La boricua que alimenta con comida y amor a miles de familias en EE.UU.
Elda Devarie, empresaria de Río Piedras en Maryland, une su negocio con una misión solidaria.
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Nota del editor: La serie Boricuas en la Luna destaca las historias de los puertorriqueños que han extendido las fronteras de la Isla al establecerse por el mundo, cargando con nuestra bandera, cultura y tradiciones.
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Entre los miles de puertorriqueños que residen en Maryland, una mujer destaca por su incansable labor solidaria tanto en su comunidad como en Puerto Rico. Elda M. Devarie Pérez, natural de Río Piedras, pero residente de ese estado desde 1990, dirige EMD Sales, una próspera empresa distribuidora internacional de alimentos ubicada en la ciudad de Baltimore.
Pero, su compromiso va más allá del mundo empresarial: también lidera “Bolsas de amor” (Bags of Love), una organización sin fines de lucro creada en el 2009, que se dedicada a combatir la inseguridad alimentaria y que tras el paso del huracán María, brindó ayuda vital a numerosos puertorriqueños afectados por el desastre.
“Bolsas nació de un artículo en el periódico El Tiempo Latino, un periódico latino local”, recordó Devarie Pérez. “Ellos estaban hablando de que en ese momento —lo que ellos llaman acá el food bank, un lugar donde la gente puede buscar alimentos a un precio súper módico— estaba en una crisis, donde no había comida para poderle dar a esas familias que necesitaban”.
Al leer la nota, Devarie Pérez no dudó en actuar. “Llamé al editor y a una amiga que trabaja en el periódico, y les dije: ‘Yo tengo comida, ustedes tienen los medios de comunicación, ¿por qué no nos unimos y hacemos algo por la comunidad?’”.
De ese encuentro espontáneo surgió una iniciativa solidaria. “Nos sentamos juntos, esos amigos, y hablamos. El editor en aquel momento, que se llamaba Alberto Avendaño, lo bautizó Bolsas de amor”.
Así nació la organización. “Este grupo de amigos creamos Bolsas de Amor, hablamos con nuestros suplidores de EMD Sales. Empezamos con 300 bolsas de comida. Empezamos chiquito y, gracias a Dios, hemos ido creciendo a través de los años, y a través del auspicio de tantas organizaciones que nos bendicen con sus donativos económicos y de productos”.
De bolsas a cajas
“Este año hicimos el gran evento para 1,100 familias, a quienes les entregamos una caja de alimentos no perecederos que pesaba alrededor de 50 y 60 libras”, detalló Devarie Pérez a través de entrevista telefónica. “También recibían una tarjetita de regalo para un supermercado local de $50”.
Con evidente emoción en su voz, la emprendedora de 63 años reconoce cómo ha evolucionado la iniciativa: “Esa bolsita de amor, que ya no es bolsita, ahora es una caja, pesadita, la hacemos con mucho cariño en los tres estados: Virginia, Maryland y Washington, D.C.”.

El alcance del programa también ha crecido considerablemente. “Tenemos alrededor de 30 localizaciones donde las familias seleccionadas pudieron ir a recoger cerquita de su casa”, declaró la empresaria graduada del Recinto Universitario de Mayagüez, quien llegó a Estados Unidos en el 1987, siguiendo la carrera militar de quien era su esposo en aquel momento.
Devarie explicó que, aunque “Bolsas de amor” se mantiene activa todo el año, el evento principal de la organización se lleva a cabo en marzo.
“¿Por qué en marzo? Porque en ese mes hay mucha necesidad. Hay mucho donativo y ayuda a la comunidad en los meses de Acción de Gracias y Navidad, pero en enero, febrero y marzo esas actividades bajan”.
Además, señaló que el clima es un factor importante. “Tenemos invierno acá, y se hace bien difícil organizar una actividad que, en muchas ocasiones, requiere que la gente maneje hacia el lugar. Si hay nevada o mal tiempo, se complica”.
Por eso, marzo se convierte en el momento ideal. “Una semana durante ese mes invitamos a todos nuestros auspiciadores al almacén de EMD Sales, donde llenamos las cajas. Es un evento alegre, donde empacamos los alimentos con el amor de todos los voluntarios”.

