Más allá de un acto de romanticismo y de  hacerse visible la unión de decenas de parejas del mismo sexo en una boda colectiva,  el evento celebrado ayer representa la validación de derechos legales, como el derecho a  heredar y  adoptar, que antes les eran negados.

Hasta para morir, la persona puede determinar si se desconecta a su pareja.

“Creo que es un adelanto enorme en términos legales y sociales. Hay derecho a que todo el mundo sea protegido bajo la ley. Finalmente se reconoció que las parejas del mismo sexo pueden tener los mismos derechos que las parejas heterosexuales  porque  no permitirlo es un acto discriminatorio”, expuso la abogada y analista soberanista, María de Lourdes Guzmán.

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“Además las parejas del mismo sexo son contribuyentes. Tienen unas obligaciones frente al Estado, pero a la hora de reconocerle los derechos actúan de manera discriminatoria porque no estás de acuerdo con una orientación  sexual”, apuntó.

Hay unas leyes, señaló la letrada, que tienen que atemperarse a la decisión del Supremo.

“Antes no podían heredar de su pareja porque su unión no se  reconocía. Al reconocerse ese matrimonio, esa persona puede heredar. Lo mismo pasa con las adopciones, que parejas del mismo sexo no podían adoptar. Ahora no se puede sostener porque sería discriminatorio”, acotó.

“Una de las consecuencias forzosas es que voy a poder adoptar, heredar. Igual con el plan médico, ahora puede incluir a su pareja en el plan familiar”, apuntó la abogada.

¿Hasta para morir, si la pareja pide que se desconecte?

Hasta para morir. Se reconoce el derecho  de la pareja a  tomar esa decisión.

Al traste con las posiciones moralistas

"Todo el mundo tiene derecho a ser feliz y eso incluye el derecho a amar a la persona que tú quieras", expresó Guzmán.

"Ningún estado ni denominación religiosa tiene derecho a imponer su punto de vista por encima de otros sectores de la sociedad", agregó.

“Es lo que ha pasado aquí,  que un grupo de religiosos le quieren imponer sus puntos de vista y sus creencias a otros sectores de la población, como si ellos tuvieran la verdad agarrada por el mango. Eso tampoco se sostiene. Aquí nadie puede reclamar que posee la verdad. Tienes que ser justo con todas las personas de la  sociedad”, apuntó.

De acuerdo a Guzmán, la decisión del Supremo derrota estos planteamientos de carácter moral.

“De no haber sido por esa decisión hubiésemos seguido luchando contra una posición moral que es la que asumen los religiosos, que era las más obstruccionistas a que se diera este reclamo de justicia. La decisión tuvo el efecto de derrotar todos los demás argumentos homofóbicos porque aunque estos sectores sigan atacando  la decisión legal;  derrota el planteamiento moral. Le quita fuerza. Lo pueden seguir esgrimiendo, pero ya no tiene la misma fuerza porque un tribunal de Estados Unidos lo derrotó. Es una cuestión de justicia. El precepto moral y la postura moral no pueden prevalecer. Siempre hay espacio para la postura demagógica y retardataria”, observó.

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