, expresó.
Fanática de las lecturas relacionadas con su línea de fe, la legisladora escribe un libro sobre sus experiencias de vida, unas vivencias que, para ella, han sido muchas. “Espero terminarlo antes de que termine este cuatrienio”, adelantó.
De los días tormentosos en que se ventilaba en el tribunal y en los medios noticiosos la separación de su padre y su madre en medio de disputas económicas, salió fortalecida.
“Todo eso ya pasó”, dijo sobre el divorcio que desató una batalla emocional por sus “dos grandes amores”.
En estos momentos puede sentarse a la mesa con su padre.
“Me tomó tiempo sanar, no fue de un día para otro. Puedo decir que amo profundamente a mi padre. Fue difícil y de mucha batalla y dolor”, recordó, distanciada ya de la época en que ella y su hermana entraban y salían del tribunal abrazadas a su madre. “No podía dejar de amar a cualquiera de los dos”.
Tan sana está que ya no le duele y cree que Raschke, el apellido alemán de su padre evangelista, es “un apellido de honra”.