Las familias seleccionadas para recibir ayuda son identificadas por organizaciones caritativas, iglesias, escuelas y centros comunitarios. “Ellos nos dan recomendaciones de familias que estén teniendo una dificultad alimenticia, estén teniendo problemas económicos, hayan perdido su trabajo, haya un problema de salud severo en la familia”, dijo.
El impacto del programa sigue creciendo cada año. “Este fue el año que más hemos impactado. Este año fueron 1,100, el año pasado fueron 1,000. Todos los años tratamos de expandir el programa en el número de familias o incrementar el dinero en la tarjetita de regalo, cuestión de que ellos puedan comprar los productos perecederos como leche, huevo, queso, carnes, cosas que no podemos poner dentro de la cajita”, declaró, quien desde que arrancó esta hermosa entidad ocupa la posición de presidenta.
Se crean lazos tras el paso de María
“Bolsas de amor” fue una de las organizaciones que ofreció ayuda tras el paso del devastador huracán María por suelo borincano.
“Fue una cosa que nos tocó a todos los que estábamos acá en la diáspora. La movilización de María fue espectacular. Nosotros mandamos Bolsas de amor a Puerto Rico para las navidades del 2017 y eso fue una labor de amor que se hizo aquí en esta humilde empresa con tantos voluntarios, gente de tantos países, de tantos lugares. Llegamos a nuestra isla para repartir nosotros. Fue un trabajo duro acá en la diáspora, pero cuando llegó allá a Puerto Rico, fue una cosa tan bonita; los donativos no se perdieron, llegaron a los pueblos, a los barrios”, recordó con emoción.
Tras esa inolvidable experiencia, surgieron lazos nuevos y profundos entre los puertorriqueños en la diáspora.
“Son recuerdos bonitos y tristes a la vez”, opinó. “Tristes, porque sufrimos por ustedes; pero también bonitos, porque esa situación nos unió, nos levantó. De ahí nacieron muchas organizaciones puertorriqueñas, conectadas a través de las redes sociales. Hoy en día nos seguimos apoyando mutuamente. La isla sabe que aquí estamos, disponibles para lo que necesiten. Y si, Dios no lo quiera, ocurre otro desastre, sé que la gente se activaría de inmediato para ayudar nuevamente”.
Desde entonces, su compromiso con Puerto Rico no ha cesado. “Hemos continuado haciendo obras sociales en la isla, especialmente en aquellas comunidades que aún necesitan apoyo. Y así seguimos, calladitos, sin hacer mucho ruido”, comentó esta boricua, quien ha sido reconocida en múltiples ocasiones por su labor solidaria tanto por la comunidad como por gobiernos locales en distintas ciudades de la región.
Sobre EMD Sales
Lo que comenzó en 1991 como una pequeña operación desde la parte trasera de una minivan, vendiendo productos alimenticios internacionales, hoy es una compañía con un almacén de más de 153 mil pies cuadrados. El espacio incluye oficinas, áreas de almacenamiento para productos a temperatura ambiente, refrigerados y congelados. Esta evolución es testimonio del ímpetu y la dedicación que han sido clave en el éxito de esta boricua en Maryland.
“MD Sales nació de mirar el mercado y decir ‘están todas estas personas de todos estos países que quieren comer los alimentos que ellos conocen de su país, esa nostalgia de comer nuestra comida deliciosa y cómo la pueden encontrar en los Estados Unidos’, eso fue lo que me motivó a mí inicialmente a comenzar el negocio”, explicó.
Actualmente, la empresa distribuidora abastece a comercios en toda la región del Mid-Atlántico, que incluye Maryland, Washington D.C., Virginia, Delaware y Pensilvania. Además, mantiene relaciones comerciales con empresarios en otras partes de Estados Unidos.
“Entre mis productos hay productos alimenticios, pero también tenemos cerveza y vinos de algunos países. Tenemos el gran honor de ser los distribuidores oficiales de [la cerveza] Medalla en Virginia, DC y Maryland”, afirmó Devarie.
“Vendemos productos de alrededor de 15 países. Es bien diversificado y eso nos ayuda a conocer gente, compartir cultura, sabores y tener amigos a través de todo el mundo, que es una cosa bien bonita”, añadió.
¿Eres o conoces de algún boricua que vive fuera de la isla y quiere contar su historia? Escribe a historiasph@gfrmedia.com.